lunes, 6 de diciembre de 2010

Fragmentos del diario de Ana Clara

7 de junio de 1995
Querido diario:
Hay una zona de mi vida que está como nublada, que se esfuma en tonos grises y no logro asir. Mamá dice que fue el golpe. Que me caí de una hamaca cuando tenía dos años y que eso debe haber provocado una lesión que ha borrado mis recuerdos.
Es raro porque no recuerdo la hamaca de la Plaza de Belgrano que me muestra mamá cuando me lleva a misa. Pero sí me vienen, a veces, recuerdos de una hamaca despintada y me veo feliz en otra plaza. Sé que no es la de Belgrano porque no veo la Iglesia redonda, ni parejas elegantes en los cafés. La plaza que veo es más bien fea. Sin muchos árboles; y, a veces, cuando me concentro, veo una canchita de fútbol embarrada y una mujer de pelo largo y sonrisa amplia leyendo un libro. De vez en cuando levanta la vista del libro y me busca. Y solo cuando sus ojos me encuentran parece relajarse; entonces sonríe, con esa sonrisa franca y generosa que después veo en todas partes.
Mis amigas dicen que estoy un poco loquita
--Pero, Clara, ¿es siempre el mismo sueño?—preguntan.
Y por más que trato de explicarles que no es un sueño, que me pasa de día, cuando me baño o camino a la escuela, hasta en el cine, se quedan con la idea del sueño. Y se olvidan enseguida y otra vez viene el tema del viaje de egresados y cuánta plata llevan ahorrada y si a María le darán permiso o no para venir con nosotras.
Mamá me pidió que no le volviera a contar sobre mis imágenes borrosas. No sé por qué la pobre se pone nerviosa y enseguida busca la Para ti o la Gente y cambia de tema.
Al principio la visión venía y desaparecía casi en seguida. Pero últimamente parece durar más y por momentos es como si la neblina fuera barrida por una brisa suave y veo más colores y detalles.
Ayer, por ejemplo, se oscureció la zona de la canchita, pero ví mejor el libro que la mujer lee. De lomo azul y letras doradas. Creí leer “Ana”. Cuando se lo conté a papá se estaba poniendo su uniforme y cuando se viste pone mucho esmero en su traje sin una arruga y con botas bien lustradas, quizás por eso se enojó y me gritó que dejara de imaginar fantasías y que me ocupara de estudiar matemáticas porque si no aprobaba el trimestre no había viaje de egresados.
Voy a intentar hacerle caso.
CLARA IBARGURREN


14 de junio de 1995
Querido diario:
Hace una semana que no te cuento nada porque estuve con mucha fiebre. Recién hoy tengo ganas de escribir. Estos días me pasó algo muy raro. Dice mamá que tuve fiebre muy alta y que se preocupó porque dormí un día entero, pero que el sueño era agitado, balbuceaba palabras incomprensibles y a veces lloraba.
Sin embargo, lo realmente sorprendente es que esta vez recuerdo imágenes nítidas, colores brillantes y sonidos. El pelo largo de la mujer, castaño claro. El libro azul y en dorado la palabra “Ana”. Cerca de mí, arena. La mujer que lee y de vez en cuando me mira. Su sonrisa franca cuando sus ojos me tocan. Y entonces, un sonido, un grito que se quiebra en la garganta de la mujer. Y después sombras, silencio, oscuridad.
Creo que en ese momento mamá abrió la puerta preocupada y vio que estaba cubierta de sudor y decidió llamar al doctor Peralta. Él dijo que era delirio por la fiebre alta y recomendó baños fríos y descanso.
Yo quería contarle lo que había visto, pero mamá dijo que me callara, que no estaba bien e invitó muy amablemente al doctor a retirarse de mi habitación.
CLARA, CONFUSA


15 de junio de 1995
Querido diario:
Ayer papá entró a mi pieza y me dijo que se iba a ausentar unos días.
--Estos subversivos de mierda siguen jodiendo igual. Ahora no solo hay que aguantarse a esas viejas locas, sino también a los hijos!!! Habría que haberlos matado a todos.
Cuando papá habla así es mejor no preguntarle nada más porque está irritado y se la agarra con quien sea. Mamá me dice siempre que no hay que contradecirlo ni molestarlo porque está cansado. Pero a mí no me gusta que hable así.
Por eso escribo. Acá es donde puedo realmente decir lo que pienso sin molestar a nadie.
Ayer hice el esfuerzo de concentrarme cuando me vino la visión. ¡Y funcionó! Como en una película, las imágenes fueron tomando forma: vi a la mujer leyendo en el banco de la plaza, vi la arena y vi mis manos ¡pequeñas! sosteniendo un baldecito. Vi el libro azul y la inscripción en dorado “El diario de Ana Frank”. Traté de controlar la emoción por ese descubrimiento, pero fue inútil. De pronto, sentí lágrimas brotando de mis ojos y la imagen se nubló y desapareció en pocos segundos.
El resto del día estuve mal, sentía que la angustia me crecía en el pecho.
CLARA OSCURIDAD


16 de junio de 1995
Querido diario:
Ayer le mentí por primera vez a mamá. Le dije que en el colegio nos habían pedido “El diario de Ana Frank” y que debía leerlo para no atrasarme con las tareas. Todavía siento un poco de culpa por haberle mentido, pero fue lo primero que se me ocurrió para que me lo comprara sin preguntarme nada.
¿Cómo expresar en palabras la emoción que sentí al desenvolver el libro y reconocer el color azul del lomo y las letras doradas en relieve. Cerré los ojos y pasé mi dedo índice por las letras como reconociendo un objeto perdido y ahora recuperado.
Mamá me tomó la fiebre otra vez y me pidió que descansara. El libro me quemaba las manos, lo sentía llamarme suplicante. Lo leí como quien busca una revelación y entonces, reconocí una frase: “Lo que me asombra es no haber abandonado por completo mis esperanzas, que parecen absurdas e irrealizables. Y, sin embargo, me aferro a ellas a pesar de todo y sigo creyendo en la innata bondad del hombre.”
Sí, la reconocí, y escuché una voz femenina, dulce, serena, que la repetía y que me decía: --Por eso te puse Ana. Ana, hija. ¡Te amo tanto!!!
Pero entonces el grito otra vez, y la oscuridad inundando todo; y el libro cayéndose de mis manos como un pájaro herido que bate sus alas inútilmente hasta golpear con el piso.
CLARA REVELACIÓN


20 de junio de 1995
Querido diario:
Tres días estuve fingiendo fiebre, comiendo lo indispensable y pidiendo estar sola. Tres días estuve leyendo “El diario de Ana Frank” sin dejar de sentir que recuperaba algo que había sido mío anteriormente. Tres días estuve sintiendo que las palabras me quemaban los ojos. Hasta que sucedió. Esta vez fue la frase “Quiero que algo de mí perdure después de la muerte.”
Y otra vez fue la mujer de largos cabellos castaños y sonrisa plena la que me la decía. Y me leía el libro azul en la plaza sobre su regazo. Después yo agarraba mi baldecito y me iba al arenero. Ella, entonces, cerraba el libro y me sonreía mientras pasaba el dedo por el borde de las letras doradas.
Esta vez también sentí la tibieza del sol de mayo y el arrullo de las palomas. De súbito, la revelación. Mamá leyéndome frases sueltas del diario de Ana, mamá sonriéndome, acariciándome con sus ojos desde el banco de la plaza y yo, Ana, feliz con mi baldecito.
Entonces el grito. El grito que quebró el silencio de la siesta en la plaza para siempre. Vi a mamá agitando con furia su pelo lacio. Y a un militar sin rostro sujetando su cuerpo convulsionado, empujándola luego al Falcon y los ojos grandes de mamá buscándome mientras desaparecía para siempre.
Otro uniforme planchado y botas lustradas se acercó al arenero, se agachó hacia mí y me sonrió. Vi su cara conocida con asco. Me alzó y entonces yo vi, caído en el suelo como un pájaro herido, el libro azul de letras doradas. Y entonces comprendí.
ANA



Epílogo


4 de octubre de 1996
Querida mamá:
Estos días anduve muy ocupada. Tenía que hacer muchas cosas y quería hacerlas todas lo antes posible; pero por suerte Martín y los demás me fueron explicando que estas cosas llevan su tiempo, que debo ser paciente, que la justicia tarda, pero finalmente llega.
Solo sé que “El diario de Ana” me ayudó a no desesperar, igual que , como imagino, te habrá ayudado a vos durante todo ese tiempo en la oscuridad. “Las personas libres jamás podrán concebir lo que los libros significan para quienes vivimos encerrados.” También me dio fuerza para averiguar quién soy yo y cuál es mi historia. La verdad duele, pero ayuda a sanar. Y, a veces, trae sorpresas inesperadas.
Me siento más grande, el viaje de egresados quedó en el olvido. “Tuve la suerte de ser arrojada bruscamente a la realidad.”
Hoy emprendo otro viaje. Mucha gente me acompaña, entre ellos Martín y, desde mañana, la abu que nunca dejó de buscarme. No sé que voy a decirle, pero de algo estoy segura: voy a abrazarla fuerte buscando tu olor y tus ojos grandes y le voy a pedir que me lleve a la plaza y me lea frases sueltas de “El diario de Ana Frank”
TU ANA
PD: “Puede perderse todo, la riqueza, el prestigio; pero esa dicha en tu corazón sólo puede, cuanto más, ensombrecerse, y volverá a ti siempre, mientras vivas. Mientras levantes los ojos, sin temor, hacia el cielo, estarás seguro de ser puro y volverás a ser feliz, suceda lo que suceda.” Ana Frank, 23 de febrero de 1944.

Sonia Bernades

domingo, 28 de noviembre de 2010

¿Alguno tiene carpa?


-Alguno tiene carpa?
-Yo sí, pero la estoy usando.
-¿Cómo que la estas usando?, si estás acá.
-Sí, pero la estoy usando.
-No entiendo, ¿En dónde estás?
-En todos lados, justamente por eso siempre la estoy usando.
-¡¿Cómo que estás en todos lados?! Uno no puede estar en todos lados!
-Yo sí, vivo de mis sueños, estoy dónde quiero y hago lo que quiero.
-¿Lo que quieras?. Una persona no puede vivir así, ¿no trabajás? ¿no vas al colegio? ¿No tenés obligaciones?
-No, no y no. Una persona sí puede vivir así, de hecho yo lo hago y como te habrás dado cuenta yo también soy una persona. Y si hago cosas: camino, recorro el mundo, conozco gente y hasta lugares rarísimos de los que nunca escuchaste, sigo caminando, fumo, medito. Siempre solo con mi carpa, solo ella y yo, por eso no te la puedo prestar, siempre estamos juntos y nunca nos vamos a separar.

Mariano Beldorati

Vida complicada

Lo primero que recuerdo es a mi vieja dándose un pase de merca, no fue la última vez, pero tampoco la primera. Creo, por ésto y por todo lo que tuve que atravesar en mi vida, tengo los problemas que hasta hace poco no podía superar.


En fin, nací en Colombia en el año 1976. Mi viejo fue un famoso narcotraficante y mi vieja, en base a su adicción, se casó con ese forro, al que solo le importaba la guita.


Toda mi vida intenté escapar de ese mundo, ese mundo de drogas, dinero y venganzas. Hay días que me costaba más que otros, pero siempre hice lo posible, se lo juro.


A mis 17, otra familia narco colombiana hizo estallar el auto de mi mamá, en realidad, ella no tenía nada que ver con la venta, pero pertenecía, al igual que yo, a esta familia de mierda. Nunca pude superarlo y ese fue el momento en que caí yo también.



Después de eso decidí irme a Miami porque no podía seguir viviendo con tanto miedo en mi país. Apenas llegué me cambie el nombre, mi pelo y mi forma de vestir. Poco después pude conseguir un trabajo en una pescadería, no era gran cosa pero por lo menos tenía comida y donde dormir y a causa de la poca plata que tenía cada vez consumía menos hasta que hace unos cuantos años no la necesité mas.



En el 2002 conocí a unos chicos muy buena onda que buscaban un cantante para su banda de cumbia. Yo tal vez no era excelente cantando pero tampoco pensaba que era malo, así que decidí unirme a ellos para hacer algo diferente y desde ese entonces nunca nos separamos. Comenzamos tocando en un galpón, poco a poco en bares, luego en fiestas y ahora podría decirse que nos hicimos famosos, a finales del año que viene grabaríamos nuestro 3er CD. Ya no necesito hacer otra cosa más que mi música para vivir. Podría decirse que la cumbia me dio la vida que nunca tuve y siempre quise tener

Mariano Beldorati

Pregunta compleja


¿Por qué cuando hace más frío, más desnudos quedan los árboles?

Siempre pensé que la nada era mucho y que el silencio lo explicaba todo. Con el tiempo uno se consume, se desgasta, se pierde. Y lo peor es que no se da cuenta hasta el final.
Pero es así, es la ley de la vida. Desnudarse frente al Dios más oscuro y dejarse llevar por el ruido de las velas.
Los árboles también son así: se lucen con el viento y sus cantares, con el tiempo y sus amores. Y con el frío se desnudan frente al Dios más lejano y se dejan llevar por el ruido de lo inalcanzable.

Sabrina López, 23-11-10

Biografía ficticia

Bautizada con el nombre Ashely Heather Minesota, nací en el archipiélago de la Reina Carlota. La discapacidad en mi pie izquierdo, la cual me acompaña desde el día de mi nacimiento, no me impidió poder desarrollar una vida perfectamente normal.

Aunque criada en cautiverio, puede desarrollarme libremente. No tengo quejas acerca de ello, ya que tuve la posibilidad de acceder a una buena educación y graduarme con honores. Paradójicamente, elegí estudiar carreras relacionadas con el diseño y la imagen; aunque no me destaco especialmente por mi buen aspecto. En estos momentos una capa de color azul con puntitos violeta y antenas con estrellitas de color amarillo me acompañan. Aunque claro, esto cambia periódicamente.

A la edad de veinte años un golpe de fama tocó a mi puerta y pude cumplir el sueño de ser estrella pop y cantar junto al clon número ciento doce de Britney Spears. Desafortunadamente, este reconocimiento fue momentáneo y la fama se fue como llego. Sin embargo pude superar esto gracias a mi mejor amigo, el conde Monsieur Micron.

Mi vida amorosa tampoco fue grata, y si pudiera me gustaría omitirla. Pero no puedo, necesito incluirla. Mi primer y único amor fue una rata, a la que ya no tengo a mi lado. Desde ese episodio no volví a ser la misma.

Actualmente, trabajo como diseñadora de imagen en televisión. La remuneración es buena y respetan mis derechos. Contemplan mi discapacidad, por lo que tengo acceso a un estacionamiento especial. Además, las vacaciones son pagas y cumplen con los feriados que me corresponden.

Hoy, 29 de Abril me encuentro escribiendo mi biografía. Si olvidé mencionarlo, porque además de histérica suelen tildarme de olvidadiza, soy una serpiente con estudios universitarios.

Adriana Salón

Carta de un suicidio

Carta de un Suicidio

Mamá:
No te lo dije antes porque no quería que te preocupases, pero ahora que nunca más vas a verme, no debería sentirme mal por las palabras y la situación (o confesión) que estoy a punto de hacer.
Esa tarde, que llegué de noche a casa, ese 15 de mayo de 2009, no volvía de la casa de Agostina… Volvía de mi pesadilla vuelta realidad. Por eso no comí, por eso me fui a dormir temprano. No te diste cuenta porque estabas peleando con papá sobre por qué lo habían echado del trabajo y no quise sumarte otro problema. Tampoco lo hablé con nadie porque supe que te lo contarían y no quería eso, cuando te enojabas siempre me decías “Tu papá y yo no te queríamos, sin embargo te tuve, y ahora mirá como me pagás”. Así como supe que no lo decías en serio -igualmente me caía muy mal que lo dijeses-, supe que no debía contártelo. Ahora ya nada importa, tomátelo como quieras o como puedas.
Llovía y no quería mojarme, por eso me tapé con la carpeta verde que me habías comprado hacía 10 días. En la estación de tren, un señor se dio cuenta de mi descontento, y me ofreció su tapado. No accedí, pero igualmente me empujó hasta la esquina de la boletería. Llevaba un pantalón de vestir gris, y dicho tapado haciendo conjunto. Abrió su sacón y me mostró lo que tenía dentro: una pistola. Imaginate que no supe reconocer que tipo de pistola era. Imaginate mi terror al ver algo que no creía. Imaginate mis lágrimas, camufladas por la lluvia, rogándole que no me hiciese nada.
Pero no me escuchó y actuó como si nada, como si no existiese nadie que pudiera vernos. Es verdad, no mucha gente podía hacerlo, pero sí creo que por momentos podían escucharme gritar; los momentos en que no me tapada la boca con ésa mano llena de sangre, mi sangre, repugnante, asqueroso. Incluso las cosas que me decía.
Realmente, nunca pensé que me iba a pasar algo así, pensé que éste tipo de cosas sólo pasaban en el Noticiero del 12, con la conducción de Andino, con su cara afligida, pidiendo que no se repita.
Después de eso, volví a verlo una sola vez en la calle, me dio un papel. Éste papel tenía anotados la dirección de casa, nuestro teléfono, y el teléfono al que debía llamar para que no les pase nada a ustedes. Bueno, llamé.
Mamá, sé que es casi imposible que vayas a cumplir con lo que voy a pedirte, más porque ya no estoy ahí y eso pasó hace tiempo, pero, por favor, no intentes buscarme. Si lo hacés, nos van a destruir a todos, los van a dejar sin familia, sin alma, sin esperanzas.
Hubiese preferido mentirte, pero tenés derecho a saber cómo fueron en realidad las cosas.

Te ama, desde donde esté,
Tu Hija

Sabri Lopez

Desinformación

Llegue corriendo muy ansioso a la cabina. Necesitaba más información del lugar y no sabia si ella podía dármela. Me encontré con una secretaria haciendo ruidos con la lengua y el paladar. Me dijo que le brinde una segunda versión de la pregunta mientras se tocaba su prenda intima. De pronto, se hizo un silencio y yo estaba sin comprender. “Cuente” me dijo. “Le repito, yo ya estoy comido y bebido. Solo necesito una cama” me recomendó una hostería.
La característica más notable de esta era que olía a frituras. En las paredes, había cuernos y cabezas de animales. Sin dudas había un cazador oculto entre los presentes. “dios me guarde” dije en voz alta sin poder contenerme.
Me aterró la idea de que había un asesino cerca. En un rincón, las vi. Viejas, bien vestidas, y parlanchinas. Unas típicas arpías. Estaba rodeado de muchos personajes casi tenebrosos. Me escabullí de sus miradas hasta encontrar la salida, pero la puerta estaba bajo llave y ya empecé a convertirme en uno de esos personajes.

Aylen Gottardi.

Maldito despertador


Me descubrí caminando en una especie de lugar desconocido, que después se volvió el colegio. Cambió de repente , y se convirtió en el pasillo ese, tan monótono que siempre recorría para ir al aula. No sé bien por qué, pero tenía ganas de entrar al aula, aunque no tenía la mochila ni nada escolar cerca. Aún así, cuando entré en el aula había un clima extraño, como de jolgorio y fiesta, como de broma que no entendía...
Estaban todos de pie frente a los bancos, cada uno parado frente a su silla, sonriendo y mirándonos de manera cómplice a él y a mí. Él, estaba parado justo en frente mío, los dos estábamos parados en el espacio entre el pizarrón y el escritorio. Nuestros compañeros se reían, pero de felicidad. Algunos hacían onomatopeyas de complicidad, para nada sutiles... Y él se me acercó. Mucho. Los demás empezaron a aplaudir.Lo tenía a centímetros de mi rostro cuando un horrible ruido de despertador me devolvió al mundo, como si un ladrillo gigante con la palabra "Realidad" me cayera de golpe en la cabeza. Esa mañana me levanté rezongando y odié a todo el mundo. ¿Qué le costaba al tiempo retrazarse cinco minutos más?

Paula Alvarez

Órgano destructor

Planes. Muchos planes. Un abanico de planes. El futuro los esperaba ansioso. Como todos, el tenia defectos. Como todos, ella también. Solo se tenían el uno al otro.
El dinero era la traba principal que los impedía alcanzar ese futuro. La idea de una familia era inalcanzable para ellos sin dinero.
El pasaba noches enteras intentando conseguirlo. A pesar del amor, los planes y el futuro juntos, se sentía solo. Se colgaba de una botella en busca de esa compañía. Tenía necesidad urgente de ese futuro, y cada noche era mas larga. Eterna. Iba, jugaba, perdía.
Los nervios y la tristeza hicieron que ella se enferme. Era mas urgente conseguir un donante para ella que el dinero y el no lo supo ver. Siguió y no paro. No solo perdió todo lo material; sino que la adicción le hizo perder su higado.
Un día, jugo lo ultimo que le quedaba y gano. Gano y recupero lo que habia perdido y mucho más.
Cuando quizo disfrutar el momento con ella, ya era tarde. Ahora si estaba solo y era responsable de ello. Responsabilidad que no soporto y que obligo al alcohol llevarlo con ella.

Aylen Gottardi.

domingo, 7 de noviembre de 2010

TzzzTzzzz”: la asombrosa vida de Ashley Heather Minnesota.

Hace mucho mucho tiempo, en el Archipiélago de la reina Carlota, nací yo, una bella criatura. Mi piel escamosa era color azul como el mar y estaba manchada de numerosas pecas violetas, mientras que en mi cabeza resaltaban dos hermosas antenas adornadas con estrellitas doradas es sus puntas (una por cada antena). Mis padres (un árbol y un paquete de ricota) me llamaron Ashley Heather Minnesota en honor a las víctimas del último holocausto lácteo.

Con un gran esfuerzo monetario lograron inscribirme en una hermosa escuela privada (“Nuestro señor Zulma Lobato”),donde recibí la mejor educación primaria y secundaria posible del país. Fui una serpiente criada libremente en cautiverio, y me gradué con honores.

Mi juventud fue algo bastante triste. Mi primer amor, es algo que recuerdo con mucha pena.. La recuerdo como si la estuviese mirando en este mismo momento a los ojos, a aquella hermosa rata de campo llamada Leticia. Sí, Leticia y yo éramos del mismo sexo, pero aquello no me importó. No pude evitar ponerme nerviosa cada vez que me miraba a los ojos, no pude evitar ponerme contenta al verla llegar todos los días a clase de piano en el conservatorio, no pude evitar pensar en ella todas las noches ni verla de lejos todos los días. Se volvió mi mejor amiga en el conservatorio, y ambas nos hicimos muy unidas. Yo siempre supe que sería algo más visto que dos personas del mismo sexo se enamoren, sabía que no era muy aceptado, pero me nada de eso me importó ¡La sociedad no me impondría de quién me tendría que enamorar! Así fue como me animé a invitarla a salir un día, juntando fuerzas de no sé dónde, tal vez de algún lugar recóndido de mi ser , tal vez de mi subconsciente enamorado, pero la cuestión es que lo hice. Y esa cita fue algo mágico, fue increíble, pero tuvo su pequeño problemilla, del cual nunca pude olvidarme… Estando sentada en frente de ella, viéndola a los ojos, sentí algo que nunca había sentido antes, una sensación muy extraña que invadió cada célula de mi cuerpo, cada pensamiento en mi mente. Me sentí llena de un instinto animal del cual nunca me había percatado… Devoré a Leticia de un mordisco, y así murió en mi estómago. Mi primer amor había muerto, y por mi culpa: nunca fui la misma desde entonces.

Más allá de mis penurias amorosas, a los 20 años cumplí uno de mis más grandes sueños: luego de ganar un concurso televisivo para ser cantante pop, me volví una super estrella y tuve el honor de compartir uno de mis recitales en vivo desde el Estadio de River con mi ídola, el clon número 112 de Britney. Mi mejor amigo filmó todo el recital desde las plateas.

Siempre tuve la ayuda y compañía de mi amigo francés, Monsieu Micron. Fue un gran apoyo en momentos de duda, dificultad y crisis nerviosa. Estoy en deuda con él. Y se lo agradeceré toda mi vida.

Algo que siempre me afectó fue mi grave problema al nacer, ya que nací sin pie izquierdo, por lo que hoy en día, ya retirada del mundo del espectáculo, gozo de un estacionamiento especial a causa de mi discapacidad. Trabajo como diseñadora de imagen en radio y televisión, y muchas veces mis compañeros de trabajo me tildan de “histérica”. ¡Lo que pasa es que ellos no saben lo que es la menstruación!

En fin, para terminar de describirme en primera persona sólo me basta agregar que mi comida favorita es el chucrut, que mi color favorito es rosa salmón y que mi pasatiempo favorito es cortar lechuga.

Que la paz del yogurt sea con ustedes, y que Stella Marys los bendiga.

Paula Alvarez

domingo, 31 de octubre de 2010

Autobiografía ficticia

Soy conciente de lo que hice toda mi vida. Sé que podría haber sido mejor persona. Pero también pienso en mis noches de desvelo, que si no hubiera sido lo que fui, no hubiese tenido ni llevado la vida que tuve. Lujos, favores, cama solares, coches, moda, apariencias, contactos, varios nombres, mujeres, hombres, gimnasia capilar, sirvientas, placer, joyas y por sobre todas las cosas poder, mucho poder.

Las drogas me dieron lo que ningún dios y ninguna persona me pudieron dar. Ni Dios, ni Buda, ni mi mamá me lo dieron. Es más, mi mamá me obligaba a vender hachis a mis panas en la secundaria. Yo era carente de carácter, por eso accedí. Todo era para ayudar a la pobre de mi hermana menor Julieta, quien sufría de Leucemia, en paz descanse.

Mi padre nos abandono cuando se enteró de esto.

Fue así como empezó mi “carrera” en el mundo de los narcotráficos. Favor aquí , favor allá, y de tanto tiempo de andar entre polvo blanco, uno se vuelve un poco influenciado por las cosas y es por eso que empecé a probar, poco a poco, las distintas drogas. Por tiempo las dejaba y en menos de una semana volvía a recaer. Era mi único recurso para vivir, ya que no terminé el secundario.
A los 25 me sentía ya un hombre poderoso. Me había dejado el bigote, se me habían volado las chapas (herencia de mi padre) y mi panza de no hacer deporte se me empezaba a notar. Conocí a Rita. Una campesina del Valle del Cauca, quien era hermana de “Héctor, el bambino” un narcotraficante amigo en aquellas epocas.

Nos casamos el mismo año y disfrutamos de muchos viajes, pero a ella –ademas del buen vivir- le interesaba la moral y me reprochaba todo el tiempo que dejara el negocio de las drogas. Ella no entendía lo que significaba para mí ese negocio, por eso hubo momentos en que solo eran discusiones en ves de risas y sexo. Fui protagonista de varios engaños, fue por eso que me cansé de las mujeres y experimenté con hombres, y admito que me gustan. Así que esa relación fue más decadente que linda. No la vi nunca mas, no se si está viva o muerta.

A los 33 tuve mi primera recaída, tuve que ser internado en el hospital central de Bogotá y permanecí en coma por casi 2 años. Al salir de allí, dije que era el final de los narcóticos en mi vida. Pero los que pasaron por esto me entenderán que no es fácil, y fue cuando recaí de nuevo en ese mundo.

Tenia todo lo que un hombre puede tener, mansiones por toda América, millones y millones de dólares, relaciones hasta con los presidentes de Venezuela, Bolivia y Argentina. Negocios internacionales, ¿Qué mas podía pedir? Era yo solo frente al mundo, mi familia no existía mas y fue ahí cuando decidí ir a vivir a un trailer y pasear por las rutas de Colombia. Me olvidé de que existia el mundo, ya que la plata me sobraba, no tenia gastos mas que la comida y ropa.
En el 2005 me surgió un negocio millonario. Era en Marruecos. Un tal Muhamed Suquiri me habia llamado diciendo que “la colombiana” era la mejor del mercado. Por eso fuimos con el avion hacia alli. Y al llegar a Marruecos, me enamoré de ese mundo. Por eso decidí quedarme. Y hasta el dia de hoy que paso mis dias en un palacio con mi amor Hakan Sukur, un hombre de negocios.

Eso es algo de mi vida. Me di cuenta de lo mal que hice en vender esas sustancias que no sirven para nada. Soy conciente que la unica felicidad es la que genera uno mismo y no una droga.

Pido perdón a toda la gente que le hice daño, a las personas que maté y a las familias de estas. Espero sepan disculparme

Lautaro Barceló

Legonio VII, principe de Lega

Buenas tardes. Mi nombre es Legonio VII, soy el príncipe de Lega. Mis padres son Legonio VI y Begonia de Arazaga. Ellos son los reyes de Lega. Nací en el año 1563 d.C. y actualmente tengo 47 años, aunque por mi ancha y gorda barriga y mis rechonchos cachetes parece que tuviera muchísimos años más, por suerte, soy bastante alto y un poco mis cualidades obesas se esconden, pero mi tez pálida asusta. Tengo nariz pequeña y orejas de elefante.
Soy avaro, muy avaro. Algo que aprendí de mi mamá, porque ella nunca me quiso, soy tan avaro como ella gracias a su presencia. Arrogante pero poeta. En mis horas libres en las que no tengo nada que hacer me siento a escribir poemas de amor, dedicados a alguien sin nombre y sin figura. Me es difícil amar, más después de todo lo que tuve que pasar para que alguien, al menos alguien en el reino, me aceptara.
Soy gay. Ese es el problema principal de mi persona, un pecado para mi madre. Y fue por su culpa por la que aborrezco a las mujeres y veo en los hombres una figura mucho más cariñosa, fue mi padre quién me mimó y me lleno de las cosas que yo quería, era un caprichoso de niño.
Tengo un objetivo en la vida, y ese es poder bajar de peso. Desde hace muchos años que vengo haciendo dieta, pero los banquetes reales son tan enormes y tan apetitosos que a veces no puedo resistirme, y mi panza lo demuestra perfectamente. Mis padres comen como pájaros, aunque haya mucha comida. Entonces ¿Para qué sirven tanto?
De todas maneras yo se que soy capaz de bajar de peso. ¿Qué cosa hay que Legonio VII no pueda hacer? Nada. Logré que me aceptaran como soy, afeminado. No tengo nada en contra mío entonces.
Tengo un amor imposible, su nombre es Elgo el albino. Es tan rubio, tan perfecto. Me enamoré de él cuando teníamos los dos 19 años. Estábamos en una tertulia real, donde presentaban en sociedad a su hermana menor que tenía 14 años en ese entonces. Fue ahí cuando me di cuenta de que era gay y de que estaba enamorado de él. Lo vi caminando del brazo con su hermana entre la gente, con esa sonrisa tan perfecta, que descubrí que lo mío eran los hombres, que lo mío era Elgo.
Antes de terminar, quiero contarles un secretito: mi dedo meñique derecho es de madera. Cuando tenía 8 años mi mamá me llevó a conocer una guillotina, donde le cortan las cabezas a los indolentes, y estaba jugando con ella y sin querer el filo de la misma cayó desde arriba. Por suerte, agarró únicamente mi dedo meñique. Tuve que aprender a toda costa a escribir con la mano izquierda y convertirme en zurdo porque esa mano la tengo casi inmovilizada.
Esto es todo lo que deben saber de mí.

Carolina Lesca

miércoles, 20 de octubre de 2010

Una mujer extraña

Esa mujer era muy extraña. Creía haber visto su rostro alguna vez, pero no conseguía recordarlo con exactitud. Trataba de no mirarla, ya que su presencia me incomodaba realmente. Mi misteriosa acompañante, por el contrario, me miraba descaradamente. No disimulaba, y sus ojos se posaban en mí de forma escrutadora. Analizaba detalladamente cada uno de mis movimientos, cada uno de mis gestos.

Yo trataba de evitar su mirada. Esta mujer situada justo frente de mi, me inspiraba un gran temor. Su piel era blanca, y contrastaba a la perfección con su vestimenta de color negro. Su pelo se encontraba oculto por un sombrero del mismo de su ropa, pero unos mechones que se escapaban hacia los costados me hicieron saber que su cabello era de color rubio muy claro, casi blanco. Su mirada era fría, al igual que la temperatura que acompañaba a la oscura noche de invierno. Sus labios estaban suavemente humedecidos, al igual que las gotas de lluvia que caían sobre mi espalda en ese momento.

La situación era incómoda y el momento escalofriante. Ambas nos encontrábamos paradas, esperando la llegada del tren. Mi presencia en el lugar equivocado, en el momento menos recomendado me hicieron sentirme tan boluda. ¿Qué hacía yo en ese lugar? ¿Quién me había mandado a mí a exponerme a esa situación? Yo misma, claro. Yo y mí forma tan infantil de mostrar independencia. La estación de tren durante una noche oscura, fría y lluviosa de invierno no es justamente el lugar más recomendable para una chica que acaba de cumplir los diecisiete años.

Comencé a notar que la mujer que antes solamente me miraba, comenzaba a acercarse lentamente hacia mí. Había estado tan distraída con mi monólogo mental que no pude advertirlo antes. El miedo me paralizó, y no pude correr. Cuando ya se encontraba muy cerca de mi, abrió su gran saco con el propósito de buscar algo y entonces…



Adriana Salón.

miércoles, 29 de septiembre de 2010

Inentendible

Calor. Mucho calor. Abro los ojos porque estoy demasiado transpirada. Me levanto. Gritos. Rugidos. ¿Qué esta pasando?

- Mama, mama – empiezo a llamar saliendo de mi habitación.

No había nadie.

- ¿Papá? ¿Sebi? – seguí preguntando.

Nadie. ¿Me habían dejado sola? ¿Se habían olvidado de mí?

Abrí la puerta de entrada, y mi entorno me asusto. Los árboles estaban encendidos, fuego por todos lados. No había gente en las afueras. ¿Entonces, qué eran esos gritos? Miré a la derecha y había dinosaurios. ¿Dinosaurios? Es imposible. Ya no existen. ¿Qué está pasando?

Miré nuevamente a mi casa, pero no era mi casa. ¿Dónde estaba?

¿Dónde esta mamá, papá y Sebas? ¿Se habían escapado y se habían olvidado de que yo también estaba?

Tenía miedo, mucho miedo. Quería correr, lejos. Pero no podía. Algo me lo impedía. A lo lejos divisaba ahora unas tres personas. Eran ellos, eran mi familia. Quise empezar a correr, pero nuevamente algo me frenaba. Quería llegar a ellos, pero no podía. Y ellos empezaban a alejarse. Gritaba sus nombres. Pero no gritaba. No tenía voz. Ellos no me escuchaban; y de repente…

Carolina Lesca

El paraíso

El sol brillaba y no había ni una nube. El pasto y los yuyos me llegaban hasta la cintura y me picaban las piernas porque tenía puesta la pollera de mi tía. La azul, la que me puse en el cumple de 15 de Sasha.
De a ratos caminaba y de a ratos corría, era feliz y quería que todos lo supieran.
Sonreía como si me hubiesen inyectado algo en los pocitos de los cachetes, pero esta sonrisa era natural y divina, como pintada, como cuando te sacás una buena nota a fuerza de estudio, como cuando tu mamá te dice que te quiere, como cuando encontrás plata en la calle o en un pantalón que hace mucho no usabas, como cuando empezás a salir con alguien con quien te morías por estar.
Así estaba yo, en el medio de un campo celestial, flotando por todos lados, cantando, tranquila y feliz.
Pero me caí, de la nada me caí. Dejé de estar en el campo para perderme en la nada, en algo que nunca vi pero lo supe oscuro e infinito.

Sabrina López 27-09-10

La verdad oculta

Cuando yo desperté, él estaba sentado en mi cama. Sus enormes ojos negros, sin expresión y sin fondo parecían engullirme entero. Sentí sus dedos fríos y delgados como lápices acariciando mi cabeza; de los ojos y de los extraños orificios nasales- apenas dos agujeros negros sobre la piel cetrina- comenzó a salir un fluido amarillento, parecía estar llorando.
No me dio miedo, muy dentro mío lo reconocí, en alguna parte de mi ADN palpitaba una verdad inquietante.
La luz enceguecedora que se asomaba por la ventana de mi cuarto parpadeó 3 veces, ante esta señal, se levantó lentamente, como si le pesara alejarse. Se situó de tal modo frente a mi ventana que la luz lo envolvió y entonces desapareció. Escuché el sonido de la nave que partía a una velocidad demencial.
Me incorporé y miré mis manos, examiné mis brazos, sentí mi rostro, no me parecía en nada a El, sin embargo, del fondo de mi ser fue subiendo incontrolable una palabra que pronuncié sin permiso de mis labios y que dejó una herida abierta a su paso:“¡Papá…!

Estrella Gómez.

Viajeros

Estábamos caminando por un prado al aire libre. Eramos dos personas, dos errantes del destino sin rumbo definido. Para nosotros no había imposibles. Trabajábamos con honor, sin pagas, sin deudas, sin rencores, sin cadenas en los corazones. Simplemente teníamos la libertad de andar.
El sendero era largo y a lo lejos, en el horizonte, se apreciaba el ocaso. Pronto estaría todo oscuro... necesitábamos ir mas aprisa.
La noche nos tomo sin sorpresas, y las olas de fuego nocturno asomaron en las montañas. Los dragones comenzaban su monótona rutina de danzas nocturnas... eso significaba que teníamos que encontrar un refugio. Hallamos una cueva, una amplia guarida ancestral. ¿A quien pertenecía? Eso nos quedaba pendiente por averiguar. Con un conjuro simple creamos fuego azul, mezclando nuestras auras entramos en calor, nos acobijamos en nuestros cuerpos con el frío y la oscuridad acechándonos por fuera. Eramos dos. Espalda con espalda. Corazón con corazón.
Nos sorprendió la mañana y nos obligo a abrir los ojos. Todo era limpio, todo era claro. Se oía el ruido del agua cerca y las criaturas nocturnas pronto se irían a descansar. Lo primero que observe en aquella claridad fueron sus manos, fuertemente estrechadas a su cuerpo, tu piel blanca reflejaba frío... y le propuse seguir.
Emprendimos viaje muy temprano. En cualquier momento, en cualquier lugar, alguien nos podría necesitar. Cualquiera podría contar con nuestra ayuda. Nosotros: Cyan, mujer y Nahuel, hombre... Los dos nigromantes viajeros del alba.

Lucía Francia.

domingo, 19 de septiembre de 2010

Mi humo. Tu cruz


Me encuentro con vos, con tu cruz.

Te traje unas flores, esas que te gustan a vos, las que nos gustan a los dos.

Te recuerdo mientras enciendo mi cigarro, y largo mi humo en tu memoria.

El sol se empieza a nublar en mi vista, y por mi cara comienza a caer una lenta lluvia.

¿Qué mierda hago acá? ¿Por què hago esto? ¿No era yo el valiente?

Mientras miro tu cruz y ato las flores, pienso.

Pienso en todas las pelotudeces que hicimos juntos, pienso en ese hijo de puta, pienso en quemarlo.

Pienso en vos.

El cigarro se consume y me recuesto a tu lado.

Quiero gritar, quiero romper todo.

La lluvia recorre nuevamente mi rostro.

No entiendo lo que hago. Te hablo, ¿me escuchás?

Te pregunto, ¿por qué fuimos ahí Facu?

¿Por qué justo a la Santa Rita?

¿Por qué te deje ir? ¿Por qué no te cuidé?

Y devuelta las imagenes vienen a mi.

Él, vos.

Todos esos putos códigos, que nadie entiende.

Que debimos respetar.

Él, honorable.

Vos, muriendo.

¿Por qué mierda no fué a mi? ¿Por qué Facu, por qué?

Te grito. Facu, ¡¡¿me escuchas?!!

Tu nombre en vano pronuncio una y otra vez.

Carolina Lesca

El claustro

La voz aguda de la profesora de historia retumbaba lejana en mi cabeza.Tenía una leve idea sobre lo que estaba diciendo, pero no lograba retenerlo, mi mente deambulaba lejos clamando por la fría brisa invernal tan diferente al claustro del aula.Cuando de repente una voz me sobresaltó:
- Señorita,podría dejar de pavear y aterrizar en mi clase?!- Era la profesora, sin duda notó mi distancia,tenía que concentrarme sino iba a ver su afilada cara en diciembre, y eso no era para nada alentador.
intente enfocarme en la lectura del tema de clase pero no lograba codificar su significado, por lo que me sumergí nuevamente en mis sueños a ojos abiertos.Abruptamente desperté, me sentía ahogada por el aire viciado del aula, por lo que me acerqué al escritorio de la profesora la cual dormitaba mientras mis compañeros hacían de mala gana el trabajo q ella había dictado. Balbucié algo acerca de ir al baño, lo cual entendióy respondió de muy mal humor con un frío no. Volví a insistir, con inquietud y finalmente accedió, pero me advirtió: - Apurese, señorita porque no la esperaré para explicar el tema nuevo-.
Aliviada,al fin, me retiré al baño de mujeres ubicado en el primer piso del ala nueva del colegio.
Ya ahí, abrí la pesada puerta, y me encaminé hacia uno de los lavamanos, ahí abrí la canilla y me mojé la cara.subí la cabeza contemple mi pálido y ojeroso rostro en el espejo del baño.Sentía unas ganas horribles de vomitar.La cabeza me daba vueltas. De repente sentí un agudo dolor en la cabeza. Vi el piso aproximándose a mi cara. perdí la consiencia y caí duramente sobre el piso del baño.
- Despertáte- dijo una voz desconocida.
- Vamos, despertáte- Volvió a decir calmadamente.
Esta vez hice caso y, con un leve movimiento, abrí
los ojos. La voz provenía de una niña de unos 6 años.
Llevaba un vestido celeste, y el pelo largo hasta la cintura.
su piel pálida, contrastaba con su cabello oscuro y ondulante.
entonces, habló nuevamente: - Vamos, seguime, se nos
hace tarde- y agregó - mamá nos va a castigar si no te apurás-.
Lejos de entender lo que hacía, la seguí lo mas rápido que podía.
Atravesábamos un prado que se asemejaba a una postal de
un lugar lejano, el cual, aoesar de verlo por primera vez, me parecía
tremendamente conocido.
Luego de un tramo arbolado, traspasamos unas rejas que se extendían
a lo ancho del terreno.Continuamos unos metros adentrandonos cada vez más.
cuando derepente una enorme casa empezó a dibujarse en el fondo.
cada vez nos acercábamos más. Finalmente, llegamos a la puerta, entonces la
niña se dió vuelta y me dijo: - Dale, entrá - y en un abrir y cerrar de ojos, caminabapor los pasillos oscuros de la casa, súbitamente apareció ante mí una chica quien se secaba las lágrimas que rodaban por su rostro.
Traté de adelantarme para preguntarle qué era lo que le pasaba, pero
ella advirtió mi intención, giró sobre sus talones y se hechó a correr por
es siniestro pasillo. Recuerdo haberla seguido por las interminables habitaciones
de la gigantesca casa, hasta que finalmente comprendí que la había
perdido totalmente de vista y no sólo eso sino que descubrí que no tenía
la mas minínima idea de cual era mi ubicacion, por lo que decidí deambular
sin rumbo hasta encontrar una salida. Luego de una hora de caminata en la
más negra oscuridad, vislumbré una tenue y pálida luz que se escurría por debajo
de una puerta. Al acercarme más logré escuchar un llanto, que provenía desde el
interior de la habitación, sin pensarlo dos veces me apoyé en el picaporte e intenté
abrir, pero algo pasó, desperté con fiebre y exaltada. Miré la hora, eran las 12:30.
Se me hacía tarde para ir al colegio, de modo que me levanté, tambaleante de mi lecho.
Una vez de pie procedí a recuperar el equilibrio.El cuarto me daba vueltas.Sentí que
me desvanecía, entonces unos brazos me atajaron, era mi hermano.
- ¿Qué hacés?- me dijo.
- LLEGO TARDEEE!!!!- repliqué al borde de histeria. Él rió y dijo:
- ¿ Tarde a dónde?- incrédula, lo miré con indignación y le dije:
- Al colegio, claro- no entendía nada, ¿ Qué clase de broma o chiste privado
me había perdido mientras? ¿Es que mientras dormía se habia abolido el régimen
educativo o algo por el estilo?
- Estás en reposo tonta! Hace como una semana que dormís como tronco,
ni un oso duerme tanto! ¿Se te dió por invernar? mira que estamos en primavera eh,
todsavía falta.. - y prosiguió- ¿No te acordás que te desmayaste?, bueno, tuvimos
que llevarte de urgencia al hospital, mamá estaba fuera de sí, totalmente histérica.
Así que ahora, vas a sentarte, te vas a tranquilizar y descansar, porque sino te voy a atar a la cama como en los loqueros, sí?- vencida, me desplomé en la cama y me dispuse a hacer lo que más me divertía cuando estaba irritada: molestar a mi hermano!:D
-Che, me traés otra almohada?-
- Qué tiene de malo esa?- Preguntó tranquilamente.
- Está muy chata y transpirada- Respondí quejosamente.
- Ok, ya vengo voy a ver que puedo hacer- Satisfecha, al ver que iba a a estar dando vueltas todo el día, ya que supuse que las enfermeras estaíran ocupadas, me dispuse a pensar en lo que había soñado.
Era terriblemente vívido todo: la casa, la chica, la voz de la nena. Y el miedo. miedo denso y asfixiante
que cubría todo como una oscura niebla. No, era sólo un sueño, no podía entender porque dudaba tanto esto. Sólo un sueño. Estúpido, ficticio..y atemorizante sueño.
- Ves, ya estás desvariando- me dije- seguro tanto descanso te hizo mal-
- POR DIOS! ¿¡Qué hago hablando sola?!- Entonces mire alrededor en busca de algo para distenderme.
Era una bonita habitación, tenía una gran ventana que daba al hipódromo y colores claros adornaban las paredes. Sobre mi mesita de luz había flores y algunas tarjetas que decían "que te mejores" y cosas por el estilo. Y, en un estante al otro lado de la habitación, se hallaba justo lo que buscaba. Sobre unos seis libros, se encontraba un cuaderno escolar cuya tapa estabaescrita hacía tiempo atrás por mí misma.
Hacía cerca de un año usaba ese cuaderno para escribir lo q se me cruzaba por la cabeza, como un diario. Feliz al fin lpor mi hallazgo procedí a levantarme e ir a buscarlo pero una voz infantil me detuvo.
- Qué hacés? - El cielo se oscureció. El reloj se detuvo. Y un frío intenso inundo la habitación recorriendo mi columna y poniendome la piel de gallina. Miedo. Horrible y angustiante me aplastaba contra el suelo y no me dejaba moverme. No había escapatoria. No podía gritar.En el fondo sabía que ese miedo era irracional, después de todo era sólo una nen. Pero había algo más, algo oscuro y retorcido que se movía tras bambalinas y hacía que el clima se volviera tenso.
- Tenés que acostarte- dijo al fin- si no lo hacés vas a estar cansada y no vas a poder ayudarme-
sin pensarlo ni dudarlo le hice caso y volví a mi lecho. Algo me decía que no quería saber la razón por la cual no me negaba.
- Eso, muy bien ahora escuchame, no tengo mucho tiempo- Era una nena, pero hablaba como una adulta - se que no entendés nada, y lamento no poder decirtelo yo, pero hay más cosas en juego de las que te podés imaginar. Preguntale a tu hermano por Dana. El resto lo vas a tener que adivinar vos. Por favor esforzate mucho-
- Esperá- dije - Quién sos? Quién es Dana? Qué tiene que ver mi hermano con esto?-
- Todo a su debido tiempo, ahora me tengo que ir si no se va a dar cuenta y se va a enojar- me respondió al tiempo que salía de la habitación.
- Pará respondeme! Quién se va a enojar?- Pero ya era tarde, la nena se había ido y el sol brillaba de nuevo, mientras el calor volvía a mi cuerpo. Justo en ese momento, mi hermano entraba en el cuarto
con una almohada nueva.
- Te tardaste mucho, qué pasó? te habías perdido? ya estaba por llamar a la policía- Dije en tono burlón para disimular el pánico que me había controlado antes.
- Un gracias era suficiente, no me esperaba tanto agradecimiento junto- respondió con sarcásmo.
- Graciaas ^^ -
- Ah, así está mejor- dijo-
- Ey, estás bien?- Preguntó preocupado- Estás muy pálida-
- Siempre estoy pálida- Fuck, me había olvidado lo atento que era Matías con esas cosas. Todo lo contrario a mi.
- Si si, pero más de lo común- prosiguió tercamente.
- Dejá de fumaaaar!! adivino, comiste algo del hospital no?-
- Tenía hambre..- dijo Él un poco avergonzado.
- AAA VES! NÚNCA comas comida de hospital, anda a saber que le ponen. Mirá si tiene cachitos de pacientes como en los simpsons-
- Me parece que a la que medicaron de más es a vos hermanita- Respondió entre risas. Y, acto seguiso se abalanzó sobre mí y empezó a despeinarme.
- Saliii, estás pesado!!- Me quejé - Encima de que estoy convaleciente-
- Bue, esta bien- dijo, y se sentó a los pies de la cama.
- Che, puedo hacerte una pregunta..? - Dije volviendo al tema que me preocupaba.
- Si..- Dijo el confuso- Qué pasa?-
- Quién es Dana?- Me tiré a la pileta de lleno. El cambio de humor fue evidente en su cara.
- Para qué qurés saber?- Preguntó tratando de mantener la fachada tranquila.Falló, lo conocía demasiado bien como para no darme cuenta.
- Curiosidad - dije inocentemente.
- mmm..sabía que iba a llegar este día- dijo rascándose la cabeza.
- Qué caraj..? Qué día? De qué me estás hablando?- Ok, ahora sí tenía curiosidad. Demasiada.
- Te acordás algo de la primaria? - preguntó él. Me esforcé tratando de recordar, algo lo que sea.
pero no podía ver nada. Sólo pequeños flashbacks. Voces sin cuerpo y gente sin rostro.
- Ahora que lo pienso, no.. No me acuerdo nada.- dije extrañada.
- Me pareció- respondió casi satisfecho.
- La razón por la cual no recordás nada es porque..- Vaciló- Reprimiste todos los recuerdos traumáticos.-
- De qué me estás hablando? Qué recuerdos traumáticos?- dije esforzandome al máximo para recordar algo. Y de repente lo logré. Escuchaba Gritos y llantos desesperados. Veía la casa. la gran e imponente casona del prado. La nena llorando. La nena! La recordaba bien, jugaba con ella a la hora de la siesta. Y su nombre, adoraba su nombre me recordaba a mi mamá, Dana. Eso era! ella era Dana, mi mejor amiga. La única que se acercaba a mi cuando lloraba por mamá. La única que me entendía. Y que hacía que la vida en el orfanato no fuese tan mala. Después de todo no conocía a mi hemano, todavía. Volví a la realidad.
- Dana! eso es! ella..ella, que le pasó?- dije confusamente.
- La encontraron muerta en el cuarto- respondió seriamente - Luego de eso reubicaron a las demás nenas y a vos, y el orfanato fue cerrado.- Era demasiada información como para asimilarla. demasiada crueldad junta.
- Núnca se esclareció q le paso realmente- prosiguió- Pero, estaba desangrada, le habían cortado el cuello- Un escalofrío me recorrió el cuerpo de punta a punta.
Estaba en shock.No podía moverme, permanecí sentada en el centro de la cama, paralizada por el miedo y la repugnancia.Tampoco podía hablar,sentía una opresión horrible en el pecho que hacía que me costara respirar. Mi cabeza escupía millones de preguntas que no lograqba ordenar, ni plasmar en palabras. Matías quizo aligerar el clima de tensión, con una broma.Típico en él, pero yo sabía que, cuando hacía eso era que estaba nervioso o preocupado, por lo que me reí con él para tranquilizarlo y fingí calma. Lo haría hasta que me quedara sola y pudiera pensar en lo siguiente que fuese a hacer con respecto a Dana.

Los próximos 3 días transcurrieron normalmente. Por un tácito acuerdo no volvimos a tocar el tema.Esperé expectante a que ella apareciera en mis sueños, o mejor dicho pesadillas.Pero no lo hizo. El cuarto día volví a casa y al siguiente asistiría a clase.
Era raro dormir en mi cama luego de dos semanas y media internada. La cama del hospital no era incómoda ni mucho menos, pero simplemente no era MI cama, extrañaba mi desorden, la pila de libros desparramados por doquier y la ropa mezclada con las hojas de carpeta extraviadas tiempo atrás.
Suavemente me hundí en dulce sopor. Se me caían los párpados y, finalmente, me dormí.

Corría nuevamente por la oscura cas pero esta vez, era yo la que escapaba, no la chica. Mi respiración era estrepitosa y mis lágrimas caían a cada paso que daba. El pasillo se terminaba, Veía una puerta a lo lejos. La puerta, mi salvación. Los pasos que me seguían, estaban cada vez más cerca.Nadie iba a a ayudarme ahora.Todos tenían miedo. Estaba sola.Todo se encontraba sumido en oscuridad inerte y muerto.Hacía frío. Ya llegaba a la puerta. sólo un paso más. Apoyé la mano en el picaporte expectante. Giré el pomo, pero la puerta no cedió. Con creciente pánico, traté de abrirla nuevamente. Nada, era obvio. Finalmente me resigné.Iba a morir, así de simple. No había nada que hacer, así que me dí vuelta y encaré mi final con dignidad.

La anciana mujer miró mi rostro pálido y sudoroso.Una sonrisa malévola surcó su cara. Estaba eufórica.Soltó una risa semejante al graznido de un cuervo, y dijo:
-Ah, ya no somos tan valientes, no?-
-Al menos no me meto con quien no se puede defender, vieja cagona!- repliqué. Su sonrisa se desvaneció y en su lugar aparció un rostro enfurecido y rojo.
-Eso fue lo último que dijiste, pendeja de mierda!- Un dolor punzante me llenó. El frío acero desgarró mi cuello de par en par y un líquido cállido se derramó.No veía bien, todo se nublaba.
con mis últimas fuerzas dije:
-Ganaste esta batalla, pero la guerra no terminó, la rebelión esta por empezar y los de arriba van a bajar- Caí pesadamente de rodillas al suelo.La oscuridad había tapado todo.

Desperté súbitamente. Miré la hora, eran las 3 am. Estaba transpirada y hacía frío. Al prender la luz del escritorio pude comprender el porque. Mis mantas estaban desparramadas en el suelo, solo una fina sábana de de hilo me tapaba.Mi gato,Plutón (llamado así por el gato negro de edgar allan poe) me miró ofendido por haberlo despertado.Sus ojos amarillos refulgían en la penumbra. Me levanté y fuí al baño ahí, me enjuague el sudor viscoso de la cara.Luego me encaminé a la cocina y tomé un vaso de agua fría, Después de eso, mi respiración ya se había tranquilizado, pero no pude dormir. No con esa imagen aún latente en mi cabeza. Todavía sentía el abrazo metálico del cuchillo en mi garganta.Pasé mi mano por donde había sido el corte, como si realmente tuviera un tajo.Volqué mi recién adquirida energía a volver a la cama y traté en vano recuperar el sueño hasta las 5 am. Finalmente me di por vencida y tomé uno de los libros del suelo.Perfecto, "Orgullo y Prejuicio", llegaba a la parte en la que Darcy se le declaraba a Elizabeth y esta lo rechazaba. Mi parte favorita.
hacia las 7:30 empecé a percibir movimiento en los cuartos contiguos. La casa volvía a la vida.
De repente, escuché los paso de una mujer aproximándose a mi habitación.Automáticamente, arrojé el libro al costado de la cama y fingí estar dormida.Mi madre adoptiva entró sigilosamente a mi cuarto.En cuanto se aseguró de que me encontraba bien y plácidamente dormida, se fué al trabajo.Era una buena madre y yo la adoraba.Apenas escuché la puerta de salida, salí silenciosamente de mi cuarto para no despertar a nadie.
Decidí tomar un baño para terminar de sacarme el asco y la intranquilidad de encima.Después tomé mi desayuno y dejé una nota en la heladera avisando que había salido a caminar.Me urgía respirar aire fresco para sacarme las imágenes de la cabeza.En la calle, el día era gris plomizo y las hojas se arremolinaban a mis pies.La gente caminaba apurada para refugiarse del gélido frío que destilaba la mañana.Caminé durante un rato, hasta llegar a la plaza. Ya ahí, busqué un banco y me senté a descansar.Ese lugar tranquilo y callado era ideal para digerir toda la información reciente.Creí que mi cabeza estallaría, cuando una amigable voz masculina me trajo a la realidad.
-Che, estás bien? - me preguntó.
-Eh..si..quién sos?- respondí confundida.
-Ah, sí disculpame me llamo..- pero no pudo finalizar la frase, ya que se vió interrumpido por mi celular.
-Contestalo, por ahí es importante..- dijo con soltura.
Le dediqué una mirada de disculpa y atendí.Era mi hermano.Típico.
-Dónde estás?!-Preguntó irritado.
-Salí a caminar, estoy en la plaza-
-Podrías haber avisado no?-
-Dejé una nota en la heladera!! Pero claro, no? el señor NÚNCA se fija.- A mi lado el chico reprimió una carcajada.
-Mphhh..bue, está bien-respondió resignado.
-Volvé rápido que tenemos que ir al colegio.-
-Pero que hora es..?- me fijé en el reloj.
eran las 11, sin darme cuenta el tiempo se había escurrido entre mis dedos.
-Ahh ok ya voy, ya voy- Colgué.
-Disculpame, me tengo que ir- Dije dirigiéndome al muchacho.
-Está bien..chau..- Respondió pero no terminé de oírlo porque ya me dirigía a casa.

Esa tarde me reencontré con mis compañeros de curso y con mis amigos, todo estaba igual,excepto que no entendía nada de lo que daba mi profesora.En fin, nada nuevo.
Recorrí el aula con la mirada.La parte delantera prestaba atención al frente, mientras q la trasera permanecía ajena a toda explicación.Cada uno se encontraba en lo suyo.Todos, menos uno, que miraba en mi dirección.Tardé comprender que no miraba en mi dirección sino que me miraba a mi.Directamente a los ojos. Estaba del lado izquierdo, en el último banco, al lado de la ventana.De pronto me percaté que era el mismo chico de esta mañana.Sí, no cabía la menor duda. Era él.Tenía el cabello oscuro y los ojos marrón claro, sus pupilas estaban dilatadas y sonreía como alguien que acababa de encontrar algo que había extraviado.Ruborizada e intimidada por su insistente mirada, giré la cabeza bruscamente, rompiendo el contacto visual. Y con él, también se rompía la burbuja de apatía que me rodeaba.
-Señorita, le pasa algo?- Me increpó la profesora.
-Eh..no, estoy bien- Respondí avergozada.
-Ah, porque parece afiebrada. Puede ir al baño a mojarse, si lo necesita. Pero trate de no desmayarse de nuevo.- dijo con tono burlón.
Vieja de porquería, ya vamos a ver quien se desmaya cuando te pegue una patada en el..
-Ahora que lo dice, un poco de aire fresco me vendría bien, acá adentro hay mucho olor a momia- Repliqué. Salí por la puerta en acto triunfal.
-Aghhh como te detesto que asco que me das vieja decrépita, aunque por algo das historia seguro estuviste ahí en el momento en que se inició- dije por lo bajo.
[(nota de la autora:NO me refiero a mancini sino a todas las profesoras molestas que complican mi existencia.con cariño, pueden morirse :)]
Decidí esperar a que sonara el timbre, total faltaban sólo 5 minutos y la profesora no iba a extrañarme.
Me senté en el suelo al costado de la puerta y dejé que el tímido sol invernal acariciara mi rostro.Cerré los ojos.Me sentía extrañamente tranquila.Sin darme cuenta, el insomnio de la noche anterior hacía mella en mi.Pero sólo me di cuenta que me había quedado dormida cuando me despertó el timbre del recreo.Un poco atontada me dirigí al baño para mojarme la cara, pero una voz conocida me detuvo.
-Es que te estás escapando de mi?-Preguntó inocentemente.Me giré para responderle, pero me sorprendí al darme cuenta que esraca más ceca de lo que creía.Dios, la falta de sueño me estaba afectando..
-Soy Daniel, por cierto- Prosiguió con una sonrisa picaresca.
-Yo me llamo Micaela- Respondí aún sorprendida.Ahora que lo veía de cerca me daba cuenta de lo bueno que estaba(ajja perdón mi falta de delicadeza)
-Muy bueno lo de historia-
-Esa vieja me tiene harta-
-Y bue.. la señilidad los pone así- seguimos conversando entretenidamente hasta que sonó el timbre para volver al aula. Pero antes de entrar el preguntó:
-Ey, te molesta si me siento con vos? porque, soy nuevo y no conosco a nadie y si esta clase es como la anterior y no puedo charlar con nadie me mato- finalizó
-Eh, esta bien si lo ponés así-dije -No quiero ser la responsable de ninguna muerte por aburrimiento-
-Mi heroína- me miró y empezamos a reír sin parar.
Pero no me había percatado, que las víboras del curso observaban desde lejos con ojos recelosos nuestra alegre conversación.
Al regreso del recreo, tomé mis cosas y fuí a sentarme al lado de él.
Mientras bromeaba con Dani, podía sentir los cuchicheos y las miradas de
las indeseables fijas en nosotros.No entendía bien el porqué, así que aguzé el
oído, para escuchar lo que decían (NOTA DE LA AUTORA:chicos no hagan esto en casa.NIÑA METICHE!)
-...Estuve UNA semana chamullándomelo, UNA SEMANA! y viene esta, de la nada y ya se lo ganó! osea, me estás jodiendo?!- dijo la víbora reina.
-Encima no sé qué le ve, a esa paliducha..parece un fantasma, encima PLANA!- coincidió la otra.
-Exaacto! esto así no va! va a ser mío, CUESTE LO QUE CUESTE, no voy a dejar que una cualquiera se lleve lo que es MÍO por derecho.
UF, lo que faltaba, miss perfecta en contra mío.Genial.Mmm, la cabeza le va a explotar del ego..bue no es que se pierda mucho..jajaajja se esta poniendo toda roja! encima se hace la cabeza de nada.. no es que este saliendo con él..
-EEEEY! micaaa? estás ahí?- Me sobresalté, había olvidado su prescencia por completo de su presencia, a pesar de que él era el tema principal.
-Eh.. si, disculpá, me tildé..- Respondí un poco confundida todavía.
-Che, te molesta si te hago una pregunta..?- me dijo
-Depende de lo que sea..-
-Ah..no era por lo que te había dicho la de historia en la otra hora-
-qué..? AAAH! lo de que me desmayé?-
aaah entonces era ESO por lo que se sentaba conmigo, pura curiosidad morbosa.
-Si, estás bien? qué te pasó?-
bueno, tal vez si le interesaba un poquito..
-Nada, estoy perfectamente, dijeron que me había bajado la presión por el clima y bla bla bla.. y q por ahí era anemia.. y que se yo..-
-Ah..bien..supongo- dijo con una sonrisa
-y..te mudaste hace poco? o algo así?-pregunté- Nunca te había visto, y es raro que te cambien amitad de año..-
hizo una mueca y entonces comprendí que había metido la pata.Dos veces genial.
-Ups, perdón- me disculpé
-No, está bien..si, me mudé hace poco porque mis viejos se divorciaron y preferí quedarme con mi padrino.Como ves. ya tengo la edad para elegir con quien quedarme, y bue..-
-Ah..y como estás?-
-Bien, creo..así es mejor.. sos la primera que pregunta- repuso sonriente de nuevo.Fuck no devuelta..me puse colorada..mierda.
-Jajaja, te pusiste roja de nuevo!-
CARAAJOO! porquee!!! es que tenías que darte cuentaa?! tierra tragáme!!
-Si, es que hace calor en esta aula, mejor abro la ventana- Malísimoo!! esoo es mentir? quién sos lincoln? aaagh..
-Es raro, hace bastante frío- repuso burlón.
Si si, hace frío pero mi cara está hirviendo, podríamos derretir todo el polo sur con sólo acercarme..DEJÁ DE SONREÍRR ASÍÍ!!!! dejá de sonreírme y mirarme de reojo cuando pensás que no te veo? porque tenés que estar tan bueno y ser tan simpático? cuándo toca el recreo???!!
-Eh..Qué hora es?-
-4:15-
-Ufff faltan diez minutos todavía..-
-Tanto te molesto?- Preguntó falsamente triste.
-N-No para nada, es que no soporto estar encerrada..-
-jajaj, yo tampoco..pero estar encerrado con vos..no me molestaría para nada..-
Me está tirando onda? no puede seeer!! estando miss perfecta en el curso me tira onda a mi?
diossss me estoy poniendo roja por tercera vez consecutivaa!! no es justooo!! cuando tocaa?!! TOCAAAA DE UNA VEZZZ FUUUCKINNGG TIMBREEEE!!!X3
(RIIIIIIIIIIIIIIIINGGGGGG)
-AL FIIIN!!!!!-dije aliviada
-Te juro que es la única vez que me molesta que toque el timbre del recreo.
-Ah..si..eh..voy abajo-
corriendo escaleras abajo me encontré a laura, mi mejor amiga desde que entré a la secundaria.
-POR DIOS! qué clase más aburrida, el timbre no tocaba más-dijo
-maaal, casi me mato..-
-CALLATE VOS CARADURA! que la pasaste bastante bien con nuestro compañerito (guiño guiño) nuevo..-
-qué decísss?!! cualquieraa! Dani y yo hablábamos nomás..-
-DANII? aahaahá! conque ahora es DANI no?- dijo perspicaz.
carajo, tendría que haber demostrado mas lejanía..
-eh.. 8-)-
-Además, te ví muy coloradita..que onda? dale hablá pero YA!-
-e-es que..tenía calor..-
-Y como no? el chico está más bueno que comer con la mano!-
-SHHHHHHH bastaa!! babosaaa! gritalo más fuerte que en Japón no te escucharon todavía-
-Nadie sabe de que hablamos, relajáte..-
-Más te vale..-dije amenazante- cambiando de tema, me parece q vos no eras la única que nos prestaba atención, adiviná quien me miraba con cara asesina?-
-SIII! la serpiente reina! la ví parecía que iba a ponerse a gritar en cualquier momento!!-
-No se si gritar, pero yo la escuché..se pensaba que me lo estba chamullando, osea, recién lo conosco!- (NOTA DE LA AUTORA: eso no quita nada jeh ? (a) )
-Igual no se si es tan malo que crea eso..-dijo laura
COMO QUE NOO? LA REALEZA EN CONTRA MIO? ES EL INFIERNOO!! mmm corrijo EL INFIERNO ES MEJOOR!
-Por?-
-Porque así la vas a molestar más y por ahí se le baja el ego, dos pájaros de un tiro-
-mmm..me suena a plan maligno..GENIAL-
mientras planeabamos todo, no nos dimos cuenta que alguien se acercaba a nosotras.Estaba tan absorta en nuestras maldades que, cuando me tocaron el hombro me sobresalté.
-Jaj, te asusté?-
-aah Danii! perdón..no, no, es que estaba distrída-
-menos mal XD- dijo
-menos mal, que?-
-pensé que no iba a poder estar cerca tuyo porque te asustaba..-
-...- CUARTA VEZ CONSECUTIVA! AAAGH TE ODIOO ESTOY ROJA DEVUELTAA!!
mientras Laura a mi lado, miraba complacida.
-Quería preguntarte si después del colego querés venir a tomar un helado y a boludear por ahí conmigo.. si mal no recuerdo, tenemos una charla pendiente..-dijo sonriendo- yo invito-
PIENSA RÁPIDOOO! Lo último que querés es a las víboras en contra tuyo!!
-Eh, eh.. tego planes con Lauri..-
-No importa otro día me explicas..- intervino.
me cagó. con amigas así quien necesita enemigas..le dediqué una mirada cargada de odio.
-Entonces, perfecto, todo arreglado- dijo exponiendo una hermosa sonrisa- vas a venir, no?-
Diioos como negarmeee!!
-Eeh..si, pero..te molestaría acompañarme a casa así dejo las cosas y aviso..?-
-para nada! Entonces tenemos una cita?-
-si..- vacilé- cita-
Sonó el timbre que finalizaba el último recreo.
-Te espero en el banco- y dicho esto se marchó camino al aula.
Con la cara todavía roja miré a Laura dispuesta a reñirla.
-Porqué hiciste eso?!-
-Vamos, si está buenísimo!-
-Sí, pero voy a tener a miss perfecta y a su corte en contra mío..-
-Qué importa? está buenísimo!-
-Sí es cierto XD-
-Además, te tiene las RE ganas..-
-Qué?? no!! cualquiera!-
-Se nota a la LEGUA! francamente, te veía mas perspicaz.. mira que para no darte cuenta..-
-meeentira-
-ahá, si como digas..che llegamos tarde..-
-see, pero toda la paja. además tenemos al de inglés, que tarda media hora en llegar..-
-si, es verdad..igual apurate, así te sentás con Dani ;P-
-boba-
seguimos discutiendo camino al aula.Una vez allí me percaté de que mi asiento no estaba vacío, en el se encontraba la víbora mayor muy enfrascada en una charla con mi compañero de banco.
-Aay tipo que soss ree diver!- sonreía como tonta, algo bastante común en ella.
pero Dani no parecía divertido, ma´s bien irritado pero sosteniendo la buena cara para no pasar por amargo.
-aah gracias..vos tambien..-AJAJJA A QUE NO SABES DONDE METERTE!
-ay che estaba pensando osea, tipo que estoy re aburrida y re sola porque mi mom se fue a miami querés venirte a mi casa a boludiar con las chicas?-
-eh.. te lo agradezco pero ya tengo planes, voy a salir con mica..-dijo muy encantadoramente- que apropósito parece que esta esperando su lugar, el cual estás ocupando..-
-aay sii sooryy gor ya me voy, otro día será..- JAJAJA MIRÁ TU CARAA BOBAA!
-jaj, si..-
FUCK cagué fuego..



Camila Díaz

martes, 14 de septiembre de 2010

Peligrosa seducción

Era un romance de verano bello,
que terminaría en una traición lastimosa,
borrando la noche joven y calurosa.

Los colores del arco iris ya perdiéndose iban,
de todas maneras, su taconeo femenino al bailar
tal como el ruido del mar, lograba tranquilizar.

Su pequeño vestido seductor,
las miradas que sagazmente se cruzaban,
con un movimiento pasional, casi devastaban.

Carolina Lesca

¿Por qué?

Ella se encontraba perdida, excluida de todo tipo de contacto humano. No entendía el por qué Estaba sola en ese lugar con tanta oscuridad. El temor no la invadió, pero sí la desesperación. Hizo 3 o 4 pasos hacia delante y logró ver un pequeño rayo de luz que provenía de afuera; siguió caminando y mientras lo hacia se dio cuenta que el lugar en donde estaba era húmedo y sentía movimientos por debajo suyo, como si hubiera algo deslizándose, pero ella en medio de tanta oscuridad no captaba nada, hasta que el rayo de luz alumbró sus pies y se dio cuenta de que esas “cosas” que se deslizaban eran serpientes, estaba en medio de un serpentario, y adentro de una cueva. En ese momento comenzó a correr hasta encontrar la salida. Por fin llegó, pero al irse asomando de a poco hacia fuera vio que estaba en una playa, casi a orillas de ella. De pronto escuchó voces y ella al mismo tiempo se escondió para que no la viesen. Las voces provenientes eran de personas cubiertas con una túnica negra, caminaban como sonámbulos, es decir medio dormidos, sus cuerpos de inclinaba de un lado a otro.
Esas personas se habían reunido ahí llevando cada uno un material diferente, ella notaba que eran terroríficas. Comenzaron esa reunión como si fuese un ritual. Desde lejos ella creyó ver a una gallina a la cual dos personas agarraron y comenzaron a desplomarla con mucha crueldad. De pronto vio que uno de ellos sacaba una pócima de sus bolsillos, de aquel frasco rojo salía vapor; comenzaron a introducirle polen de abejas.
Ella al ver esto se sintió totalmente perdida no entendía como llego a ese lugar y por que esa gente hacia lo que estaban haciendo. Mientras se lamentaba, escuchó un crujido como si fuesen pasos acercándose hacia ella, y sintió mucho temor, apretando los dientes de desesperación se imaginó que la persona que se le acercaba iba a querer matarla y se puso peor aún, de pronto se acordó que en uno de sus bolsillos tenia un pequeño cubilete de hierro y pensó en defenderse con eso. Pero luego escuchó que los pasos seguían de largo, no iban por ella. Al volver la vista donde estaban los demás notó que diez de ellos tenían guantes rojos, y los otros siete no tenían calzado, esto le pareció un poco raro pero no le tomo importancia. De pronto vio que aquel hombre quien pasó cerca suyo había ido a buscar un cerdo, y como planta carnívora comenzó a despedazarlo con los dientes, hasta conseguir extráele su médula espinal, también iba cortándole los pezones uno a uno. Ella sin querer seguir viendo lo que sucedía allá fuera, se dio media vuelta y se sentó con la espalda hacia ellos. De pronto sintió frió mucho frió y una punzada horrible en la pierna derecha, estaba sangrando. No podía creer como no se dio cuenta en el momento en que la serpiente la mordió, comenzó a sentirse débil y lívida, sin sentido arañaba las paredes. Finalmente cayó al piso sin más fuerzas y al irse cerrando sus ojos vio a alguien con cara de hambriento que se le acercaba, imaginándose lo que iba a pasar con su cuerpo lo único que dijo fue “llévame contigo, ahora” y sus ojos se cerraron.
Al volver a abrir los ojos no podía creer que seguía viva, se encontraba en su casa, en su cama. Si, al parecer todo había sido mas que una pesadilla, una terrible pesadilla.


Estrella Gómez.

Sentimiento egoista


Aunque sentía la tristeza del lugar,
lágrimas no podía derramar.
Aunque la pobreza me lograba ahuyentar,
de ahí no podía escapar.
Aunque recordara cuantos lujos yo tenía
no hacia nada para cambiar su desdicha.
Como quisiera quitar de mí,
este sentimiento egoísta,
Que evita que yo, las cosas distintas haga.
Como quisiera entender la situación
y así cambiar mi posición.
¿Por qué a mi me toco vivir esta vida,
mientras que a ellos esta otra?
¿Es que acaso así es la cosa?
¿Es que simplemente hay que vivir
para sentir?

Carolina Lesca

Poema

En un pequeño espacio,
Apartado del montón
Se encuentra un amigo pecho frío
Llamado Sebastián Veron.
El se encuentra como piedra,
Hacia todos indiferente
Ya que se siente diferente
Al suicida de Clemente.
Otro buen amigo,
Llamado Kurt Cobain,
Es un caño dicen todas
Sin notar su frialdad,
Como estatua del David
Como estatua del Goliat,
Dejando de lado la gaseosa,
Este es frío de verdad.

Estrella Gomez

En Londres

En Londres, a fines del siglo XX, más exactamente en 1990 del mes de Junio. Finalmente los habitantes del partido de Aguas de Oro en la calle empedrada (lugar de bajas condiciones de ser habitado). Un grupo de vecinos artos de las malas condiciones en las que vivían se pusieron de acuerdo para construir un puente, con el fin de que por allí transite por lo menos el camión de basura. Estos vecinos en una de tantas reuniones hicieron una lista de los materiales necesarios para construir el puente, y se repartieron entre si las tareas para ir avanzando con la construcción. En primer lugar vieron la necesidad de elegir a un “presidente” que se responsabilice en guardar el dinero que debían recaudar para conseguir los materiales. La persona elegida fue Brendon Calladgan, quien negó ese puesto debido a que no se veía capacitado para dirigir o dar ideas puntuales para el mejoramiento de este lugar, pero propuso obtener el puesto de tesorero, ya que era una persona confiable y segura. Todos estuvieron de acuerdo con esto y así fue.
A la semana siguiente todos comenzaron con la construcción y así seguirán hasta conseguir lo que les garantice al menos una mínima satisfacción, ya que con el pase de los camiones de basura obtendrían un mejor lugar para vivir sin tanta suciedad.

Estrella Gómez.

domingo, 12 de septiembre de 2010

Dudas

Qué es qué y cuándo es qué? Quién soy yo? , no, no sé.
Qué es? no lo sé, qué me importa, la verdad me importa.
Hoy no sé, mañana tampoco, quizás nunca o quizás ayer .
No lo creo, pero a veces sí, aunque lo dudo mucho.
Estoy seguro, hoy será, me lamento al saber que es mentira.
Sueños destrozados, Inseguridades extremas al punto de aparentar seguridad.
Ya me perdí, por dónde iba? Ah, no... bueno no importa.
En resumen, ya no soy yo, ahora soy yo, pero pronto seré él.
Perdiendo mi espíritu y mi corazón, ganaré algo, o al menos eso espero.
Eso es, ya no estoy, o no estaba o no estaré, ya me olvide, mejor me voy a dormir hasta que recuerde, aunque dudo recordar porque ya lo olvidé.

Tomás Tieri

viernes, 10 de septiembre de 2010

Ella

Buscándola, deseándola, la encuentro.
Una nueva lucha irrevocable,
Encuentra su paso incontenible,
Para encontrarse conmigo en el camino, Así.

Apasionada y desvergonzada, así.
Así me topo con aquella mujer.
Así me inundo en agonía con su vestido rojo, cruel dosel.
Así termino, enamorándome de aquel agobiante ser.

Tomándome, seduciendome, uniendo destinos.
El fuego emana de sus ojos,
Cual arde por todo mi cuerpo en movimientos nocivos.
El puro color de su mirada se transformo en mi delirio.

Las estrellas celosas marcan mi camino.
En un incalculable e inhumano baile,el dulce arte.
Confío en las estrellas, no me lastiman...

Mas aun así, voy contigo.
Me haces mal, una mal oscuro y genuino.
Mas aun así, prefiero seguirte...

Rojo mar, Cielo negro...
Aire puro ahogado en un beso...
Con Ella estaba mi inevitable destino.


Lucía Francia

Foto


Lineas disparejas que siempre vuelan hacia un mismo fin, aunque se note la simetría en algunos sitios, estos colores demuestran el desorden que hay en mi.
No se de donde viene ese desorden. Lo que imagino en el momento lo plasmo ahi, donde sea. Para oir, ver o sentir.
_Bienvenido al mundo de las lineas- Me dijo el señor cuadrado.
Yo no sabia de que me hablaba. Fue entonces cuando, en una tarde soleada y encerrado en mi cuarto, sentí con ancias las ganas de expresar lo que senti. Y es asi como soy, una simple expresion. Un conjunto de células que se agrupa de tal manera para hacer pensar que soy una persona, cuando en realidad soy un desorden de lineas y cuadrados.
Lautaro Barceló

Desperté

Me encontré en un campo vacío, eran alrededor de las cinco de la tarde, quizá más. A los veinte metros de mi posición original yacían probadores; éstos se constituían de cinco fierros, uno clavado al lado del otro, dejando lugar entre ellos, para dar espacio a cortinas que impedían una vista del otro lado.
En el primero se oían gemidos desesperantes; tanto lo eran, que quédeme observando allí, para ver qué sucedía. Mientras tanto, iba observando a lo lejos, probador por probador: habían pares de pies dentro de cada uno, en silencio. Repentinamente se abrió el probador del comienzo, y para mi sorpresa, salió un hombre gritándole a su esposa embarazada. Se notaba terriblemente furioso. Entre gritos le decía: "¿Ves? ahora ni un vestido te va a quedar bien"
Tenía un fierro, fuertemente aferrado, entre manos sangrientas.
Desperté. Había sangre por todos lados: en sus manos, fierro, su mujer... Ésta, agonizante, cayó al suelo y rompió en llanto. El hombre, furioso, se retiró.
Traté de acercarme más. Al dar mis primeros pasos me percaté de sus órganos y tripas desparramados por el suelo, remojados en sangre. Luego un terrible olor. ¡Pero había algo más allí! algo entre órganos y tripas que a duras penas pude ver... Aterrado caminé hacia atrás con la vista clavada en él.
Cambió algo: ... Aterrado caminé hacia atrás con la vista clavada en sus restos.

Ulises Guyot.

Sinónimo de pozo

La sombra solo le cubría la cara, el resto del cuerpo estaba expuesto al sol. Lou Reed de fondo. Los rayos atacaban el pecho. Al rato… media hora más o menos, la piel estaba blanda y moldeable por el calor. Empezó a hundirse. Se formo un hoyo: oscuro y tenebroso. Se respiraba angustia… reinaba la angustia.



La muchacha avanzaba, despacio y con miedo. Los pasos eran tímidos pero siempre en la misma dirección, a veces, con cierta torpeza que asustaba a los pequeños animales e insectos que corrían hacia sus hogares en las grietas más profundas.

Era una cueva normal… el prototipo: con murciélagos, arañas, eco, estalactitas, pedazos de esqueletos, serpientes, etc.

No gritó ni una sola vez, aunque estaba muerta de miedo. Tampoco tropezó, ni miro atrás, ni se le ocurrió retroceder. Si dudaba, pero no interfería en sus actos.

Caminaba, el aire era escaso. Se ahogaba. Se sentaba temerosa en alguna piedra, recuperaba el aliento y seguía su camino. Así un buen rato, se empezó a acostumbrar. El paso era un poco más firme, algo más seguro, por momentos se permitía distraerse en sus pensamientos.

Se hizo interminable, aburrido. No sabía si seguir o dejarlo así, no por vagancia sino porque no había final. Siguió caminando, a veces volvía el miedo, la inseguridad y a veces sabía controlar todo eso.

Mauro Litvak

jueves, 2 de septiembre de 2010

El miedo

Hoy vamos a ver que es el miedo..por cierto, qué es el miedo?
es una respuesta psicológica ante algo desconocido, que no podemos
controlar y que representa (o puede representar) una amenaza.
A ver, supongamos: es tarde, 3 o 4 am. Caminás por calles oscuras y brumosas,
cuando empezás a sentir que alguien te sigue.Primero, SOSPECHA, buscás un
lugar iluminado y con gente,mientras (disimuladamente) mirás hacia atrás.
Sí, efectivamente, a unos metros detrás tuyo un hombre camina en la misma
dirección que vos. No es nada, puede ser una concidencia, pero para
asegurarte doblás en el recodo mas cercano.Él dobla también, CONFIRMACIóN.
Empezás a caminar más rápido, desesperación, no encontras ningún sitio seguro.
PÁNICO, te grita tratando de llamar tu atención, así que corrés mas rápido.
ANGUSTIA, te tropezás y te ponés en pie sólo para darte cuenta que es una
calle sin salida, y él te está alcanzando.
Jaque mate, no tenés donde correr y él ya está ahí.Listo,
el miedo apareció y se extiende por todo tu cuerpo, nublando tus pensamientos
y paralizando tu cuerpo. Entonces, tenés dos opciones:

A-Gritás con todas tus fuerzas esperando que algún buen samaritano o idiota
desvelado/héroe anónimo te ayude
o
B-Hacés acopio de valor y ponés el pecho a la bala, aprovechando la
adrenalina liberada por el miedo, sin saber si va a terminar bien o mal.

No terminás de sopesar los pros ni los contras de tus opciones porque Él,
ya está tan cerca que sentís su respiración agitada por tanto correr,
o es la tuya? la verdad, no te importa mucho, ya que sabés que estás jodida.
Retrocedés todo lo que podés, tratando de fundirte con la pared que está a
tus espaldas.
La transpiración corre fría por tu cara y cuerpo.. Tu pulso está tan
acelerado que sentís que te va a estallar el pecho.Y oís lo que,
probablemente, sean las últimas palabras que vayas a escuchar.
Con su voz ronca y áspera de borracho viejo o fumador compulsivo te dice:
- Che, flaca se te cayó esto-
En su diestra se encuentra tu tarjeta del colectivo.

Curioso lo que hace el miedo no?

Camila Díaz



[NOTA DE LA AUTORA: HAHA! *risa de Nelson*]

jueves, 26 de agosto de 2010

Igor

Y la batalla era inminente. Los valientes caballeros se encontraban montados en sus caballos, formando hileras a lo largo del que, en instantes, sería el campo de batalla. En sus ojos podía percibirse una extraña mezcla; miedo y valentía se combinaban realmente muy bien. No sabían que vendría, pero estaban listos para enfrentarlo.

La batalla comenzó. Aquellos hombres luchaban sin cesar, todos por el mismo objetivo. Igor, el más joven de ellos, tenía gran habilidad en el manejo de la espada. Podía enfrentarse a tres oponentes a la vez, casi sin inmutarse. Era valiente y osado, actuaba sin medir las consecuencias de sus actos.

Igor avanzaba velozmente hacia el jefe del ejército enemigo. Si lo destruía, la guerra terminaría. Se deshizo de la espada que utilizaba generalmente y desenvainó aquella que nunca había usado.

Ambos combatían, uno contra otro. Un movimiento preciso en el momento exacto. Igor estaba a punto de enterrar su espada en el pecho de su contrincante y…

- Igor, anda bajando. Ya está lista la cena.

- Sí, mamá. Ya bajo.

- Apurate. Todavía no entiendo por qué pasás tanto tiempo en el sótano.

- Ya voy.

Igor dejó su libro apoyado sobre una caja, de esas que contienen todas las cosas inútiles que las personas que viven en una casa no saben donde poner. Luego de hacer esto, se paró y se dispuso a salir del sótano. Tenía que ir a cenar. Luego volvería, un niño ruso de nueve años con tanta imaginación, aún tiene muchas historias que recrear.

Adriana Salon

martes, 24 de agosto de 2010

Las escondidas

A Julieta le encanta jugar a las escondidas. Siente que es un gran desafío encontrar el lugar perfecto para poder ver todo sin ser vista. Siempre elige el lugar exacto, tiene mucha experiencia en este asunto.

Cuando Julieta tiene decidido el lugar se coloca en él y se agacha, quedando en cuclillas. Ella es paciente y permanece en silencio hasta que “el que la cuenta” termina de hacerlo. Al ver que su cabeza ya no se encuentra apoyada contra la pared, y que empieza a avanzar atento buscando a los demás participantes, Julieta abandona rápidamente su escondite. Silenciosamente se dirige hacia la pared. Quiere salvarse de la terrible desgracia de tener que contar.

Lo que a ella le gusta es tener que esconderse. Le encanta utilizar su ingenio para encontrar el sitio adecuado, y no para buscar a los demás participantes. Prefiere sentir la adrenalina que el miedo de ser descubierta produce. No quiere tener que recorrer el patio en busca de los demás, sin ninguna emoción. Pocas personas aman tanto este juego, pero ninguna lo hace como Julieta.

Al llegar a la pared ella grita “pica”, de manera muy fuerte. Su risa estridente comienza a invadir los oídos los presentes. Ya todos saben, que Julieta ganó, otra vez.

Adriana Salón

lunes, 23 de agosto de 2010

Querido Carlos

1 de enero de 1997
Querido Carlos:
Hoy dejo el ´96 atrás, y con él todo lo que pasamos. Hoy entierro en la arena de esta pacifica playa todo nuestro fingido “amor”.
Paso a contarte que si me escape fue por miedo a vos y a la sociedad. Te preguntarás por qué a la sociedad. Lamentablemente durante los últimos diez años me he dado cuenta que nada es como lo pensaba. Y hoy la veo a ella, tan grande, tan bella, bailando al amanecer radiante con su corona de flores y tan solo un vestido transparente cubre su delicado y moreno cuerpo.
No sé como explicarte mis sentimientos hacia ella, creo que deberías entenderme, entendernos. Fue de un día para el otro, por eso nos fuimos, por eso estamos acá, donde nadie nos juzga, donde podemos pasear libremente de la mano y besarnos en público.
Hoy quiero agradecerte por haberte cruzado en mi camino. Sos lo mejor que me pudo haber pasado. Si no te hubiese conocido, hoy no estaría con ella.
Gracias Carlos, te estoy infinitamente agradecida por haberme hecho conocer a esta mujer increíble.
Saludos desde el Caribe, el paraíso.
Tu, ahora cuñada, Maria.


Camila Maglio

sábado, 21 de agosto de 2010

New york! New York!



La gente se acumulaba sobre una montaña de escombros, el mercado central había sido arrasado y los hambrientos se amontonaban buscando restos de alimentos. Juan caminaba a paso lento, las personas apresuradas empujaban y gemían de ansiedad, el hambre devastaba hasta al más valeroso de los hombres. Juan era delgado, pelado, muy pálido, y su respirar casi no se sentía. Tenía grandes ojos y unos oscuros parpados. Su delgada boca no abandonaba la expresión de disgusto. Sus orejas puntiagudas era lo que mas resaltaba de su cara.

Mientras de fondo sonaban las sirenas y los tanques de guerra aparecían de diferentes lugares, el sol bajaba. Sus últimos rayos calentaban las baldosas. New York no era lo mismo que tiempo atrás. Sus calles corrompidas por el tiempo y sus edificios con aspecto de viejas tumbas demostraban que no seria nunca igual que antes.

Después de la gran crisis económica, hubo una serie de guerras que dejaron mas empobrecido a Estados Unidos. Parecía que la era del gran imperio acabaría en ese momento pero fue tiempo después cuando Cuba, aliándose con varios grupos terroristas del medio oriente, desencadenaron la guerra por los Polos. Esta terrible lucha termino aniquilando todo el país y su intento por obtener agua.

New york yacía bajo la noche, seca como un desierto, dejando morir a miles de sed y hambre. Juan entro a su pequeña habitación, había conseguido un par de restos para la cena. Sentado bajo la luz de las velas, se atragantaba rápidamente con los pequeños trozos de comida. Ya no le molestaba el frío, se había acostumbrado a él. Pero le molestaba la soledad.

Todavía vivían pequeños grupos de personas esperanzadas que buscaban en la tierra pequeños brotes de plantas. No existían las familias ni ningún otro parentesco. Los bebes nacían y solo los que sobreviviesen a las enfermedades y la suciedad que exhalaba la sociedad, vivían. Los pequeños chicos se debían convertir en rufianes, asesinos y ladrones. Y las muchachas debían ignorar su niñez y lanzarse a las calles, defendiéndose por si solas, prostituyendose. Muchas morían en condiciones míseras. A nadie le importaba.

Los objetos brillantes y extraños podían venderse a muy alto precio, la raza humana siempre conservó esa tendencia a guardar cosas inútiles pero hermosas a la vista. Las monedas, los trozos de espejos y el papel eran tesoros invaluables. Juan había tenido la suerte de encontrarse un par de chapitas de gaseosas, podría comprar alimento suficiente para un mes.

Pasaba por el callejón mas oscuro en busca de algún vendedor, cuando sintió una tierna vos cantando estridentemente.

“Start spreading the news, I am leaving today”

Había escuchado esa melodía en ese mismo callejón antes, camino siguiendo el sonido con los ojos cerrados. Debía saber de donde provenía.

“I want to be a part of it, New York, New York...” seguía la melodiosa voz. Como terminando de cantar bramó un poco mas fuerte “These vagabond shoes… Are longing to spray, Right through the very heart of it,” y se corto secamente como habiendo olvidado la letra.

Juan se acerco a la puerta de donde provenía la canción y con un susurro termino al compás “New york, new york” Espero en silencio alguna respuesta. Por varios segundos pensó que nadie contestaría. El ruido de la llave abriendo la cerradura hizo que diera unos pasos para atrás, asomo lentamente la cabeza una joven de pelo negro enmarañado. Tenía unos ojos extrañamente verdes y una boca tan delicada que hacia que el resto de su cara se viera mas demacrado. Sonrió como asustada y apartó completamente la puerta. Hizo una burda reverencia y con un ademán exagerado le indico que entrara.

Juan tuvo que pensarlo tres veces antes de entrar, nadie le abría con tanta confianza la puerta a un extraño y menos a esas horas. Pensó que era una trampa, le robarían y lo matarían. Había rumores de que grupos de personas, famélicos por el hambre, tendían al canibalismo. ¿Y si dentro de la casa había un grupo de hambrientos esperando su tierna y calida carne?

- Que mas da – pensó.

En esa época de desesperación y cólera podías morir en cualquier esquina, en cualquier escabroso lugar abandonado y nadie lloraría por tu perdida. No temía por su vida.

Paso por el umbral de la puerta, el techo del edificio se caía de a pedazos, vio unas sombras a lo lejos. Miro para atrás y la chica apuraba el paso para poder caminar delante de él. La siguió por un largo pasillo hasta el cuarto de donde provenían algunas voces y risas. Risas descosidas, sin sentido, risas realmente honestas. Hacia mucho que no escuchaba a alguien reír. Mi nombre es Julia, dijo la delicada muchacha antes de empujar la puerta para entrar. Juan se sorprendió al ver a los extraños personajes que estaban sentados al borde de una vieja mesa de billar. Cuando llegó, todos callaron y lo miraron en silencio por algunos segundos. Siéntate, le indico Julia. Se acomodo en una butaca y empezó a mirar su alrededor.

En una de las puntas había un hombre con un traje de payaso corroído por el uso, con ojos caídos y tajantes arrugas que cruzaban su frente. Al otro lado, una señora de no más de treinta años lucía un vestido blanco con encajes delicadísimos ennegrecidos por el polvo. Y más cercanos a él, una pareja se susurraba cosas en francés y se abrazaba apasionadamente sin dejar de mirarse a los ojos constantemente.

¿Como sabes que esta bien que entre? Julia, vos y tus corazonadas nos van a terminar matando a todos. No podes confiar en cualquiera, Julia Julia Julia…- decía con tono de desesperación el hombre vestido de payaso.

Déjame a mí – le respondió, y se paro apresurada. Sin explicar nada le indico a Juan que la siguiera.

Bajaron hasta lo que parecía un sótano, por unas escaleras larguisimas hasta una puerta de metal macizo. La chica comenzó a tirar de la manija, haciendo mas fuerza de la que podía hacer. De a poco la puerta fue cediendo bajo la presión del peso. Busco a ciegas algo en la pared, hasta que una seguidilla de tubos de luz fueron encendiendo de a parpadeos. Ese depósito era enorme, tan grande que parecía una segunda ciudad subterránea. Estaba repleta de repisas interminables y montones de cajas etiquetadas por año y por orden alfabético. Libros anchos, CD’s, vinilos, posters de películas, tocadiscos, pinturas y demás obras esperaban amontonadas prolijamente en la oscuridad de ese lugar.

Julia lo agarro de los brazos y seriamente sin dejarlo inquirir comenzó a hablar.

Acá tenemos encerrada a la cultura que queda de New York y del mundo. El planeta esta autodestruyéndose, no hay agua, no hay comida, los animales mueren, las noches son cada vez mas heladas y los días son un tormento de calor. Las personas perdieron la cordura, no existe el amor, solo la desesperación. No hay actos de bondad, solo egoísmo. El ser humano ha involucionado, se volvió brutal y sanguinario como en sus comienzos. Cuando todo esto termine solo los fuertes vivirán, solo las más monstruosas personas capaces de matar y destrozar…esas alimañas heredarán el planeta. ¿Y que será de los artistas? ¿De los pensadores? ¿De los hilarantes escritores? ¿La música? Todo eso no se perderá para siempre, porque nosotros cuidaremos que no desaparezca, este sótano representa lo que fuimos alguna vez. Ni yo, ni ninguno de mis compañeros lo abandonaremos. Lo defenderemos, pasaremos toda esta sabiduría a los que nos sigan, y a cualquiera que quiera sentirse parte de ella. Por instinto nadie se acerca a nadie, todos tienen miedo, pero hiciste lo contrario, por eso te abrí, todavía conservas la curiosidad propia del hombre. El instinto de querer conocer e investigar. ¿Cómo sabias el final de la canción? – termino de decir Julia.

Juan la miro anonadado sin contestar y revisó con la vista nuevamente el lugar. Era, sin lugar a dudas, una mina de oro. Esas estatuas, los colgantes brillantes, los libros de tapa dura… podría vivir como un rey. Esos objetos valían una fortuna, si tan solo pudiera arrancar una hoja de cualquiera de esos textos, podría venderla y comer maravillosamente por una semana o dos. Julia le habia atraído al principio, ahora le parecía estúpida. ¿Guardar libros? ¿Cultura? A quien le importa eso… ¿La música? ¿El arte? Eran cosas obsoletas para Juan. Él necesitaba cosas palpables, no daría su vida por una causa tan ilusa. Sus pensamientos fueron pasando rápidamente a lo maligno. ¡Si obtenía algo de se lugar podría comer semanas! Pero… ¿Solo unas semanas con alimento? Si, al principio, luego moriría de hambre de nuevo… ¡NO! Volvería, y reclamaría más libros y objetos valiosos, y deberían entregárselos. Ese seria el precio de que él mantuviera la boca cerrada y no contara sobre lo que poseían ahí debajo.

Miro a la chica como reclamando lo que le pertenecía, ella miro los vacíos ojos de Juan y entendió lo que significaba, el también estaba vacío, como todos los demás. Tristemente agacho la cabeza y pregunto ¿Cuál de todos?
Juan salio por la misma puerta que habia entrado, iba descuartizando el libro que habia elegido, y después de haber arrancado todas las hojas se deshizo de la cubierta, tirada en un callejón quedo la última tapa del último ejemplar de “humano, demasiado humano” de Friedrich Nietzsche.


NATACHA MANSILLA