martes, 11 de septiembre de 2012

Metamorfosis


En que me convertí? Que es esto? Que son estos dedos raros? Mis dedos no eran tan largos y delgados, que ocurrió con mi cintura cuando de repente se engroso tanto?? Que ocurrió? No entiendo nada, todo era tan normal hasta ayer..
Recuerdo haberme despertado y haber sentido una ligera carga en mi tórax, pero por una u otra razón preferí no fijarme, simplemente le eche la culpa a los abdominales que había hecho. Pero, la carga se hacía cada vez más pesada a medida que las horas iban transcurriendo.. de apoco sentía que llevaba un caparazón gigantesco en mi pecho y mi espalda estaba mucho más sensible al tacto, podía sentir si hasta una plumita de 3 milímetros me rozaba, luego me encontré con que mi visión era mucho más precisa, de repente podía ver que ocurría a 1000 metros de distancia, como? Si yo usaba anteojos hasta ayer! Que ha ocurrido dios mío, alguien que me explique! Porque no recuerdo nada? Déjenme pensar un poco.. No, no recuerdo nada, que demonios ocurre, debe de ser una pesadilla. Si! Eso, una pesadilla, una horrible pesadilla de la cual en unos instantes despertare. Ahí está! Ya lo recuerdo, bueno, creo recordar. Ayer luego de mi hora diaria de bicicleta, hice unos cuantos abdominales, recuerdo que eran eso de las 15 horas, no, reconstruyo, quizá eran las 15:30, si, si, el sol estaba brillando en su máximo esplendor, ahora lo recuerdo bien, llegue a casa casi sin aliento y deje mi bicicleta atrás, por alguna u otra razón salte aquel gigantesco charco que bordea mi patio, y no suelo saltarlo, creo que fueron las energías de la bicicleteada, sí, eso habrá sido. Perdón, me desvié de tema. Entonces, entre a casa, me duche con agua fría, porque luego del ejercicio me gusta bañarme con agua muy muy fría, para aclarar mis pensamientos. Recuerdo haber salido de la ducha y subir a mi dormitorio, puse la alarma para que a las 17:00 ya este arriba con ganas de estudiar, eso! Tenía prueba de Literatura y todavía me hacía falta repasar un poco de Circe, de Cortazar, tenía que marcar una que otra cita, pero en esos instantes en los que por fin decidí recostar mi cabeza en la mullida almohada, la cabeza comenzó a.. Como explicarlo? Dar vueltas? Sí, creo que es la mejor forma de expresar aquella horrible sensación, se me partía verdaderamente, se me partía, sentía que se separaba en dos partes, le pedí a mi hermana Michelle que me trajera por favor una bayasparina, creía necesitarla. Acto seguido, yacía mi cuerpo durmiendo plácidamente como si no hubiera mañana, eso me contaron mis hermanitos, que dijeron que no me desperté hasta las 20.. realmente no recuerdo si fue que a las ocho estaba despierta o no, ya que no vi la hora, me desperté como nueva, sin embargo algo raro sentía, era como que si de repente mis pelitos del brazo hayan desaparecido, y mis uñas hayan desaparecido, me asuste, pero caí en que en realidad podía llegar a ser un sueño, de esos que se acaban en cuanto estas a punto de morir, o simplemente en el momento en que el amor de tu vida va a besarte como nunca lo hiso y despertas, pero no.. Nadie me beso, nunca morí en el sueño, solo estaba ahí, mirando mis brazos y aquellos largos y finos dedos que no dejaban de horrorizarme, paso una hora exactamente, va, o eso creo, unos minutos más o unos minutos menos, a ser sincera, no sé, lo único que se es que tuve el coraje de pararme para ver mi figura en el espejo, si.. Tome valor, me pare, pero no fue tarea simple, mis piernas eran una cosa inexplicable, bueno, inexplicable no, más bien tenían una forma peculiarmente rara.. Tenían como una especie de ranura la cual funcionaba como una pequeña bisagra, algo como rodillas solo que eran más notables de lo común, parecían las de una clase de cisne negro, el cual recién se despierta de un horrible sueño e intenta volar pero sus piernas se lo impiden. Entonces bien, me pare frente al espejo y realmente me costó asimilar lo que veía, mis pechos habían desaparecido, tenía tan solo una gruesa capa de algo, por así decirlo, si.. Algo muy viscoso, tan horrible de tocar y tan sensible que todo lo que lo rosase era motivo de risa o, en ese momento de fastidio, no podía creerlo, mi pelo? No había pelo alguno, mis 47 centímetros de largo y espeso cabello castaño como la nuez había desaparecido por completo, ya no había ni un solo mechón, estaba calva, bueno no sé si llamarlo calvicie, estaba pelada, entonces sí, mejor si, llamémoslo así, pelada, sin pelos, con la cabeza desnuda, si, como si de un cáncer se tratara. Seguía ahí, intentando despertarme del sueño, de aquel horrible sueño que había convertido mi apariencia en una extraña criatura, de aquel horrible sueño que ni un bidón de agua a menos 3 grados pudiera hacerme despertar, estaba encerrada en aquel estúpido cuarto, frente aquel estúpido espejo que lo único que hacía era mentirme, si! De eso se trataba, de una estúpida mentira, aquel inútil espejo intentaba jugarme una broma, pero no le iba a salir bien, por supuesto. Decidí tomar el toro por las astas, deshacerme de aquel infeliz que solo quería arruinarme la vida, lo coji entre mis manos y lo rompí contra el piso, el estallido y los vidrios que por la habitación volaron, e hicieron que uno caiga sobre mi áspero y gran rostro, formando así un gran tajo del cual no dejaba de salir sangre. Los ruidos alertaron a la familia, en menos de un santiamén, toda la familia estaba fuera de mi cuarto golpeando como locos, querían saber que le ocurría ala loca de Roxana, que ocurría que tantos ruidos había, jajá, por favor, de qué demonios me hablaban?  Por alguna extraña razón yo era un Cuasimodo en versión Roxana, y ellos lo único que querían era husmear? Claro que no, les deje en claro que todo estaba bien, que de un tarro se trataba, si.. Lo recuerdo, les grite que me dejen en paz que se cayó accidentalmente un tarro de lata donde mis cosas guardo, no se tranquilizaron para nada, porque a los 15 minutos subieron nuevamente, abrieron mi puerta y.. Demonios, que paso?! Porque no recuerdo que paso luego de aquel horrible acontecimiento, que ocurrió? quiero saber, porque nadie me habla? Porque nadie puede siquiera verme, nadie parece escucharme, es todo tan inusual..  Hoy almorcé con mama, pero parecía no verme, comí dos milanesas gigantes, y muchísima ensalada, me di cuenta que amo muchísimo la ensalada, decidí dejar la carne, llena tus arterias de asquerosa grasa que luego hace que tu sangre corra espesamente por los tubos de tu cuerpo, ag., que asco, pueden creerlo? Comiendo carne? No gracias, nunca más! Bueno, volviendo al tema que me compete, que me pasa?
Que soy? Que era? Qué ocurre? Preguntas sin respuestas que no dejo de hacerme y auto responderme que mañana algo nuevo ocurrirá, que algo nuevo en mi cuerpo aparecerá, y mi personalidad otra vez cambiada estará...
Sharon Padín 

jueves, 6 de septiembre de 2012

El ave

Corría el año 1923 cuando junto a mi marido decidimos mudarnos a Australia. Había surgido una gran posibilidad laboral y buscábamos nuevos aires. Él creó en sus años de juventud una empresa minera que se encontraba en pleno crecimiento.
Nuestra nueva hacienda se encontraba en el medio de la selva, teníamos todas las comodidades posibles, pero yo nunca dejé de temer por mis hijos, que eran pequeños y  nos encontrábamos muy lejos del pueblo para solicitar ayuda en caso de peligro.
Los caseros constantemente tenían que salir de noche y proteger a nuestros caballos, los animales salvajes no se acostumbraban a nuestra presencia y querían atacarnos, el olor a comida los tentaba. Un día llegó a entrar un coyote a nuestra casa, lo tuvieron que matar en ese instante para no peligrar la vida de alguno de los humanos, presenciarlo fue muy duro.
Las tribus primitivas locales sentían rechazo por los blancos, a lo largo de la historia habían sido tan maltratados que era comprensible. Aún así nosotros tratamos de acercarnos, de poder brindarles la ayuda que el gobierno no les proveía, como alimentos y agua que con la sequía no disponían y morían de desnutrición y deshidratación.  Pero nos resultó imposible, se mantenían reacios a ceder, aún en la necesidad.
Una madrugada uno de nuestros empleados, vio a una persona en la oscuridad sacar agua de nuestro aljibe a escondidas, lo creyó un ladrón y no se controló. Abrió fuego contra él, una reacción que nosotros repudiamos hasta el día de hoy. En medio de la conmoción y los gritos, nos percatamos que se trataba de un niño aborigen. Los padres lloraban, hablaban una lengua que yo no comprendía, no entendían que yo quería ayudarlos, darles la posibilidad de un médico. Aquel pequeño murió en brazos de sus progenitores. Sus ojos, tristes, esa mirada dulce, jamás la pude olvidar.  
Por la mañana su cuerpo desapareció, en cambio, nació un ave jamás vista, hermosa, llena de luz, que nunca se fue de la región. Cada vez que pasaba reconocíamos en sus ojos el amor por estas tierras. Transmitía mucha paz con sólo verla romper el viento con sus alas. 
Este magistral pájaro solía bajar a un manantial de los alrededores a beber, todos nos acercábamos a observarlo, pasábamos horas sentados allí en silencio. Con los meses, entre los nativos y los colonos fue creándose un ambiente de respeto mutuo y se desarrolló una incipiente amistad entre los pueblos que con el correr del tiempo se fue afianzando. 
La muerte del niño no fue en vano. Esa ave se transformó en un símbolo de paz, nos recordaba que las diversas culturas podemos convivir armoniosamente.  Esta historia fue contada por generaciones y generaciones, para inculcar desde jóvenes el sentimiento de unión y tolerancia.

Lara Colonna

La chispa de la vida

Fueron tantos los golpes que ya no podía sentir. Podía ver la sangre corriendo por mi piel, las marcas de sus uñas, de los puños, de todo lo que él encontró en su camino y lanzó contra mi ser, pero no me dolia por fuera: me habían roto el alma, y eso no me dejaba vivir. Luego de la degradación había quedado en el suelo, humillada, conteplando esos pares de ojos pequeños y asustados que me miraban desde la oscuridad del comedor. 'Frente a ellos no' le había dicho. Nunca le importó. Frente a ellos mostró su animal interior, desenmascaró a la bestia que siempre había tenido dentro, mostro sus garras sin verguenza. Frente a ellos, como tantas veces, me había atacado, pero esta vez bajo mis huesos quebrados había más que resentimiento.Esta vez mi sangre había comenzado a hervir. El frío en mi ser lentamente desaparecía,mientras recordaba todas las humillaciones que me habian hecho vivir. Desde que nací habia estado condenada a vivir en un mundo de hombres-bestia, que se desquitaban sobre mi. Un mundo machista en el que mis ideas no cabían y a nadie parecia importarle en lo más minimo lo que yo sintiera. Pero no iba a resignarme y ese día comprendí que la venganza iba a ser lo único que le daría un sentido a seguir viviendo. Una chispa de vida saltó en mi corazón. -Mamá tiene fiebre - le dijo un par de ojos al otro - Está temblando. Sí, tenían razón, la temperatura de mi cuerpo era altisima. Temblaba y transpiraba , creí que iba a morir. En los delirios de la fiebre vi pasar frente a mis ojos todas las golpizas que me supieron dar, y todo lo que me hicieron sufrir. Comprendí en ese momento que el fuego y solo el fuego podría borrar mi pasado y castigar a mis opresores. Entonces lo sentí. Un ardor intenso me inundó las manos, haciendome gritar. Al mirarlas las vi encendidas , convertidas ya en llamas que se extenderían luego por mi cuerpo. Comencé a quemarme y a quemar todo lo que había a mi al rededor. Me extendí por toda la casa, lo encontré a él y lo reducí a cenizas. Así, sin más, tan simple fue que no tuve tiempo ni para disfrutar. Él estaba muerto y ya yo no sufriría, podría vivir en paz. Pero algo vino a mi mente. La casa se consumía con mi furia, y dentro de ella dos pares de ojos gritaban pidiendo ayuda. Mis dos pares de ojos. Los que más amé... ¿Cómo pude ser tan cruel? Se fue todo lo que un día me pudo hacer feliz. Aqui estoy ahora, lamentandome, sin poder llorar, aún ardiendo, pero muerta por dentro. Como la leña que está a punto de terminarse, en la hoguera de la soledad. Como un fuego que al fin se apaga, porque no tiene nada más que quemar... Abril Dores

miércoles, 5 de septiembre de 2012

Poemas entre todos

Las malditas esperanzas
 falsas y aprovechadas,
 corren y gritan en el atardecer.
 brillan en la noche cual lucièrnagas de abril q
ue pintan el cielo de negro y carmesí,
 y al dormirse con su olor a amapolas,
 las miradas son ventanas sin cerrojo,
 inanimadas,
que extrañamente sirven para la construcción

 Las muñecas inflables profundas y perfumadas,
 que no paran de rebotar en mi cabeza.
 Es como el agua, parece frágil,
pero su lengua puede golpear fuerte.
Olor a sangre.
Son como golondrinas como pequeñas avecillas
 y adentro de ellas hay combinaciones de amor y ternura.


  Una luz acaba con la oscuridad.
Corren y gritan en el atardecer
como el mar bajo el sol
el cual posee un aroma que se desdibuja con el paso del tiempo.
 El calor me quema las venas del cuerpo.
Las dudosas miradas alumbran las vidas.
 Gritos sordos quiebran la paz,
 mil agujas en mi piel siento esta noche,
 el reloj en mi cabeza ya no marca las horas.
 Y adentro de ellas hay combinaciones de amor y ternura

 Producción Literaria 2012

Metamorfosis

Por varios años estuvo presente ese inconveniente que por dentro te provoca un vacio, el cual no es difícil de llenar con esfuerzo propio, pero la desconfianza que te genera una persona a base de críticas, engendra la soledad que siempre estuvo oculta dentro de uno mismo, queriendo aprovechar los momentos a solas, en un lugar al aire libre, para meditar cual fue el paso diste mal en el recorrido. Con inseguridad de expresión, pensamientos inverosímiles y deseando con el dolor de un llanto, bajo la cálida luz del sol y el fresco viento que revuelve las hojas caídas sobre los pastos crecidos, sucedió lo que no interesaría saber cómo pasó, sino lo que está por venir; tener una perspectiva más grande de tu alrededor, con ojos pequeños e intimidadores en una cabeza desnuda de un color rojo pálido con una cresta carnosa teniendo como si fuera una decoración, un collar de plumas blancas en el cuello y el resto del pelaje negro, a excepción de las alas que tienen un tanto color blanco. Sentirse liviano con mucha fuerzas en las alas, y ansioso por llegar a ese lugar, en donde el viento te guía hacia un espacio libre y el sol te ilumina ampliamente. Y al momento de mover rápidamente las alas, observaba del modo que se alejaba del suelo con un elevamiento hacia el interminable cielo azul. Nicolás Pereira

El viaje

Abrir la puerta de casa es, probablemente, la cosa más difícil que hago cada día. No es que piense que el día vaya a ser pésimo y por eso me cueste abrirla, lo que lo hace tan difícil es el agotamiento mental producido por las pocas horas de sueño, nunca me acuesto tarde, pero a mi mente le gusta activarse en el momento que lo hago, lo que me produce miles de pensamientos filosóficos que a veces termino sin entender. La puerta ya está abierta, camino hasta la parada del colectivo y espero entre 5 y 20 minutos. No pasan cosas muy interesantes en ese tiempo, sólo veo los vehículos pasar, gente subiéndose a los colectivos que no tengo que tomar, colectivos que están tan llenos que no paran en la parada, en fin, unos 10 minutos en los que podría hacer algo más importante que esperar un autobús. Cuando logro subirme, suelo encontrarme con alguna que otra experiencia desagradable, como el olor a sudor de alguien que está demasiado cerca, olor a vómito de algún ebrio que anduvo en el mismo coche, el llanto de algún que otro bebé (no es que crea que los bebés son irritantes, pero oír su llanto en las primeras horas de la mañana puede ser bastante molesto). Se me van 15 minutos de vida en ese viaje, en los cuales tengo que aguantar empujones, mantener el equilibrio, escuchar música molesta de algún otro viajero mientras escucho mi propia música, generando un escenario bastante caótico en mis oídos. Ya fuera del transporte, me veo rodeado de luces, las luces de San Isidro. Camino hasta la escuela, los comercios están cerrados, la gente camina presurosa para llegar a sus trabajos o escuelas, veo sus sombras, y alguna que otra vez me asusto con las mías. Son sólo 6 cuadras las que camino, pero para mí, son eternas… Manuel Humeniuk

martes, 28 de agosto de 2012

El viaje

La estación de Carupá estaba calurosa por el sol del mediodía, a pesar de que el invierno estaba en uno de sus días cumbres. El arreglo de las vacaciones se estaba consumando, y lo necesitaba urgentemente, la empresa había agotado todos mis límites y necesitaba descansar. María había preparado todo para el viaje por el Norte. Las paradas ya establecidas eran Jujuy, Salta y Tucumán; después intentaríamos recorrer otros puntos. Mauricio y María viajarían en su coche, Leonardo viajaba conmigo en nuestro viejo Fiat. Armamos una pequeña caravana de automóviles, ya que ninguno sabía exactamente como ir y el único que tenia GPS era Mauricio. A medida que llegábamos a la ruta mis pulmones parecían notar un cambio de aire que purificaba todos mis agitados pensamientos. “Luciana tráeme rápido las carpetas, Luciana no te olvides de archivar los últimos casos, Luciana, Luciana…” el trabajo parecía estar en otro plano muy alejado de esta realidad que nos ofrecía los brillosos paisajes y sus hermosos colores. Llegamos alrededor del mediodía del martes, y todos estábamos realmente agotados por el largo viaje. Bajamos del auto, tratando de estirar cada músculo del cuerpo. Llegamos al hotel que contrato Mauricio y nos dirigimos a nuestras respectivas habitaciones para poder cambiarnos de ropa. La primera excursión que hicimos fue un recorrido por la Quebrada de Humahuaca. Mauricio y María hacían una hermosa pareja, iban juntos de la mano y compartían los mismos gustos. Los conocíamos hace dos años y eran las primeras vacaciones que pasábamos juntos. Leonardo y yo, nos conocimos en el secundario y ya la rutina había terminado con todo lo inusual y nuevo. Aprovechábamos este viaje para renovar nuestra relación. Volvimos al hotel, estábamos exhaustos. Salimos y empezamos a caminar junto a María. Leonardo y Mauricio iban un poco más atrás que nosotras. Comenzamos a seguir un camino sin dirección establecida. Caminamos y caminamos y nos adentrábamos cada vez más en un bosque demasiado oscuro para mi gusto, y la noche nos seguía cada vez más de cerca. En un momento escuchamos ruidos a nuestro alrededor, y cuando dimos la vuelta para buscar a los chicos, ya no estaban. El ruido parecía acercarse cada vez más y más. Nos abrazamos fuertemente, las dos temblábamos a la par, y de repente, silencio. Nos miramos aterradas; ninguna quería realizar el primer paso, y justo en ese momento, un grito y dos sombras que se acercaban corriendo a nosotras. Gritamos fuerte. Mauricio y Leonardo se acercaban cada vez más rápidos a nosotras estallando en fuertes carcajadas. Nos estrecharon en un fuerte abrazo. Nosotras no podíamos respirar, el susto seguía en cada una de nuestras venas. Por un momento ellos se preocuparon, pero luego echaron a reír otra vez, al ver que la sangre volvía a recorrer nuestros cuerpos. Miles de grito y suaves golpes (que intentaban ser fuertes) se descargaban en esos dos chicos que intentaban dejar de reírse para pedir perdón, pero no podían. Nosotras intentábamos planear la venganza, pero en un momento nos separamos, y María fue a caminar con Mauricio y yo me quede con Leandro. Recordábamos como nos conocíamos, los momentos en que planeamos el viaje, como nos estaba yendo en el trabajo; todos esos temas eran recurrentes en esa noche. En un momento, miramos nuestro relojes, casi simultáneamente, y nos dimos cuenta que ya era demasiado tarde. Emprendimos nuestro viaje de vuelta, pero no podíamos encontrar el camino de vuelta, la luna llena, que en un momento de la noche estaba radiante y esplendida en el cielo, ahora estaba encapotada de nubes que ocultaban su blanca luz. Decidimos quedarnos ahí, esperando a la luna, o en su defecto al amanecer. La idea no me gustaba, y a María tampoco, teníamos miedo; pero Mauricio y Leandro nos tranquilizaron. Ruidos de todas partes se mimetizaban en la noche, y aparecían extrañas criaturas en nuestros pensamientos. La noche estaba por llegar a su fin. Era la última etapa que debíamos enfrentar para poder salir de ese oscuro bosque que me ponía la piel de gallina. En ese mismo instante una sombra apareció en las plantas más cercanas. Nos miramos con María, que se había acostado conmigo, y nos empezamos a reír, creyendo que eran los chicos. En ese momento, nos dimos vuelta para pararnos y vimos a los chicos mirando a esa horrible criatura que se acercaba. Un grito ahogado hirió mi garganta. Y el despertador sonó, para decirme que tenía que ir a trabajar; y todavía quedaban otras dos semanas para que llegaran mis vacaciones. LUJAN RINALDI

En el colectivo

Llovía mucho, estaba aburrida esperando en la parada hasta que por fin llegó mi colectivo. Había poca gente y pude sentarme atrás, como siempre, para observar. Miro a la gente subir empapada mientras guarda sus paraguas. También escucho. La gente se queja de lo mojados que están y por las cosas que se les arruinaron. Unas chicas están cerca, le agradecen al tiempo por no tener gimnasia. De pronto hay silencios, no somos tantos viajando, quedan algunos pocos asientos libres. Unas paradas más adelante, por Acassuso, sube una joven. Se sienta en un asiento doble y se acomoda hasta que llama por su celular… -Hola pá, ¿cómo estás? -se escuchan murmullos del otro lado, pero no se sabe qué responde él. Y continúa. –Yo todo bien. Contenta. ¿Te contó mamá? ¿Ya te enteraste? -todo el colectivo la oye atento. Ahora nosotros también queremos saber. -¿Pero te contó mamá o no? Ah, ¿sí? No te noto contento, ¿no era lo que esperabas? -continúa el monólogo de la joven. En ese momento me imagino mil situaciones distintas. ¿Por qué no estaba contento su padre? ¿Qué noticia sería esa? Sigo escuchando… -No sé, me debe haber parecido por tu voz que no te gustó tanto. No importa. Sólo llamaba para confirmar que sabías y sino contarte. Un beso, nos vemos -concluyó. No mencionó nada más, era un final totalmente abierto. Pero la intriga aumentó con una nueva llamada a una persona distinta, pareciera que se tratara de una amiga suya. –Hola, ¿cómo estás? Soy yo. Te llamaba para contarte cómo me fue hoy. –comenzaba. Sí, por fin íbamos a saber. Sin mirarla estaba segura de que todos seguíamos su conversación. Ella prosiguió. –Sí, hoy nos enteramos… ¡es una nena! Estamos muy felices. –cesó la alerta, ya todos escuchamos lo que teníamos y queríamos escuchar: la noticia. –Sí, ya le conté a mis viejos. No pueden creerlo. Igual no pongas nada en ningún lado, no quiero que el resto se entere. Hay muchas personas envidiosas y tiran mucha mala onda. Prefiero que quede entre los más cercanos. –sentí a todo el colectivo hacer una mueca irónica. Pasamos a ser parte de esos privilegiados que sabían la fortuna de aquella muchacha. Deseé que entre los pasajeros no haya parejas buscando con fracaso ser padres en fin de que no se cumplan esos malos augurios. Y pareciera que al contrario de eso, había rostros llenos de felicidad con ganas de felicitar a aquella mujer. Pues nos alegramos junto con ella. Finalmente esta concluyó… -Más tarde hablamos, un beso enorme. A la parada siguiente tocó el timbre y bajó radiante. Con una pequeña panza queriendo asomarse. Con aquella nena en su vientre esperando salir. LARA COLONNA

Metamorfosis

El otoño ya se va, y con el mis últimas fuerzas. Yo no esperaba esto, el deseo de individualidad e independencia me convirtieron en lo que hoy soy. Estoy arrugado, viejo, solo, marchito, aislado totalmente. Mi sonrisa y alegría hoy ya no parecen estar presentes y la razón es la distancia, la que una vez parecía no existir y hoy forma una cadena que ata mi cuerpo y me impide mover. Una cadena que crece cada vez más, haciéndome imposible volver a donde pertenezco, a lo que era, alejando mis recuerdos y matando mi esperanza. Una cadena que convirtió este en el otoño en el que más hojas cayeron, fueron mis lágrimas que no pudieron contenerse más, arrancadas por el último empujón de viento. LUCAS ALTAMIRANO

lunes, 9 de julio de 2012

Autorretrato de Antonella Fragola

No es fácil para alguien hablar de si mismo aceptando sus defectos. Las preguntas que rondan en mi cabeza son tan sencillas, pero tan difíciles de contestar: ¿quien soy?, ¿que quiero?, ¿a donde voy?, preguntas que se contestan a medida que voy viviendo la vida. Solo sé las cosas que quiero para mí y para los que me rodean. Soy difícil de sobrellevar, y aunque soy fuerte, sin mi entorno que es mi apoyo, las cosas cambiarían mucho y para mal, obviamente, ya que es lo que me estabiliza cuando las cosas estan mal.. Trato de entender que las cosas malas de mi adolescencia son por algo y aunque a veces busque respuestas y no las tenga, me calma saber que todo pasa y que de todo se aprende. Mirarme y saber que mi mayor defecto es ser tan posesiva y celosa, cuesta. Me siento tan identificada con la frase: ‘’lo mío, es mío’’. Se que es malo ser asi, pero es algo que me nace y me cuesta cambiar. Físicamente soy normal, aunque mi altura no es la ideal, me gusta ser axial y no tengo complejos contra eso. Mis ojos, muchas personas los halagan, para mi es algo mas de mi cara. Soy así, y aunque las cosas cambian constantemente, disfruto del momento, ya que ni yo ni nadie sabe lo que pueda pasar mañana.. Antonella Fragola

Autorretrato de Lara Colonna

De ojos grandes y oscuros, alta y de pies pequeños. Tengo el pelo largo y lacio color castaño. Me considero tranquila y tímida a los ojos de los desconocidos, pero todo lo contrario con mi familia y amigos. Compañera y comprensiva. Me adapto fácil. Cariñosa con las personas que me importan. Soy autosuficiente, libre para elegir y pensar distinto. Disfruto escuchar buena música y leer de todo un poco. Día a día me voy redescubriendo, quiero saber más, conocer más, crecer más. Informarme, así un día poder determinar mis ideales. En algunos años, espero poder verme y saber definirme. Poder contestar el ¿cómo y quién soy?

El cuadro

Me observaba, no había duda de ello, sentía su mirada punzante atravesar mi ser, mi piel se erizaba poco a poco mientras me acercaba a aquél lugar de la galería de arte, llevaba años mirando exhibiciones pero jamás me había topado con una pintura como esa. Era un joven sin mucha sabiduría, si, pero llevaba años estudiando arte, sabía lo que veía. El marco era antiguo y se veía como la edad dañaba su marmoleado contorno, la pintura mostraba a un grupo de personas sufriendo, era una imagen espantosa pero hecha a tal detalle que me fascinaba, las sombras y la expresión realista de aquellos seres agonizando en el centro de grandes llamas eran sublimes. Lo que llamaba mi atención era el rostro de una joven dentro de la imagen, se veía extrañamente real, no era nuevo en el arte y podía diferenciar entre una pintura de un profesional y una de novato con suerte gracias a la forma de los trazos, inclusive ver los errores de los profesionales cuyo objetivo era esconderlos con un poco más de sombras pero aquél detalle en el cabello lacio de la joven era increíble, su rostro hecho a tal perfección que los artistas griegos envidiarían, allí estaba, al fondo de la exhibición donde nadie podía apreciar verdadero arte, en su lugar podías ver arte del momento, algunos cuadros siendo patéticos, tal fue mi gusto por la belleza de la joven que me dispuse a pagar por el cuadro sin importar lo desgastado del marco ni lo exagerado del precio, en realidad valía la pena, esperé a que la joven encargada llamará al autor del cuadro para que diera su consentimiento pero nadie contestó, tomó unas cuantas hojas de su escritorio y al terminar de echarles una mirada me entregó el cuadro a medio envolver. Salí de la exhibición con una cara de satisfacción que no mostraba en mucho tiempo, tomé el camino más corto a mi apartamento y cuando llegué no encontraba mis llaves, lo bueno de la situación es que siempre guardo unas debajo de un peldaño roto de las escaleras de entrada, las tomé y rápidamente entré en él.

Mi departamento era pequeño, sólo contaba con una habitación, la sala, la cocina-comedor y un baño pegado a la habitación, no ocupaba mucho espacio pues estaba estudiando arte en la escuela “Richardson” que se encontraba a dos kilómetros de mi hogar, era algo lejos a pie pero me gustaba tomar el colectivo, cargando el cuadro con mi brazo derecho me dirigí a la sala y me dejé caer sobre el sillón frente al televisor, como un niño en navidad rasgué la envoltura del cuadro ansioso por ver de nuevo a la chica y en el momento en que pude ver el cuadro se me cayó de las manos, era imposible. La chica del cabello oscuro no estaba en él, si ella estaba en el centro del cuadro en medio de las flamas, era sumamente imposible que yo la haya imaginado, empecé a buscarla por la pintura esperando verla en algún lugar pensando que tal vez me la había imaginado en el centro por alguna equivocación pero no, ella no estaba en ninguna parte. Sentí un ardor tremendo en el pecho, muy probablemente la angustia o temor del momento, tanto fue así que deje el cuadro boca abajo en el piso y me fui a recostar, no podía sacarme de la cabeza a la joven del cuadro, su perfección, su belleza y su repentina desaparición. La alarma sonaba estruendosamente, pues eran las 7:30 de la mañana, era hora de alistarme y dirigirme a la escuela de arte, me asusté, no podía soportar el temor, el cuadro estaba colgado frente a mi cama dentro de mi habitación, solo estaba aquél espantoso cuadro con todas las personas dentro de él dirigiendo su mirada hacia mí. Como toda persona supersticiosa inmediatamente tomé el cuadro y lo fui a tirar a la basura, para mi suerte el camión de basura pasaba por el lugar así que sin pensarlo dos veces lo arrojé a la parte trasera, me dolía haber gastado dinero en ese extraño cuadro pero en ese entonces no parecía tan mala idea. Tomé el camión a la escuela de artes y tuve un día normal, regresé a mi hogar y de nuevo colgado frente a mi cama estaba ese maldito cuadro con las personas sufriendo dentro de él, no podía soportarlo, debía hacer algo porque yo ya no hallaba solución alguna, saqué el cuadro del marco buscando la firma o algún dato que me pudiera dar el nombre del autor y allí estaba entre las flamas en la esquina superior izquierda venía el nombre “Abel”, era el único dato que pude encontrar, volví a meter el cuadro a su marco y me devolví al lugar donde había sido la exhibición, ya estaban cerrando y sólo pude encontrar a la señora que me lo vendió, cuando le pregunté por el autor del cuadro me dijo que jamás había visto ese cuadro. Entre gritos y groserías le dije que el único dato que podía ver era su nombre, “Abel”, la señora se fue inmediatamente amenazando con llamar a la policía si seguía actuando de esa manera por lo que opté llevarme el cuadro y buscar por internet algún autor con ese tipo de estilo, cuando llegué a mi apartamento la vi. Era la joven del cuadro de carne y hueso de mi departamento viéndome a los ojos. -¿Quién sos?- le pregunté -Soy el autor del cuadro -¿Autor?, ¿Vos sos Abel? -No, soy Bael- un escalofrío recorrió mi cuerpo completamente sumergiéndome poco a poco a la locura, había escuchado antes ese nombre cuando estudié a los ángeles y demonios en mi escuela de arte, lo malo en esto es que Bael no era un ángel. Empezó a reír a carcajadas y cuando intenté escapar cerró la puerta sin siquiera moverse, el cuadro empezó a vibrar acercándose a él pero yo lo detenía. -No luches joven, no has sido el primero, no ganas nada- exclamaba acercándose a mí. Empezó a cambiar tomando una forma horrenda al tiempo que se disponía a atacar pero yo no soltaba el cuadro, mis peores pesadillas se habían vuelto realidad y yo estaba desarmado, esquivé uno de sus ataques y tiré una silla del comedor a la ventana, era inútil, no sabía el porqué pero las ventanas no se rompían, fue cuando lo comprendí, tenía miedo pero, ¿Quién no lo tendría? me acerqué a la estufa y rompí la manguera del gas, llevaba tiempo que no fumaba pero siempre llevaba un encendedor en mi bolsillo por si se me ocurría volver al vicio, si moría, él se iría conmigo y sin soltar el cuadro prendí el encendedor. Era el día de la inauguración de la galería de arte, yo no tenía gran conocimiento artístico pero mi padre si, así que tenía que esmerarme en encontrar un buen cuadro para él, tal vez algo viejo, fue cuando lo vi, el cuadro perfecto, era la imagen de un grupo de personas rodeadas de fuego pero lo que más me impresionó fue una joven en el centro, su cabello lacio era hermoso pero no tenía tanto detalle en su imagen como la persona de su derecha, era un joven con expresión de angustia en el rostro y al parecer un encendedor en la mano. Renzo di Pascua

Autorretrato de Alejo Saldaña

Antes de comenzar me gustaría dejar en claro que nos soy nada bueno para hablar de mi mismo, por el contrario si de los demás. Quizás sea por mi timidez o por mi gran ego, o talvez un poco de ambos. Ahora deberia comenzar con el autorretrato, pero me siento algo inseguro, aunque en la cotidianeidad me considero una persona sumamente segura y frontal. Me gusta decirle a las personas exactamente lo que pienso, a las que me agradan, y a las que no prefiero directamente no dirigirme, considero que seria una perdida de tiempo. En fin, ahora voy a intentar describirme en aspecto fisico, estatura mediana, ojos marrones, dentadura perfecta, pelo oscuro, aunque me gusta cambiarlo. Creo que lo hago porque, como ya habia dicho, soy una persona algo insegura y me gusta esconderme detrás d eun personaje. Bueno para cerrar este breve texto voy a decir que, básicamente, no puedo describirme. Alejo Saldaña, 4° 4° T.M

La historia del Clueco

Ahora, luego de que me rompa los cruzados en un entrenamiento y que me diagnostiquen osteocondritis pruebo suerte con otra cosa... Me levante ese dia, un sabado a la mañana y habiendo soñado una vez mas con ese recurrente sueño en el que me encontraba yo en la final del mundo vistiendo la celeste y blanca y estaba a un paso de consagrarme abandorado y heroe de la gran hazaña criolla, lo tenia en mis pies, el futuro de mi vida en mis pies, toda una vida proxima en la que solo serian halagos y dinero, todo en mis pies y lo erraba Siempre me criticaron por lo mismo "DALE!,DALE CLUECO! CORRE!" "Pone un poco! un poquito mas de sangre querido" "YO NO TE LO PUEDO CREER!, CORRE CLUECO CARAJO! CORRE!". Tenia la calidad, la destreza y le pegaba bien a la pelota, pero todo cuando ya ibamos ganando 2-0 o cuando no jugabamos contra nadie. Me faltaba coraje, alma. ganas de ganar. me FALTABA PONER HUEVOS. Al otro día,al abrir los ojos parecía mas temprano que de costumbre, me encontraba como siempre, compartiendo el cuarto, pero ese dia me sentia lleno, completo, como si hubiese largado todo, a diferencia de los otros dias que me levantaba deprimido por mi recurrente sueño que no reflejaba mas que mi realidad. Un hombre vino, me alzó, me bajo los pantalones y me volvió a sentar. Volví a sentirme,vacio, triste y deprimido, pero al menos habia puesto huevos. lautaro bettoni

Autoretrato de Nicolás

Quisiera saber de qué modo lo ven los demás, qué cualidades le pueden otorgar escuchando críticas y opiniones de distintas personas, me intriga demasiado saber si ellos piensan en una parecida descripción al la que él mismo se hace: "Soy callado cuando estoy en presencia de muchas personas siendo desapercibido ante la gran mayoría, muy de vez en cuando puedo demostrar una sonrisa y con lo que resta de los días, una actitud fría de orgullo, junto con una expresión vacía. Tratando de ser sarcástico cuando lo a merita cualquier tipo de situación, me considero muy compañero de mis amigos, soy muy indeciso al momento de hacer algo, también paciente hasta llegar al punto del aburrimiento o de comenzar a hacer otra cosa y a veces olvidadizo de aniversarios familiares. Soy desordenado por naturaleza pero en la escritura muy prolijo, a la hora de hacer un dibujo me siento muy entusiasmado y muy pensante en la soledad. Me esfuerzo por demostrar algún cariño sincero pero me es fácil admitir con mucha gracia mis propios rasgos imperfectos. Últimamente me declaro aficionado del amor, pero sintiéndose parte del montón que no encuentra a la persona con quien compartir lindos momentos. Nicolás Pereira 4to 1era TT

sábado, 2 de junio de 2012

Autorretrato de Facundo Cagnasso

Creo ser de una forma aunque capaz para los demás sea distinto, Alegre y directo, me esfuerzo por lo que quiero. Ni alto ni bajo, con ojos verdosos, pelo de estopa y piernas muy anchas. Apasionado por el deporte, trato de superarme día a día, ya sea en el deporte que amo o en la vida. Amigo de mis amigos, no busco problemas, adoro mi Patria y lo que hay en ella. Me gusta pensar en el futuro y en lo que nos depara, ojala así siga la vida, peliandola para llegar mas arriba. Facundo Cagnasso 4º3ra Tm

lunes, 28 de mayo de 2012

Autorretrato de Emilia Lavarello

soy Emilia mido 1,58cm , peso 55 kg. me gusta pasar mi tiempo libre escuchando música soy muy enamoradiza , me gusta convivir con mi familia a pesar de que haya roses. soy muy callada y a la vez hablo mucho y por demás, también soy una chica tímida, pero a la vez no tengo en cuenta hasta donde es mi límite. me gusta la comida, adoro los animales, me gusta cocinar, soy muy cariniosa, mi cuarto esta desordenado siempre, porque mi cabeza esta desordenada es decir mis pensamientos no son ordenados.No sigo ningun modelo impuesto por la moda.Me llevo bien con mis amigos y amigas ,aunque al estar en mi casa en contacto con tres varones, mis hermanos y mi abuelo, me llevo mejor con los varones, suelo ser muy brusca, al expresarme un poco bruta.Tengo mucho cariño para dar y me gustaría recibirlo también.Al terminar el colegio me gustaría estudiar teatro y gastronomia. Emilia Lavarello

Autorretrato de Lautaro Bettoni

Soy relativamente alto, ojos mas bien redondos, pelo castaño y abundante. De piernas largas, manos grande y de pie plano. Soy de buen humor y me gusta hacer reír a la gente. No soy tan distinto a mis amigos, soy fanático de Racing hasta la vena, aprendiz de las 2 caras, pseudo guitarrista y criador de animales. De hambre insaciable y con restos atléticos. De opiniones y comentarios interminables, a veces hasta el limite que roza lo innecesario, admirador de hermanos y un poco egoísta, suelo poner a la gente en situaciones incómodas, y a veces me lleva a situaciones que no prefiero. Lautaro Bettoni

miércoles, 16 de mayo de 2012

Autorretrato de Luján Rinaldi

Pasé horas borrando la misma frase, solo porque no sabía como empezar. Qué sencillo parece ser pronunciar adjetivos al azar para describirme; pero la verdad no lo es. Toda una semana mirando mi cuaderno en casi en blanco, con una sola pregunta, ¿cómo soy? Todavía me aparecen varias incógnitas, pero lo básico, en momento, lo tengo. Soy victima y victimaria de la vida. Por mis ojos mil otros pasaron. Soy incoherente en los momentos en que amo con locura. Seguidora de mis sueños y buscadora de remedios para estos. Soy juez y verdugo de la pasión que muchas veces me ata hasta perder la razón. Muchas veces soy racional, limito mis palabras a las suficientes y prefiero dar un paso atrás. Busco cosas que no existen, más en mi vida son ideales que no puedo dejar escapar. Vivo de mis amores, aunque por muchos muero. Soy alegre, y un tanto olvidadiza. Me gustan las grandes lunas y sueño ser poetiza. Amo el canto de las aves, mirar al cielo y sonreír al sol, saber que alrededor mio hay mucho para conocer y mucho por lo que emprender grandes aventuras. Mis equivocaciones no son heridas, sino huellas de aprendizaje para la vida. M. Luján Rinaldi