jueves, 3 de diciembre de 2009

y se va el 2009

Y termina el 2009...
Quiero agradecerles Santi N., Paula, Tábatha, Santi F., Nico, Sofi, Maitén, Lucía, Magalí, Constanza, Juan Cruz, Facundo y Matías por el compromiso, por animarse a escribir, por abrirse a los demás.
Quiero que sepan que otros tomarán la posta así como ustedes la tomaron de mis primeros alumnos, los creadores de este blog. otras voces se leerán el año que viene aquí, pero el lugar sigue abierto para uds.
Les mando un beso grande.
La profe.

miércoles, 21 de octubre de 2009

Todo lo que necesitas es amor



Dobló el cuello de su camisa perfectamente.

El café debía estar a la temperatura justa, otro por favor, que esté más caliente. El bar lleno de gente, lo que más me disgusta, y ese cura, no tiene otra cosa más interesante que hacer, hasta en el café predica.
Se acomodó en la silla. Su secretaria, sentada junto a él, le muestra la agenda del día. Repasemos. A la una reunión de comisión, a las tres, cita con el encargado, prefiero irme a mi casa antes de reunirme con mis amigos. Llega el café, gracias, espero que ahora esté más caliente.

Se abre la puerta. Pensé que a este lugar venia gente decente; la secretaria sigue su mirada y ve entrar a dos hippies, un chico y una chica. Se acercan. No creo que soporte su olor si se sientan al lado. La secretaria asiente.

- Perdón, buenos días señor, Nos falta una silla ¿podríamos tomar ésta? – pregunta uno de ellos, el chico, señalando la silla vacía de la mesa.

- -Si es para vos, no –musita el señor, pero luego, más alto, agrega- No, agarrala si la necesitas…

- Muchas gracias, porque hay un montón de gente ¿vió? Es muy lindo día y la gente sale a pasear… que bueno ¿no? –comenta el chico. Su compañera sonríe.

Sus dientes no están del todo limpios. La secretaria teme por el desenlace.

- -Si –responde tajante.

- Bueno, que tengan un buen día, entonces. .. –desea el chico. Toma la silla pedida y se sienta con su amiga en la mesa de al lado.

La secretaria mira de reojo al señor..

Vamos. Los dos se levantan. Suerte que los negocios no están en manos de esos harapientos. Su secretaria suspira. Suerte que las relaciones no están en manos de alguien como usted, piensa, y abre la puerta para que puedan salir del bar.

Paula Deak

martes, 13 de octubre de 2009

Entrega incondicional


Lo primero que hice cuando salimos, fue alzar la vista para observar aquel maravilloso cielo anaranjado y la bandada de gorriones que pasaba volando sobre nuestras cabezas. Detrás de las montañas se escondía el sol, y la brisa del atardecer agitaba suavemente las flores del jardín.

Caminamos hacia la entrada, y me detuve un instante para estudiar la expresión de sus ojos. Sus pupilas brillaron, y, al verlo esbozar una leve sonrisa de suficiencia, supe que estaba disfrutando aquel momento.

Camino al bosque, permanecimos inmersos en nuestros pensamientos.

Entre los altos árboles, mi curiosidad aumentaba a cada paso que dábamos, pero rechacé con energía la tentación de romper aquel silencio que nos invadía.

Me señaló un claro en el bosque y nos detuvimos.

Fue entonces cuando me entregó su regalo, aquel secreto tan bien guardado durante todo el camino.

Las hojas secas crujieron bajo sus pies cuando se aproximó hacia mí para dármelo. Era frágil y dulce.

Era un pedacito de su corazón.

Paula Deak

Mirando por la ventana un tren que pasa


Miraba. Miraba desde la ventana de un tren y con sus ojos, lloraba. Lloraba por el recuerdo de vidas pasadas, y mientras tanto, pensaba. Pensaba en su infancia y en los juguetes con los que jugaba, en su pequeño pantalón de corderoy y su diminuta camisa blanca; y olvidaba. Olvidaba los hermosos cantos de cuna que su madre le cantaba, y por eso lloraba. Lloraba por olvidar mientras pensaba, cuando por la ventana miraba, en todas las cosas que olvidaría en tanto recordaba antes de que el tren llegara al final del viaje. Y seguía llorando por olvidar lo que recordaba, cuando se frenó el tren. Y cuando pensaba en cómo dejaría de llorar mientras miraba, decidió bajarse. Y cuando quiso darse cuenta, ya no recordaba nada.

Santiago Novara

La imaginación



Caminando hacia el sol, que quería desaparecer, observaba los árboles y su ímpetu. Estaba entretenida levantando las piedras que el camino le brindaba. Al levantar su mirada, siguiendo con la imaginación un pájaro, divisó a lo lejos, casi imperceptible, una casa y quiso dormir y soñar en ella.
Prosiguió su camino, ahora sin tantas distracciones.
Llegó allí; ‘La imaginación’, decía un cartel, el nombre de la casa. Decidió entrar, a simple vista se veía confortable.
Entró distraída nuevamente por los sauces que se recostaban en un pequeño lago, inundado de peces de colores. Le parecía divertido el vaivén que provocaba la brisa en sus ramas.
A pesar de estar absorta en esa imagen, logró salir de la hipnosis por el pesar de sus pies. Busco pacifica, con la mirada, asiento dentro de la galería de la casa.
Llego ahí y se sentó en el sillón de mimbre, observando ahora desde lejos el imponente paisaje.
Ya estaba en desventaja con el sueño abrumador que había traído el cansancio, cuando advirtió a un lado de la galería un hueco.
La interesó investigar el destino al que conducía la escalera, fuerte y concisa, de aquel lugar extraño. Decidió bajar, a pesar del miedo que inspiraba la primera oscuridad. Bajo y siguió bajando convencida que llegaría al final.
Su cuerpo volvió a respirar cuando al apoyar su primer pie en el suelo, l luz natural se encendió. Notó que había más pájaros que los que había afuera, más luz y aun más calma. Se descubrió sola, pero no temió. Había mucha paz circulando, tan mágica como polvo de hadas.
Quiso seguir el único sendero que había pero se detuvo beber el agua que manaba de la fuente, al costado del camino. No existía en el mundo superficial agua tan pura.
Recordó nuevamente su cuerpo y noto el cansancio que la larga caminata había ocasionado. Se recostó, ahora en una hamaca sostenida por el aire. Cerró los ojos y casi dormida, sintió la cercanía de una presencia. Una y todas las personas estaban con ella brindándole silenciosa compañía. Quiso rozar su mano y descubrir un rostro pero la ausencia se había hecho presente. Descubrió entonces, sin mirar, un libro, al que alzo y quiso apreciar afuera en la luz natural del sol.
Lo sujeto bien fuerte, como si alguien quisiese sacárselo. Subió las escaleras y observo hacia atrás: la luz se había apagado. Contemplo la casa, la galería, el sillón de mimbre, el sauce y el algo, teniendo la certeza que no volvería a ese sitio. Retomo su camino, hacia el sendero y quiso volver a guardar en su memoria aquel bello paisaje. Pero tras sus pasos ya nada quedaba.
Todo se había esfumado en diversos colores.

Magalí Carrizo

sábado, 3 de octubre de 2009

No hay peor ciego que el que no quiere verse a sí mismo


Sentado en ese mismo lugar. Pensante, e inactivo. Mirando fijo el papel blanco, mientras una gota de sudor se resbalaba por su frente, corría en picada hasta desembocar en la punta de su nariz, y caer al vacio. Sus ojos estaban quietos, parecía que el ritmo de su corazón se alentecía cada vez más. atónito aquel ser, decidió mover la pierna bruscamente en señal de que algo le molestaba o tal vez no. Lo seguí con mi mirada que se perdía en la de él. De pronto, saltó de su asiento, como si alguien le hubiese jalado de los pelos para arriba y corrió con paso apresurado hacia la puerta del vagón de aquel tren. Miraba todavía atónito quién sabe qué; supuse que se bajaría en la estación siguiente, pero esto no era más que una vacilación. Mi hipótesis había sido descartada, en el momento en el que el hombre volvió a su asiento y de nuevo a esa actitud que había tomando desde un principio, pensante e inactivo.
Congelado ante la idea de no saber qué decirle, me estremecí aun mas porque cada vez que miraba ese papel, era como si fuese un espejo, el espejo de mí mismo, de mi incertidumbre. ¿qué podría llegar a decirle a ella?, si todo lo que habría querido decirle no podría habérselo dicho nunca. No podía tan solo mirarla, porque sus ojos estaban clavados en mi mente, y eso me asustaba. Me asustaba la situación de no poder decir nada, menos que nada, ni siquiera murmurar una pizca del amor que siento por ella. Amor no correspondido.

La ira se apoderó de mí, sentí el impulso de saltar de mi asiento y de correr hacia la ventana para ver si estaba cerca de su casa. Pero algo vino a mi mente, y me contentó al menos por un instante. No importarían las palabras que yo le dijiese a ella, si de todos modos iban a ser efímeras. Esto me relajó, y ese sudor que estaba en mi frente se convirtió en llanto que emanaba de mis ojos. Pude comprender que el amor no es más que un sentimiento efímero, que nada es eterno, solo la muerte lo es. Ahora sé que el amor que siento por ella es inalcanzable, inconcebible, inútil, carente.
De un momento al otro pude ver el temor que capturaba a este hombre. El temor de ser amado, el temor del temor mismo. Me vi reflejado en el, en el papel, en la ira, en la incertidumbre. Nuestras almas fusionaron completamente, y así morí.
Sentía las miradas de todos posándose en mí, la fluctuante culpa de no ser como él no era mas que un eco ruidoso que se hacía carne delante mío. delante mio no había nada, nunca hubo nada.esta sería siempre una dicotomía mía, y de nadie más.
El papel del hombre, mi espejo, el motivo de sus lágrimas, provocador de la incertidumbre que me caracterizaba en aquel tren viejo y oxidado. Eran simplemente sus pensamientos arraigados a los míos los que me hacían pensar en que todo era efimero. Era abismal la similitud que nos unia, y a la vez eramos tan iguales que por eso eramos distintos. ¿y qué pasara si dijiese que estoy confundido?. ¿qué pasaría si dijiese que ya no sé quien soy?.¿qué efecto provocaría al decir y al no decir nada más que lo que está escrito?. ¿el papel, el espejo de mi alma, realmente existe?¿y si existe es lo único real que cuenta esta historia?.


Constanza Fritzer

Don Quijote de la Barba


Y si siempre fue asi. Siempre fue y sera "Don quijote". Porque digo que es como el quijote, porque esta loco pero no por Mary sino por la literatura y la filosofia. El no es mas que un naufrago quien necesita crearse un amigo como Wilson, para no perder la mente, atrofiada por los libros complejos e inentendibles. Yo se que el se cree el rey leon y no es nada mas que un mendigo. Aunque yo puedo ver el secreto de sus ojos, eso que nadie ve. Se que debajo de ese pelo esta la ola de deseo, y de ganas gigantescas de gritar que la vida es bella.
Yo veo en el, una camara de los secretos, cubierta por la mascara de tener que ser como los otros. Siento, siento, siento y se que cree en la historia de Romeo y julieta, en como el amor prohibido inapropiado se hace fruto con la muerte de estos alocados .Yo se que el es tan patetico como chaplin y tan irreal como el hombre del vicentenario.Confio en que su mente alguna vez haga un click y pueda ser iluminado por el fuego.El es la belleza americana, y a la vez tan inentendible y complejo como el efecto mariposa.Yo creo que es un loco adams del siglo XXI. Siento sus miradas frias como si fuese la primera vez. En la isla de los recuerdos, se encuentran las tardes mas magicas que pase con el. Muchas veces hubiera deseado tener siete almas, porque el se apodero de la mia, y nunca mas la devolvio. Se que tengo que tener un corazon valiente y luchar Como el Cid "Campeador que en bendita hora ciño espada". Se que creer que algun dia vas a cambiar, es pensar en un milagro inesperado. El es, el ilusionista de estos tiempos modernos. El es, y sera siempre, Quijote, Quijana, Quijada...


Constanza Fritzer

jueves, 24 de septiembre de 2009

Compromiso inquebrantable

Se acomodó sutilmente en el asiento y miró por la ventana aquel cielo gris. Recorrió con la vista las frías gotas que caían sobre el vidrio mientras el tren avanzaba, anulando con frenesí todo pensamiento rencoroso. Se maldijo por lo bajo cuando las primeras lágrimas rodaron por sus mejillas y evitó la mirada de la señora sentada enfrente que lo contemplaba sin cesar. Se volvió a acomodar, pero esta vez con torpeza. Sacó un papel del bolsillo y, leyendo rápidamente el contenido, observó un momento la firma plasmada en el y lloró con más fuerza. Pero ya no había vuelta atrás. El tren se detuvo y las luces se apagaron.. Las sombras se agitaron en el bagón, y afuera el viento sacudió con fuerza las copas de los árboles mientras la lluvia caía con más intensidad. La gente comenzó a gritar y él se paró, ahora impávido. Era hora de comenzar a actuar. Había que cumplir lo prometido.
Paula Deak

jueves, 3 de septiembre de 2009

Destinos mutilados

Gritos
Súplicas
Eso era lo que se escuchaba
En la casa de al lado
Miró por la ventana
Y vio como se la llevaban
Si se la llevan es por algo
Pensó
Pero nunca pensó
Que en la casa de al lado
Nada
Volvería a ser lo mismo

Paula Deak

miércoles, 26 de agosto de 2009

"No"

Este poema es de Pamela Pulcinella de 5to Año de la Tarde. Ganó 1era Mención en las Olimpiadas de Poesía de APOA. Con su permiso lo publico para que lo disfruten:

No.
No la garganta
ni el pulso sanguíneo derramado.
No la perpetua antítesis que engrosa las cifras
de corteza en letargo.
No la yugular arrancada,
estría palpable de embrión olvidado.
No el malévolo espejismo
mucho mas allá del charco
a espaldas del horizonte
lejano vértigo animal.
No la musiquita imperturbable
que engendra impotente la noche,
ni la intensidad del silencio casual
en aquel crepúsculo denso.
No los escombros inertes
palabra, saliva y ficción.
No, esta noche los cuerpos,
sumisos esculpen
la voz.

lunes, 24 de agosto de 2009

BORGES


Hoy, 24 de Agosto, se cumplen 120 años del nacimiento de Jorge Luis Borges. Como recordatorio a quien se definía orgulloso de ser un buen lector antes que un gran escritor, conmemoramos ese día el "Día del Lector". ¡¡¡Feliz día para todos los que visitan esta página, para todos los que disfrutamos de la lectura ya que sabemos que es uno de los grandes placeres de la vida!!!


"Sabemos que el lenguaje, como la luna, tiene siempre un hemisferio de sombra" J. L. Borges

jueves, 20 de agosto de 2009

un 20 de agosto...



Un 20 de agosto como hoy, pero de 1890 nacía Howard Phillips Lovecraft (1890-1937), uno de los escritores de horror y ciencia ficcción más influyentes del siglo XX. Injustamente ignorado en vida, fue después de su muerte cuando el empuje de algunos amigos y colegas, empeñados en difundir su obra a cualquier precio, consiguió que se le prestara a su narrativa la atención que merecía.
Hoy en día Lovecraft ocupa en el canon de la literatura norteamericana un lugar preeminente: recientemente ha visto publicada parte de su obra en la "Library of America" - una especie de "salón de la fama" literario- donde comparte catálogo con genios de la talla de James Fenimore Cooper, F. Scott Fitzgerald, Herman Melville, Mark Twain o Edgar Allan Poe (además de algún ex-presidente de los EUA)

El hombre que siempre hace magia

Después de tantos años, la intriga ya no se apodera de mí como antes, pero los recuerdos siguen intactos.
No olvido como cada día, al atardecer, entraba en aquel viejo bar solo para verlo. Caminaba rápidamente, sintiendo todas las miradas sobre mí, y oyendo el borbotear de las conversaciones sobre el olor a alcohol y cigarros.
Dejaba todo eso atrás cuando abría con ansiedad la puerta trasera y lo veía: solo y calmo, sobre la esquina del sol.
Eran aquellos últimos rayos de luz los que me dejaban apreciar toda su hermosura; Y el volvía a hacer magia, y yo permanecía inmóvil observando los rizos bronce que enmarcaban su rostro o su abrigo oscuro que contrastaba con los ladrillos de la pared del fondo.
La última tarde que lo vi había llovido. Permanecí más tiempo del habitual contemplando su tranquila figura apoyada sobre los ladrillos húmedos. No quería despedirme.
Caminó hacia mi, y pude sentir sus efectos aún con mas intensidad. Me entregó su valija, y percibí su tacto suave por un instante.
- Para que no pierda la magia, nunca la abras. -susurró antes de dar la vuelta.
Y la valija mágica sigue cerrada. Intacta.

Paula Deak

Cadaveres exquisitos

Recorrió el aula con un rápido vistazo y se dirigió al último banco mirándolo de reojo. Al conseguir ver por un instante la expresión furiosa en su rostro antes de que se moviera abruptamente para darle la espalda, supo que seguía enojado con él. Una vez que estuvo acomodado, desde el rincón mas apartado del salón reconstruyó lo que había sucedido la semana pasada.
Recordó que él estaba parado junto a la puerta, exponiendo toda esa seducción innata de la que no pensaba jactarse, y como ese descaro lo había llevado a decir que “siempre había querido ser mamá, y tener una casa grande para que puedan disfrutar sus hijos.”
Recordó la cara de incredulidad de todos y la de su amigo, especialmente furioso, por que no había dicho algo que lo comprometiese también a él, por lo tanto debía quedase en clase mientras solo él se perdía la charla aburrida del profesor, estando en la oficina de psicopedagogía por decir algo tan “extraño”.
Sacudió sutilmente la cabeza, regresando al presente.
La clase había iniciado y tenía hasta el recreo para pensar como ingeniárselas para conseguir comida del quiosco sin pagar.
Aun así esperaba que su amigo lo perdonara, y pudieran volver a ser los mismos que hace una semana atrás.
Y además, juntos podrían conseguir más cosas ricas para el recreo.

Paula Deak

Redes

Yo estaba encadenado a su imagen. Me atrapaba el dorado de su abanico, o el dorado de su cabello enredado. Me atrapaba cuando mecía sus manos para darle un suspiro, con una simple brisa esparcida con su llamativo objeto, a la calurosa tarde de verano; o el vaivén de su cintura, un tanto provocativo.
Me atraían los colores de la pintura de ese utensilio plegado, o la vestimenta muy típica de ella.
Me atraía entera y completamente. Y aunque yo sabía que era un imposible, logré llegar a ella y decirle, muy envalentonado, que la deseaba. Yo había nacido para ella.
No tardó en caerme la condena de su estúpido marido.
Él ya no me dejaba vivir en paz. Era su esclavo. Era un infierno, me sometía a humillaciones contando mi absurdo secreto.
¡Que cretino! ¿No entendía que era solo mío y de ella? El amor es solo de dos.
Y la gente sorprendida suspiraba exaltada y me clavaban sus miradas aniquiladoras. Pero no recuerdo desde cuando lo hacían. Si desde aquella vez de la confesión o mas adelante cuando la pude tener en mis brazos y amarla.
La verdad es que no recuerdos si ella se entregó al placer o solo no quería.
¿Será que no quería? ¿Será que la obligué?
Quizá por eso ahora estoy acá, encerrado en este lugar.
Igual no me identifico con estas personas. Caminan, andan, merodean. Y pasean con la imaginación, quietos.
Yo no soy como ellos.
¿Será algo temporáneo?
Si tengo que rescatar algo de aquí es que ya no tengo que convivir con el cretino. Aunque a veces se acuerda de mí y viene a someterme de nuevo, con esa carita de perrito mojado, como si fuese a perdonarme por mi secreto y me sacar de acá. Imbécil.
Y ella es la única que es sincera conmigo. Yo se que me ama y que me va a sacar. Porque yo no le hice nada, nunca la lastimaría, no lo haría.
Si, ella me va a sacar.
¿Nadie va a entender que la amo, que nos deseamos? ¿Nadie comprende?
¿Está mal amar a la mujer que te creó, te concibió? ¿Está mal?
Si al final de cuentas yo soy de ella y ella es mía, solo mía.

Magalí Carrizo

lunes, 6 de julio de 2009

Anteojos de sol

Caminó con extrema elegancia, provocando el rítmico sonar de sus tacos sobre el suelo de madera, pisando completamente la autoestima de todas las mujeres del lugar.
Caminó con soltura, soberbia y envidiable, agitando su perfecta cabellera sin multarse.
Pasó delante de mi y me invadió con su perfume. Continué observándola mientras se alejaba, cuando de pronto se volteó y con una pícara sonrisa se levanto los anteojos de sol que llevaba, revelándome su secreto.
Al cerciorarse de que lo había descubierto, se colocó nuevamente los anteojos, escondiendo detrás de la lente y el armazón de carey lo que ahora yo sabía.
Se dio vuelta y siguió caminando, despreocupadamente, dejando su aroma flotando en la habitación y la perplejidad de un secreto revelado.
El primero es de la consigna de corregir un cuento que nos haya gustado y el segundo del objeto.

Paula Deak

Pueblo bajo la nieve

Ella permaneció en silencio, mirando tristemente la nieve caer afuera. La habitación estaba cálida, gracias al fuego de la chimenea, pero su congoja no le permitía disfrutar del placentero calor de las llamas.
Solo sentía la presencia de él detrás suyo, pero le resultaba muy lejana.
No lo haría si tuviera otra opción, es bien sabido. –susurró él con pena.
Ella continuó dándole la espalda, ahora fastidiada.
Siempre hay otra opción – le refutó, tan bajo que no se oyó.
Mi padre dice que es un buen trabajo, buena la paga… no puedo oponerme. Sería un desatino, sabiendo cuanto mi familia lo necesita. Mañana bien temprano saldré. Si quieres pasaré por tu casa, así me acompañas hasta el camino.
No voy acompañarte en algo que no estoy de acuerdo. Sería aceptar tu abandono, porque puedes quedarte si quieres. –dijo ella, presa del enojo bajo la tristeza, parándose y dando la vuelta para observar su semblante por última vez.
Deberías abrir los ojos a la realidad en vez de querer manejar todo a tu antojo-se defendió él. – Quizás así serías un poco más certera en tus palabras.
No me juzgues de infantil! – exclamó ella, y él sin quererlo pero sin poder evitarlo le echó un ultima mirada y salió de la habitación. Una mirada que ella nunca llegó a entender.
Las primeras luces del alba comenzaban recién a despuntar, y aquel frío glacial le resultaba completamente indiferente. Caminó con premura, sin escuchar el leve crujir de la nieve bajo sus pies y desvaneciendo el sosiego que se extendía a su alrededor. Quería disculparse, poder despedirse, pero la tristeza no le permitía pensar con claridad.
Apoyó su mano juvenil en el árbol más cercano y observó con aflicción el paisaje, intentando encontrarlo caminando a lo lejos, despacio, como era su costumbre.
Pero él ya se había ido. Se estremeció ligeramente al descubrir sus pisadas, más adelante, perdiéndose en la distancia. Escuchó el piar de dos gorriones sobre su cabeza, y se arrodilló sobre la nieve helada rompiendo en llanto.
Aún era temprano, y sentada junto a la cerca, aguardó la llegada de un consuelo, observando el invierno arremolinarse sobre las casas y las pisadas del que se había ido como única despedida.

Paula Deak

El despertar

El despertar (pequeño Sol)
Ella temblaba entre las oscuras zonas de un gran infierno secular, donde las bestias surgen de la nada cual espectros y te sumergen luego hacia lo más recóndito de las profundidades, donde ya no existen las salidas. Ella sollozaba, clamando por el milagro de su salvación de aquella soledad desgarradora, corriendo para encontrar el fin de aquel tormento. Gritaba desenfrenadamente en la inmensa desolación de negras vastedades, desesperándose sin encontrar remedio o solución alguna.
Pero su grito se vio ahogado en aquel desierto por una maléfica risa gutural, áspera como si saliese de lo más hondo de aquella nada devastada. Sintió pasos a su derecha, adelante, a su izquierda, por detrás. Provenían de quién sabe dónde, amortiguados por la risa, que se acrecentaba al compás de cada pisada, hasta inundar así toda la resonancia de aquel horrendo lugar. Pero vio una luz en aquel instante, ínfima como el destello de un fuego solitario en la distancia, y corrió hacia allí. Corrió sin detenerse un segundo, sintiendo cada vez más cerca de sí aquellas pisadas y aquella diabólica risa. Y llegó.
Se vio pronto recostada sobre el patio de un jardín, luego se alzó. ¡Por suerte miró el cielo, por suerte miró el Sol! Se baño en la luz del enorme astro, y con una sonrisa le agradeció al Cosmos por haberla salvado de aquella horrible pesadilla. Luego miró el paisaje que deslumbraba con una irradiante luminosidad incandescente, se calmó por fin del todo y después se fue a jugar.

Santiago Novara

Lujuria estancada

Llegó tarde a casa.
Un día agobiador le había azotado en la cabeza, provocándole jaqueca. Dejó su maletín al lado del perchero, en el que colgó su caluroso traje. Buscó unos harapos que le mantuviesen freso en aquella noche veraniega y se tumbó sobre el sillón. Estaba a punto de caer en el sueño cuando se acordó: ¡su cita! Se levantó a la velocidad del rayo para subir las escaleras (no sin caerse en varias oportunidades) y llegó con los miembros doloridos al baño. Salió de allí limpio y perfumado cuanto antes pudo, se vistió atractivamente y se alejó. ¡Eran ya pasadas las 22:30! Su cita comenzaba a las 22:00.
Llegó al pub del barrio empapado de sudor, pero no vio allí a quien quería encontrar. Logró divisar, en cambio, la larga melena de un amigo.
-¿Has visto acaso una mujer alta, de pelo negro y lacio, de una enorme belleza? – le preguntó.
- Oh, sí. Se habrá marchado hace quince minutos. ¡Qué mujer! Pocas veces he visto semejantes… - pero su compañero había salido ya. – ojos… - continuó.
Corrió en la dirección en la que sabía que se hallaba su casa, mas no la encontraba. No sabía a dónde iría. Si no la encontraba en breve, todo se echaría a perder. Encontró una verdulería en una esquina, todavía abierta, pero a punto de cerrar. Vio allí a un hombre bajando unas rejas y le preguntó:
- ¿Por casualidad no has visto pasar a una mujer muy hermosa por aquí?
- ¡Y qué mujer! – respondió el hombre. – Se fue en aquella dirección. Pocas veces uno tiene la posibilidad de ver tales… - pero el muchacho se había alejado ya. – labios… - prosiguió.
Se esfumó rápidamente en la dirección señalada, hasta que la vio. Gritó su nombre y ella se dio vuelta.
- Pensé que nunca aparecerías – repuso la mujer. Al verlo extenuado por la búsqueda, sostuvo su rostro entre las dos manos y lo besó largamente con una suavidad tal que, se hubiese dicho, podría haber despertado a un muerto con tan sólo una caricia. Toda ella era suave, como un paraíso de algodón. Sus cabellos sedosos, las piernas largas y esbeltas, la cintura envidiable, los pechos cual redondos almohadones, todo emanaba una profunda e irresistible dulzura. Era tal la suavidad de sus miembros, de su voz, de su piel, que parecía toda ella la tierna espuma que queda en las orillas después de que las olas rompan contra la arena de la playa.
El muchacho sentía un inmenso irrealismo en sus movimientos, una densa y mágica atmósfera cuando ella lo llevó a su casa, lo tumbó sobre el sillón y comenzó a quitarle la camisa, cuando ella posó sus perfectas piernas sobre él y cuando se acomodó sobre su vientre, cuando se quitó el sostén por debajo de la ropa y cuando se sacó de los hombros las estrechas mangas de la remera. Lo dejó esperar un rato más, sosteniendo la remera sobre los pezones, impidiendo que se caiga y dejar así sus pechos al descubierto. Y finalmente, cuando con una atrevida mirada, sin ningún tipo de pudor y con un gran ímpetu, hizo fuerza con los brazos hacia abajo… Él se despertó en su sillón como un maldito condenado de aquel hermoso sueño.

Santiago Novara

martes, 30 de junio de 2009

La paz

Mi virtud y mi libertad. Lo anhelo y lucho. Lo quiero y lo consigo.
Soy poderoso y no me avergüenzo si humillo al más débil. Me hace sentir bien cortarte las alas o sacarte la respiración, ahogarte en un vaso de agua y venderte por monedas. Te desvalorizo y lo disfruto, es porque soy perfecto.
Puedo sentir. Tengo poder. Pero abruma tocar el sol, me quema y lastima.
Ahora me veo recostado tratando de justificar mis grandes lesiones. Me arrodillo en el vidrio y pienso que necesito mirar el cielo y verte de nuevo volar.
Ya no estas.
Llego la hora de la culpa, que es mía. Pero ¿Quién me acusa? No hay nada.
Me quiero encerrar y es absurdo, aunque hay salida.
Recojo las hojas que deje caer ya hace rato. Busco pensamientos y los transcribo.
Lo conseguí, me atrape en las prosas de la vida. Ya no hay salidas.

Magali Eljall

lunes, 29 de junio de 2009

Autorretrato de Constanza

Mi autorretrato sería vago, solitario, tímido,molesto, agotador, escandaloso, insoportable, aburrido, sería hipócrita confesar que mi autorretrato es todo eso, pero también sería muy verídico decir que es así o al menos creo y pienso que es así. Por lo menos por ahora esto es lo que soy, porque, nadie quita que el día de mañana, hasta inclusive cuando toque el timbre de salida, sea otra. Por más que mi nombre, mi segundo nombre y mi apellido sean los mismos, dentro mío, en cada momento, me siento diferente.
Constanza Fritzler

Recuerdo

Como olvidar aquel día en el que vi su cuerpo desplomado en el piso. Pude sentir cuando el esqueleto se le quebró en mil pedazos y como el aula 24 tembló en toda su totalidad. Seguido a este acto de complejidad, pude escuchar el grito de la preceptora que decía (y aún sin haber visto el cuerpo en el suelo) : ¡ amenaza de bomba!. Recuerdo que ese día todos corrimos hacia afuera olvidándonos de ella.
Constanza Fritzler

Nosotros

Mi vida, mis anhelos, exijirme y superarme es un deseo constante e incontrolado que me rodea, me invade. y sin previo aviso, sin consultar, derriban mi alma, mi mente, mis emociones, hasta mi corazón se vuelve un ícono vacío. La destrucción de mi ser se torna ahora con todo lo que dispongo. Mi vida, que antes era mía, ahora es de él. Volví a cometer errores, volví a hacer lo correcto, a confundirme, a hacer las cosas bien y a hacerme añicos contra el suelo más frío, contra el espacio más cruel, contra mi reflejo, mi peor enemigo. vivo en busca de un refugio, vivo en busca de una vida, estoy en busca de transformarme, de dejar de ser el prototipo del que hablan todos, de ser por primera vez lo que él quiere, que se que es lo mejor. ¿y qué es lo mejor? Demostrarme, exijirme, superarme a ser y a no ser una nueva raza humana, una nueva especie, distinta y con las características de haber superado y de estar superando los peores momentos que puede pasar una persona en la vida, en mi vida y en la de él. Aunque esto sea solo un análisis profundo de mi misma y de los deseos que él tiene hacia mí. Este retrato en pocas, realmente pocas palabras, dice más que lo que está escrito, dice más que lo que quiero decir y de alguna forma oculta más de lo que quiero decir. Una parte de mí, quiere que vuelva, ella, él, ya no sé quién es. Pude perderla a ella, que ahora es gobernada por él, pero no por "el verdadero" sino por el malo, el impuro. Él que hace y deshace lo que aún queda, migajas de ella. y yo no puedo hacer que vuelva, no puedo, no podré... ya no depende de mí sino que depende de él, o de ella (lo que queda), o de él/ella (ella gobernada por él)... o de nosotros, del que lea o escuche esta historia.
Constanza Fritzler

lunes, 22 de junio de 2009

El ritmo flota y el perro en el agua también

El ritmo flota y el perro en el agua también.
Los movimientos huyen por las ventanas, los cuartos, el baño y la cocina. Llegan hasta la esquina del pulmón… y música a lo lejos.
Danzan flotando al compás del mareo. Se desasen parte por parte y vuelven a armar… y música a lo lejos.
Se contraen y relajan, se juntan y expanden dibujando colores en el viento.
(flotan)
…y música a lo lejos.
Se pierden y encuentran, improvisan y planean…
(flotan)
… y música a lo lejos.
Se rompen los tambores, se rompe el movimiento, ya todo termina…
… y la música no existe.
(ya nadie flota)
Maitén Vícoli.

Esperar a que se enfríe

El invierno se aproxima, tranquilo pero apoderándose cada vez más de la oscura sombra. El sol ya casi ni se ve… ausente está. Y la esperanza de que te invite a tomar un café amargo se va desvaneciendo por el tiempo tan efímero de estos días. Tu café, como de costumbre se enfría en la mesa a un costado del papel y lápiz, y después cuando termias de escribir o garabatear algo en el, te das cuenta que ya es tarde para tomarlo. Pero eso ya no te importa, porque sabias que iba a pasar… La nostalgia imprudente nace en el momento menos indicado, justo cuando tenías que concentrarte en el apunte sobre la economía Japonesa. Vas a un quiosco para comprarte un gran chocolate, a ver si la situación cambia y esperas que el gusto dulce se transforme en un calido puente que pase por la laringe, faringe y estómago. Pero te va mal como de costumbre, y el buen hombre ya cansado de tu tardanza de aprendizaje te da más oportunidades para aprobar, porque sospecha algo desequilibrado en tu cabeza, o porque simplemente le caíste bien. Y así las horas pasan, los días, las semanas, y no encontras más remedio que tirar las nostalgias por una ventana.- como si fuera tan fácil- Después, de vuelta a casa, tratas de no prender más un cigarrillo, y admiras como siempre el local de cuadros y espejos pintados con iluminaciones diferentes en escalas. Parando la oreja para escuchar que están pasando en ese momento, distinguís “in a sentimental mood” y te plantas ahí mismo ni bien escuchas el sol menor del estribillo. Justo en ese momento, reconoces a un perro que va hacia vos balanceando la cola de un lado para el otro festejando haberte encontrado y lo acaricias y le sonreís complacido por sus singulares piruetas. Luego entras en tu habitación, y describis la secuencia de hechos tomando como hincapié al perro, o a las nostalgias y al invierno, o al chocolate y su fallido intento. O al café que se enfrió apropósito…
Maitén Vicoli

miércoles, 17 de junio de 2009

Imagen al mediodía

Los negros y amarillos
cuadrados se extienden
tan lejos que los ojos
no pueden contarlos.

Los blancos una vez inmaculados
se alzan hacia el cielo,
buscando en el infinito
una forma de ser idolatrados.

Y tan lejos ya se han ido
que de los cimientos se han desprendido
que, por el olvido, corroídos
se desmoronan corrompidos.

Todo el murmullo ignora
lo que a la vista se asoma.

Tomándolo como normal
y siguiendo con su andar.

Pero la estructura inmune al tiempo,
con su dorado encaje de grandes momentos,
no se inmuta ante los amargos tragos,
pues a todos ya los ha superado.

Lucía Boneto

Atardecer


La jornada está terminando y todos los barcos retornan al muelle. Todos los marineros ansían el momento de amarrar las cuerdas y dejar la embarcación para volver a casa, en donde los calidos brazos de una amorosa familia los está esperando.
Jorge pisó el muelle por primera vez desde que lo había dejado esa mañana, sintiendo un gran alivio en su pecho.
Ese día la pesca había sido muy buena, “la mejor de este mes” había dicho Miguel, uno de sus compañeros, en cuanto recogieron la última red del agua.
Respiró hondo y soltó el aire con calma, disfrutando de la suave brisa veraniega que traían las olas.
-Hasta mañana- se despidió de sus compañeros al momento de tomar rutas separadas, doblando con un cierto deje de ansiedad hacia la derecha.
Contara los minutos le era inevitable, no podía resistir las ganas de ver a su mejer y a sus hijos, a quienes tanto extrañaba. Y entre las divagaciones de qué podrían haber estado haciendo, sus ojos se toparon con una figura casi espectral.
Era una mujer. Se deducía por su aspecto que debía tener unos treinta años, llevaba el cabello negro pulcramente atado, el vestido blanco se asemejaba mucho al de una bata de dormir y los ojos miraban fijos al horizonte.
Preocupado por la hora en la que esa mujer se encontraba en el muelle, se acercó a preguntarle que hacía allí.
-Estoy esperando a mi esposo- dijo la mujer ni bien se acercó, adivinando la pregunta que quería hacerle.
La antipatía de la voz y la poca importancia que la señora le presto, pues ni siquiera se molesto en mirarlo, lo convencieron de no entrometerse; después de todo, las esposas de otros no eran su problema. Y convenciéndose de que no tenía nada más que hacer, siguió su camino hacia su casa, reanudando los pensamientos sobre su familia.
A los pocos minutos ya estaba en su casa, saludando a sus hijos y a su esposa, preparándose para disfrutar de la deliciosa cena que esta le había preparado, y escuchando con atención lo que sus dos pequeños hijos tenían que decirle. Pero todo el tiempo la imagen de esa mujer esperando en el muelle rondaba por su cabeza, impidiéndole que disfrutara por completo el tiempo en su casa.
Pero a pesar de eso, ignoró el asunto y su día terminó con tanta calma como los anteriores.
A la mañana siguiente, todo empezó como de costumbre, se levantó temprano, se despidió de su mujer y se marchó hacia el muelle.
Pasaron las horas y entre sus compañeros empezó a correr un rumor, sobre un incidente ocurrido el otro día, apenas unas horas después del medio día.
Por lo que escuchó, la esposa de uno de los marineros que trabajaba en uno de los barcos mercantes había muerto, supuestamente victima de una enfermedad que había evitado que se levantara de la cama, después de la rutinaria siesta del mediodía, para encontrarse con su esposo después de que este llegara de su largo viaje por las rutas comerciales de America.


Lucía Boneto, inspirada en "Crepúsculo tranquilo" de Quinquela Martín

Barco hacia lo desconocido

Subió al barco con endeble seguridad, alisándose presurosa la falda del vestido y sosteniendo con cuidado una antigua valija.
Camino tambaleándose y se asomó por la borda, observando a sus padres despedirla con tristeza, impulsados a embarcarla en aquel viaje sin retorno por pura necesidad, sin otra alternativa.
Agitó levemente la mano en un saludo final viendo por ultima vez sus rostros, y los inmortalizó en la distancia grabándolos mientras se alejaba.
Con un corto suspiro se despidió de todo, y cuando el barco se adentró en el mar, dispuso toda su fe y se preparó para lo que se avecinaba, algo que le era totalmente desconocido.
Paula Deak

Desafían con asombro

El fuego esta cerca
Pero él hace acrobacia junto a los elefantes
Y se equivoca y vuelve a empezar
Y ríe
El fuego esta cerca
Pero ellas juegan corriendo a los pájaros y con asombro
Caen y se levantan
Y ríen
El fuego esta cerca
Pero las mujeres se esconden detrás de la vegetación
Terminando los trajes rojos para el baile de la noche
Terminan uno y empiezan otro
Y, entre el bla bla de su charla,
Ríen
Paula Deak

martes, 9 de junio de 2009

Cambios de ánimo

Julián, un chico de cuatro años, una mañana se despertó. Prendió la tele que había en su cuarto, miró los dibujitos hasta que se hicieron las diez de la mañana, no hace falta decir que el no sabía leer la hora, pero igual, eran las diez, y el notó que había estado largo rato mirando la tele sin interrupciones. Entonces decidió salir de su cuarto para ver que pasaba.
Cuando abrió la puerta, toda la casa estaba iluminada con la luz de afuera, y el único sonido que se escuchaba era la tele prendida.
Julián recorrió cada cuarto, cada baño, revisó el patio y abrió todos los armarios. Tuvo que llegar a la conclusión de que no había nadie en toda la casa, ni si quiera estaba el gato
.Se empezó a asustar, se preguntaba porque su mamá lo había dejado. Empezó a correr y a llorar por la casa preguntándole a nadie, donde estaban todos. Entonces, de repente, frena, y se pone a pensar: ¿Por qué estoy tan asustado?
Porque no hay nadie, responde su cabeza, y el contesta: ¿Y?
Desde ese momento decidió sentarse en la cocina y hacerse la comida solo. Se hizo un sánguche de mayonesa, empezó a barrer, aunque sin juntarlo, lo puso todo al lado de una lámpara, se vistió con la ropa que el eligió, fingió leer un diario viejo que había ahí en la casa, y decoró los sillones con harina.
Cuando los papás de Julián entraron en la casa, corriendo, abrazaron a su hijo, y le pedían perdón, que creían que iban a tardar mucho menos. Juliás dijo que no importaba, que ya podía solo. Los papás se miraron, vieron todo lo que había hecho solo, y no lo dejaron solo nunca más.

Nicolás Herrera

Poema breve


Ya se va, vestido prolijo

ya se va, con aire europeo,

ya se va, buscando otro rumbo

ya se va, a patear un nuevo mundo.

Ahí se va, fresco y radiante

ya se va, mi único hijo

ya se va, y lo estoy viendo

suerte, te quiero. Ya se fué.


Facundo Gonzalez, inspirado en el cuadro "Preparando la partida" de Quinquela Martín

Pueblo bajo la nieve


Las primeras luces del alba comenzaban recién a despuntar, y aq uel frío glacial le resultaba completamente indiferente. Caminó con premura, sin escuchar el leve crujir de la nieve bajo sus pies y desvaneciendo el sosiego que se extendía a su alrededor.
Apoyó su mano juvenil en el árbol más cercano y observó con aflicción el paisaje, intentando encontrarlo caminando a lo lejos, despacio, como era su costumbre.
Pero él ya se había ido. Se estremeció ligeramente al descubrir sus pisadas, más adelante, perdiéndose en la distancia. Escuchó el piar de dos gorriones sobre su cabeza, y se arrodilló sobre la nieve helada vertiendo las primeras lágrimas.
Aún era temprano, y sentada junto a la cerca, aguardó la llegada de un consuelo, observando el invierno arremolinarse sobre las casas y las pisadas del que se había ido como única despedida.


Paula Deak, inspirado en el cuadro de Gauguin "Pueblo bajo la nieve".

Hambre

Pájaro que no vuela, se llamaba un indio.Un día, uno de los ancianos de la tribu llegó a la conclusión de que Pájaro era un hombre sin rumbo, se tomaba todo a la ligera. El anciano llegó a esa conclusión luego de que Pájaro estuvo ocho semanas sin salir de su choza mas que para buscar comida e ir al baño, sin ir a cazar, si hacer ninguna tarea, ni hablar con nadie.Los ancianos organizaron una reunión en la que decidirían que medidas tomar, la programaron para esa misma noche cuando se viera toda la Osa Mayor.Hacía un frío agradable. En la hoguera, los ancianos de un lado, y Pájaro del otro. Entre ellos discutían y exclamaban: ¡un vago es!, ¡es un bueno para nada!, ¡no tiene ganas de trabajar ni de vivir! Así fueron todas frases que no llegarían a ningún lado, hasta que uno de los más ancianos dijo: - Joven, tengo aquí dos opciones, con las cuales mis colegas seguro concuerdaran. O te sometes a una prueba para ver que anda pasando dentro tuyo, o te exilias, tu decides. Aceptó la prueba. -Muy bien –dijo el anciano- La prueba consiste en que te internarás en el desierto sin zapatos, no podrás comer ni beber nada durante tu viaje, y estarás así hasta que se te presente una visión, la cual te dirá una gran verdad acerca de ti. (Era una prueba muy popular de los indios de America del Norte)Al otro día, los ancianos lo despidieron en su viaje.Estuvo caminando hasta que se hizo de noche, y se tiró al piso del cansancio, no creía sentir nada. Empezó a recordar todo el camino que recorrió para llegar a ese punto, pero no llegó a ninguna conclusión. De repente, se acerca una lagartija, y le susurra a Pájaro al oído: - No comés la comida porque no tenés hambre, no tenés hambre porque tu alma no tiene hambre, y tu alma no tiene hambre porque perdió las esperanzas y no tiene un propósito, pero ambas se pueden tener con solo cambiar tu forma de pensar, hacelo y tu vida cambiará- Pájaro mira a la lagartija y le dijo que tenía mucha hambre, y se quedó dormido.Al otro día despertó, y esas palabras le retumbaban en la cabeza. Volvió al pueblo, cuando llegó, agarró al anciano, le dijo que tenía ganas de buscar madera para la tribu. El anciano le dio un poco de pavo y agua. Comió, agarró un hacha, y fue a buscar madera.
Nicolás Herrera

Autorretrato de Nicolás Herrera

Me gusta el frío. Escucho música todos los días. Mi pelo es ondulado. Canto, y toco instrumentos. Leo foros en Internet. Generalmente viajo parado en los colectivos. Veo mucho cine. No me gusta viajar en micro de dos pisos. No fumo. Hay días que no almuerzo. Tuve seis gatos en un tiempo de dos años, todos murieron o se marcharon. Cada tanto vuelvo a ver Dragon Ball. Cuando tenía doce años coleccionaba latas de gaseosa. Veo mucho cine, de vuelta.

domingo, 7 de junio de 2009

Aquella noche gris


El viento no soplaba. ¡Tan lejana estaba la bella Macedonia! Extraviado se encontraba él, luego de Mileto, en una tierra que le era completamente desconocida. Los persas no habían tenido piedad con él ni con sus compañeros, quienes estarían trabajando ahora como esclavos en alguna mina luego de haber caído como prisioneros de los pocos persas que habían logrado escapar en barco de las garras de Alejandro. ¿Dónde estaba él, por cierto? Quizá peleando lejos en el este, contando con su ausencia, quizá tan irrelevante como el reptar de una serpiente en un vasto desierto desolado, quizá tan lamentada por sus colegas. Pero ¿qué era él, si no, más que un pezetairoi del montón? Él, combatiente bajo el mando del general Tolomeo, quien fue designado por Alejandro directamente en el cargo, siendo él un gran amigo, se encontraba ahora sólo en un espacio seco, abatido, ya sin fuerzas, ya sin luz. Hubiese preferido mil veces sufrir los latigazos en la espalda junto con los suyos que tener que soportar aquella soledad, acompañada por la nada. ¡Qué desgracia, qué infortunio representaba ahora haber escapado de las manos persas! Pensó entonces en su suerte, en sus amigos fallecidos en combate, en los que estarían atados ahora al pie del Gran Rey, a aquellos que seguirían con Alejandro; pensó en su hermoso hogar, en Macedonia, en su mujer, en sus hijos. Alzó la vista al cielo, desgarró su alma con un grito que resonó en la nada de toda aquella inmensidad, y se clavó la espada en el vientre, un arma que de milagro pudo conservar. Se dejó yacer en el suelo, a unos treinta estadios de la marcha de Alejandro y sus tropas, que cortarían perpendicularmente sus pasos algunas horas luego. Al pasar por allí, levantaron un túmulo para el difunto, guardando silencio en aquella noche, que fue tan gris.

Santiago Novara
Inspirado en el cuadro "Campo de cebada con segador al mediodía"(1889), de Van Gogh.

jueves, 28 de mayo de 2009

Autorretrato de Sofia Lencioni

Ni silla ni banquito ni sofá. Soy Sofa, para los amigos y hasta para los enemigos. Pfffffff, si me habrán jodido con eso, encima me lo dicen como si hubieran descubierto algo nuevo...Emm...autorretrato...autorretrato... La verdad es que no soy muy buena escribiendo, más bien, soy bastante mala en esto, pero vamos a ver que pasa. Es re loco, no? según qué palabras elijamos y cómo las usemos nos podramos transmitir miles y miles de millones cosas distintas. Si, soy complicada a veces, me encanta analizar absolutamente todo, pero no me gusta hablar, ¡detesto hablar! no me gusta para nada. Hablar no! Pero hay cosas que si me gustan, como los tres chiflados, es genial, se matan a palos y siguen como si naaada, me gustan los perros, me gustan los moños y suelo juntar muchas porquerías chiquitas, y mi mamá me reta por eso.Tengo rulos y soy petisa, me enojo muy fácilmente. Si, soy como Hulk, pero en color marrón clarito. Enojona, petisa y testaruda, pero tranquila...En fin...me gustan los opuestos y los iguales, el helado de chocolate amargo y el más dulce de los dulce de leches, los nenes y las nenas, me gusta todo y también me gusta nada.Señora, señor...no se preocupe, esto es sólo una tarea, no le pido que me entienda, porque, entre usted y yo, a veces ni a mi me sale.

sábado, 23 de mayo de 2009

El temor


Yo soy aquel que intenta perder
Todo aquello que quieres encontrar;
Soy el velo sin sonrisa, el ego,
El recelo temido por lo natural.
Yo soy el miedo, la pena,
Una pared descomunal;
Un caminante de paso vacilante
Que no se cansa de andar y andar.
Vivo oculto, enterrado en lo profundo,
En el rincón oscuro de tu ser,
Y cuando ¡ay!, pobre de tí, me llegues a ver,
Nada más de mí querrás saber.
Soy ese al que no soportas,
Al que aborreces y al que odias:
Soy una inmensa dosis de dudas,
Y con mi imagen te perturbas.
Hondas son mis huellas,
Y peligrosos son mis puentes;
Son fuertes mis secuelas
Errando por caminos tenues.
Si alguna vez escuchas mis gritos,
Recordarás a la muerte, al frío;
Imaginarás senderos vacíos
Que marcarán la suerte de tu destino.
Porque yo soy el desierto, la ruina,
El dolor de tus heridas:
Yo soy el temor,
El escape sin salida.

martes, 19 de mayo de 2009

Autorretrato de Matías Parquet

Yo, un ser como todos los demás, pero único a la vez, a los 16 años de vida voy al colegio, toco la guitarra y otros instrumentos. No me gusta el maltrato a la naturaleza y tampoco ver lugares contaminados.
Mi pasatiempos preferido es la música y juntarme con mis amigos. No me fijo mucho en las apariencias físicas, sino en la forma de ser de cada uno.

lunes, 18 de mayo de 2009

Otoño

Aquella niña, juega, salta,se ensucia, es que le encanta el pasto, los árboles y el barro.Pero más que nada sus amigos, la pelota y el torneito. Interminables horas de juego, luego la hora del ocio, la vuelta a la casa, la ducha y la merienda.
Como ritual luego de la escuela la tarea. Después sí, la pasión de su corta vida, reunión en la esquina de su casa. Unos cuantos chicos y su mejor amiga, la petisa (ella va a estar siempre a su lado, es como su hermana).
Todos listos para armar la típica mansión de ramas y hojas secas. La guarida de cinco grandes chicos; la casita de ilusiones, donde reina la imaginación del inocente.
Tarde oscura y un viento la arrancó de cuajo. Volaron las hojas y con ellas los sueños. Pero el sol sale y con el la alegría del barrio, de ese barrio que parece triste de noche, con unas cuantas pobres luces que intentan descubrir figuras en la penumbra. Ya el sol salió, y bañadas las calles de guardapolvos blancos está.
Tarea, merienda y reconstrucción de sueños, pero con la certeza que van a ser mejores.
Nuevos árboles con nuevos frutos, flores y mariposas. Vida nueva. Lapsos de tiempo robadores de ilusiones.Vuelve el otoño pero ya los cinco pequeños no están construyendo chozas.
Ahora es mejor.Desde lejos se divisa un grupo de personas. Los trajo el otoño, estoy seguro.
Están construyendo nuevos sueños. Construyendo futuro.
Las miradas y sus sonrisas son las mismas que ayer, pero los anhelos se extendieron.
Magalí Eljall

Autorretrato de Magalí Eljall

Nunca me gustaron los autorretratos, es la verdad de mí. Fisicamente sería la más común mi descripción, siendo que muy poco ya lo físico me importa.
Me describiría como buena amante de la vida, de sus desniveles, sus extremos y su capacidad de amoldar hasta lo inamovible.
Me encanta mirar lo que me hace bien y me resulta placentero. A lo malo sacarle provecho y dejarlo pasar.
Me hace feliz ayudar a las personas que amo y aprecio, escuchándolos , dándoles consejos o simplemente regalándoles un abrazo.
Odio la hipocresía, la falta de sinceridad me deprime y la injusticia me desanima.
Por último, debo reconocer que me cuesta entenderme y me es difícil ayudarme.

miércoles, 13 de mayo de 2009

Autorretrato de Tábatha



Okey, no me queda otra que empezar de la forma habitual. Me llamo Tábatha, pero me dicen “Tabi”, tengo 17 años y estoy de novia hace un año, y muy enamorada por cierto. Y si, lo sé… todos se quedaron en “Tábatha” y sí, es mi nombre, ni mi apodo, ni mi apellido, ni nada parecido. Sólo Tábatha, así. Y así soy yo, un poco complicada, un poco original, un poco rara… pero también hay de lo otro, también un poco simple, un poco común, una más de vez en cuando. Y no es que digo todas estas cosas porque soy una adolescente confundida, o sea sí (como todos a nuestra edad) pero no en eso.
Complicada soy simplemente por el hecho de ser mujer y a la vez adolescente y porque no soy yo si no le encuentro un “pero” o un “nunca se sabe” o cosa así siempre.
Original porque soy como soy. Mi nombre lo empieza todo, pero lo original (que está claramente unido con lo raro) tan sólo se explica hablando conmigo un rato (mmm, hablar, algo que me gusta hacer todo el tiempo; odio cuando todos se callan, me siento incomoda y tengo que hablar) decía? Ah si, hablando un ratito conmigo cualquiera lo nota. Soy mas bien extrovertida; me gusta pasar vergüenza y reírme de mí misma; soy mimosa y me encanta que lo sean conmigo; me fascina el olor a pino; amo las cosas de niños y cantar, bailar (cosa que –por el bien de todos- trato de no hacer en público) y llamar la atención; no me importa lo que digan de mí; sé pedir perdón cuando me equivoco; me molesta que no me escuchen cuando hablo; soy muy sociable cuando quiero; me gusta –en parte- que me digan cuando hago algo que cae mal para poder cambiarlo; me encanta que halaguen lo que hago y la primavera, porque no hace frío ni calor; suelo conformarme con lo que son, casi siempre, pequeñeces para los demás. Por ejemplo? La luna me fascina; mi perra; el verde hoja vivo me encanta; caminar por la calle en otoño cuando esta todo lleno de hojas secas; que mis pies descalzos toquen el pasto y la arena; estar con las chicas me divierte por demás; me encanta hacer reír y reírme de la gente y me hace muy feliz que me digan que me quieren y que me hagan cosas porque lo sienten y no por hacer (cosas lindas, claro), me refiero a caricias, abrazos, etc.
Me dan mucho miedo las arañas y estar sola, y – aunque me de mucha vergüenza confesarlo- la oscuridad me aterra.
Suelo decir y hacer casi todo lo que siento y lo que pienso (porque como cualquier adolescente reprimo algunas cosas); soy maricona, en algunas ocasiones muy histérica y un poco caprichosa (manías de la infancia que no se quitan); cuando estoy de buen humor soy la más buena, pero así también, cuando estoy de mal humor, la mas malhumorada.
Amo escribir y combinar las cosas; creo que no hay nada de mí que por lo menos alguien no sepa, suelo contar todo acerca de mí; me siento orgullosa de mí misma cuando hago algo bueno por los demás, como dar asientos a ancianos y esas cosas, y sé que está mal, que es algo que se debe hacer, pero es culpa de la sociedad, no mía.
Comparto todo lo que tengo, no me gusta ser egoísta y amo por demás a mi perra, la chifu.
Sacando todo lo que dije anteriormente, lo más importante de mí es que me enamoran los abrazos, creo que es algo en lo que no se puede mentir, de verdad se siente cuando lo hacer por hacer o porque lo sienten, y es muy lindo un abrazo con sentimiento, de verdad me enamoran.
Y dejo de escribir porque sino no queda nada interesante por descubrir acerca de mí.

lunes, 11 de mayo de 2009

Autorretrato de Paula Deak

Confío en el futuro. Confío en poder dejar atrás los miedos, las inseguridades infundadas y la indecisión que tanto me caracterizan y me oprimen hasta hacerse insoportables. Confío en poder permanecer afable, sin pensar en las cosas por hacer, en el libro por leer, en las cartas por escribir.
Pero confío, aún más firmemente, en lograr que el tiempo no me quite la sonrisa y el llanto fácil, el correr presurosa a atender el teléfono, el placer de llegar a picar en la escondida, el de saborear un chocolate, el de recostarme frente al río y mirar, con los ojos bañados de ensueño, el horizonte de un atardecer otoñal, y de sentir la brisa fresca en mis pies descalzos; el de reirse de improviso y de oler un libro antiguo.
Confío en poder transformar mi impaciencia de serenidad, mi inseguridad en certidumbre y mi indesición en determinación.Confío en el futuro, pero aún más en el presente, por que está a mi lado, aguardándome con una sonrisa afectuosa, invitándome a intentar convertirme desde ahora en eso que ansío ser.

jueves, 7 de mayo de 2009

Autorretrato de mi ser y de mi mente. Santiago Novara


Autorretrato de mi ser y de mi mente
Nací en el 93’, con el cielo mediando a marzo en su veintena. De pequeño, la precocidad abrumó mi mente, separándome egoístamente de los otros. Me regocija ahora en mi adolescencia, en lo que abarca a sus meditaciones, a sus expresiones. Y también en amistades.
Si sumo 1 más 2 me da 6, ya que mi 2 es doble, y mi 1 también. Y a pesar de eso, sé que hay idiotez en este mundo. Pero paralelamente está colmado de belleza.
Sólo busco un equilibrio que ya conozco, y que deseo reencontrar. Sin desesperación, a él me voy acercando. Quiero encontrarme de vuelta con mi ser.
Mi ser, que tan precioso es de por sí, sólo busca la simpleza. Y aunque sabe prejuzgar indiscriminadamente, también sabe cómo aceptar lo ajeno, y lo desagradable. Está lleno de conciencia, y acompañado por una mente totalmente capaz. Su conocimiento está rondando por su esencia, y aunque a veces se oculta, dejándome perplejo frente a situaciones, frente a sinsabores, sé que jamás me abandonará completamente. Él también necesita descansar de vez en cuando.
A la vez, su mente, la que vive con él en un mismo cuerpo, me juega trampas y me hace engaños. Pero es una gran amiga cuando quiere, y sabe cómo demostrar si inteligencia.
Juntos buscan la manera de ser naturales – de actuar y no reaccionar frente a las situaciones – de tomar responsabilidades (y así aumentar mis habilidades) – de estar a prueba de botones del control de mis emociones, que otros pueden querer manejar – de hacer todo con el 100%.
Estos son mí ser y mí mente: dos que me conforman como soy, y me hacen apreciar la vida.

viernes, 1 de mayo de 2009

Autorretrato de Lucía Bonetto


Tengo 16 años y, si la memoria no me engaña, escribo desde muy joven. Claro que hubo un tiempo en que, como a muchos niños, no me atraía la idea de “producir” algún escrito; pero aunque no puedo encerrar entre años este tiempo, si se que fue la soledad el principal factor que me retornó al papel.
Muchas cosas me llevaron a verme sin compañía verdadera, tantas que no podría contarlas o que prefiero no hacerlo, pues el ámbito social de mi joven vida no se desarrolló de la manera en que me hubiese gustado. Teniendo en cuenta lo que viví durante 7 años de primaria, es comprensible que mi actitud se volcara al aislamiento.
Tengo 16 años, de los cuales al menos 5 encontraron la forma de expresarse a través de la birome y el papel, pues los pensamientos que se entrelazaban en mi cabeza no encontraron salida por la boca. Tampoco es como si nunca hubiese leído algo que me diera la emoción de escribir, pero ninguno de esos casos estuvo impreso en un libro.
La poesía es algo que siempre me gustó, es de hecho, lo único por lo que he leído un libro. Mis primeros intentos de escritura fueron poemas al aire y es algo que siempre me fue más fácil de crear, al no seguir al pie de la letra los esquemas preestablecidos, que cualquier tipo de cuento.
Tengo 16 años y todas mis historias nacieron de una alucinación o de una mentira, como es el caso de la que más he producido. Y este hecho se relaciona con el que explique más arriba, el aislarme de las personas.
Tuve en un momento la necesidad de “describirme” ante otros individuos (que nunca me vieron y quizás nunca lo harán) y al no sentirme segura de lo que pudieran pensar, y tal vez incluso un poco baja de autoestima, mi imaginación creó todo un mundo alterno que, se suponía, era mi vida. Claro que las grandes diferencias y el ego que creció a los 13 años, separaron ambos conceptos.
Tengo 16 años y más de la mitad de mi tiempo me la paso pensando en que decir o que hacer, como actuar y como expresarme, en fin, pensando en que es lo que voy a “no hacer”, pues casi nada de lo que cruza mi mente es llevado a cabo. Y, gracias a las reflexiones que esto mismo conlleva, me di cuenta que todo lo que ahorca mi garganta se ve reflejado en cada fantasía que expreso al momento de sentarme a escribir (casi siempre en la computadora, pues la aberración que es mi letra no me deja otra alternativa).
Tengo 16 años y aún así no relaté nada de lo que es “mi vida”, pero lector ¿Qué hay qué contar, si la mayoría de mis recuerdos fueron suprimidos por mi mente (por un motivo el cual desconozco) y no hay nada más interesante que lo dicho?

jueves, 30 de abril de 2009

Autorretrato de Maitén


Mi nombre es Maitén, como el de los árboles mapuches. Me gusta hundirme en sus copas y flotar sobre el verde, acariciar sus cuerpos y sentir sus perfumes. Ellos son personas, son esperanza y tranquilidad, son el revivir de un mundo agitado y gris. Yo soy un árbol, un intento de árbol expuesto a la humanidad que no tiene razón ni olvido. Quiero fundirme, quiero esconderme en mi sombra, quiero vivir como quiera. Quiero ser Maitén Árbol, amor imperfecto, amor de intercambio. No quiero al mar sin horizonte, ni a la palmera sin espinas, no lo quiero a él sin su alma, ni la mañana sin desayuno. Te quiero a vos, lo quiero a él y la quiero a ella. Quiero a todos pero no quiero a nadie. El silencio es música y la música aire que brota del sur y pasa por la avenida del valle hasta tocar mi ventana. Mi ventana es mi mundo, mundo de ramas hojas y nubes. Sólo las nubes me miran.Sólo ellas ven el verde de mi piel y el marrón de mis zapatos…

miércoles, 22 de abril de 2009

PRODUCCIÓN LITERARIA 2009

Bienvenidos mis nuevos alumnos, bienvenidos los nuevos escritores y lectores!!!!
Bienvenidos Santiago N., Juan Cruz C., Facundo G., Matías P., Lucía B, Santiago F, Nicolás H, Sofía L, Tabatha DM, Agostina E, Constanza F y Maitén V!!!
Este blog es de ustedes, de todos los que tengan algo que expresar, de todos los que utilicen las palabras para crear, para imaginar utopías.
Mi deseo es que se convierta en lugar de creación y debate, que las voces se escuchen, que se unan otras voces de otros lectores, de otros escritores.
Y para empezar les dejo un texto de Galeano, del "Libro de los Abrazos":
"Un hombre del pueblo de Neguá, en la costa de Colombia, pudo subir al alto cielo. A la vuelta contó... dijo que había contemplado, desde allá arriba, la vida humana. Y dijo que somos un mar de fueguitos.
El mundo es eso, reveló. Un montón de gente, un mar de fueguitos... Cada persona brilla con luz propia, entre los demás.
No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos, y fuegos de colores.
Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas. Algunos fuegos no alumbran, ni queman. Pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca se enciende..."

viernes, 20 de febrero de 2009

La poesía

Y fue a esa edad... Llegó la poesía
a buscarme. No sé, no sé de dónde
salió, de invierno o río.
No sé cómo ni cuándo,
no, no eran voces, no eran
palabras, ni silencio,
pero desde una calle me llamaba,
desde las ramas de la noche,
de pronto entre los otros,
entre fuegos violentos
o regresando solo,
allí estaba sin rostro
y me tocaba.

Yo no sabía qué decir, mi boca
no sabía
nombrar,
mis ojos eran ciegos,
y algo golpeaba en mi alma,
fiebre o alas perdidas,
y me fui haciendo solo,
descifrando
aquella quemadura,
y escribí la primera línea vaga,
vaga, sin cuerpo, pura
tontería,
pura sabiduría
del que no sabe nada,
y vi de pronto
el cielo
desgranado
y abierto,
planetas,
plantaciones palpitantes,
la sombra perforada,
acribillada
por flechas, fuego y flores,
la noche arrolladora, el universo.

Y yo, mínimo ser,
ebrio del gran vacío
constelado,
a semejanza, a imagen
del misterio,
me sentí parte pura
del abismo,
rodé con las estrellas,
mi corazón se desató en el viento.
-PABLO NERUDA- Memorial de Isla Negra

martes, 3 de febrero de 2009

¿El fin de la infancia?

Y amaneció,
y me encontré guardando luto por una infancia
que pensé que había desaparecido.
Miré a la ventana y vi a una urraca en el arco iris,
la lluvia se había ido, no estaba solo, volteé al espejo y te vi.
El niño que una vez amé.
El niño antes de que rompieran su corazón, nuestro corazón,
el corazón que creía perdido.
Oye, ¿sorprendido? más que sorprendido
de encontrar que las respuestas a las preguntas
estuvieron siempre en tus propios ojos.
¿Te das cuenta de que a ella se lo devolviste?
Pero eso sólo sería revisado en todos los problemas
que una vez conociste tan falsos,para que ella tenga que continuar con su vida
y tú tengas que continuar con la tuya.
Por eso veo que soy yo, podría hacer cualquier cosa
y sigo siendo el niño,
pues lo único desubicado era mi dirección, y encontré la dirección.
No hay fin de la infancia.
Porque eres mi amigo de la infancia, guíame.
Oye, sobreviviste; ahora has llegado para renacer en la sombra de la urraca.
Ahora te das cuenta de que tienes que salir de aquí.
Has encontrado la luz guía del destino
ardiendo en las cenizas de tus recuerdos.
Quieres cambiar al mundo,
te has resignado a morir como un rebelde quebrado,
pero eso era mirar hacia atrás.Ahora has encontrado la luz.
Tú, el niño que una vez amé.
El niño antes de que rompieran su corazón, nuestro corazón,
el corazón que creía perdido.
Por eso soy yo, ya veo. Podría hacer cualquier cosa y sigo siendo el niño,
pues lo único desubicado era mi dirección, y encontré mi dirección.
No hay fin de la infancia.
Soy tu amigo de la infancia, guíame.
Marillion
(Enviado por Eugenia Torre)

miércoles, 28 de enero de 2009

Arcimboldo


Giuseppe Arcimboldo, El Bibliotecario (1562). Está considerada un anticipo del cubismo