martes, 29 de junio de 2010

Pensamientos rutinarios de un marinero


Otra vez el mar. Las olas golpean fuertemente nuestro viejo barco. ¿Encontraremos tierra al pasar el horizonte? Eso espero. El clima tampoco está a nuestro favor, este frío que hiela hasta los huesos hace que cada uno saque lo peor de si.

Lucio realmente me sorprende, es el único de la tripulación que aún conserva el buen humor. Realmente es envidiable; la falta de comida hace que todos lo perdamos, algunos más rápido que otros. Quizás, el estar alejados de las personas queridas también contribuya en esto.

Vuelvo a mirar el mar, por décima vez en el día. Tan calmo, tan equilibrado. El mar es traicionero; en el momento menos esperado puede darse vuelta. Y los planes hechos, quedan en cenizas. Odio que el mar me recuerde tanto a vos.
Adriana Salón

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