martes, 9 de junio de 2009

Hambre

Pájaro que no vuela, se llamaba un indio.Un día, uno de los ancianos de la tribu llegó a la conclusión de que Pájaro era un hombre sin rumbo, se tomaba todo a la ligera. El anciano llegó a esa conclusión luego de que Pájaro estuvo ocho semanas sin salir de su choza mas que para buscar comida e ir al baño, sin ir a cazar, si hacer ninguna tarea, ni hablar con nadie.Los ancianos organizaron una reunión en la que decidirían que medidas tomar, la programaron para esa misma noche cuando se viera toda la Osa Mayor.Hacía un frío agradable. En la hoguera, los ancianos de un lado, y Pájaro del otro. Entre ellos discutían y exclamaban: ¡un vago es!, ¡es un bueno para nada!, ¡no tiene ganas de trabajar ni de vivir! Así fueron todas frases que no llegarían a ningún lado, hasta que uno de los más ancianos dijo: - Joven, tengo aquí dos opciones, con las cuales mis colegas seguro concuerdaran. O te sometes a una prueba para ver que anda pasando dentro tuyo, o te exilias, tu decides. Aceptó la prueba. -Muy bien –dijo el anciano- La prueba consiste en que te internarás en el desierto sin zapatos, no podrás comer ni beber nada durante tu viaje, y estarás así hasta que se te presente una visión, la cual te dirá una gran verdad acerca de ti. (Era una prueba muy popular de los indios de America del Norte)Al otro día, los ancianos lo despidieron en su viaje.Estuvo caminando hasta que se hizo de noche, y se tiró al piso del cansancio, no creía sentir nada. Empezó a recordar todo el camino que recorrió para llegar a ese punto, pero no llegó a ninguna conclusión. De repente, se acerca una lagartija, y le susurra a Pájaro al oído: - No comés la comida porque no tenés hambre, no tenés hambre porque tu alma no tiene hambre, y tu alma no tiene hambre porque perdió las esperanzas y no tiene un propósito, pero ambas se pueden tener con solo cambiar tu forma de pensar, hacelo y tu vida cambiará- Pájaro mira a la lagartija y le dijo que tenía mucha hambre, y se quedó dormido.Al otro día despertó, y esas palabras le retumbaban en la cabeza. Volvió al pueblo, cuando llegó, agarró al anciano, le dijo que tenía ganas de buscar madera para la tribu. El anciano le dio un poco de pavo y agua. Comió, agarró un hacha, y fue a buscar madera.
Nicolás Herrera

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