domingo, 28 de noviembre de 2010

Maldito despertador


Me descubrí caminando en una especie de lugar desconocido, que después se volvió el colegio. Cambió de repente , y se convirtió en el pasillo ese, tan monótono que siempre recorría para ir al aula. No sé bien por qué, pero tenía ganas de entrar al aula, aunque no tenía la mochila ni nada escolar cerca. Aún así, cuando entré en el aula había un clima extraño, como de jolgorio y fiesta, como de broma que no entendía...
Estaban todos de pie frente a los bancos, cada uno parado frente a su silla, sonriendo y mirándonos de manera cómplice a él y a mí. Él, estaba parado justo en frente mío, los dos estábamos parados en el espacio entre el pizarrón y el escritorio. Nuestros compañeros se reían, pero de felicidad. Algunos hacían onomatopeyas de complicidad, para nada sutiles... Y él se me acercó. Mucho. Los demás empezaron a aplaudir.Lo tenía a centímetros de mi rostro cuando un horrible ruido de despertador me devolvió al mundo, como si un ladrillo gigante con la palabra "Realidad" me cayera de golpe en la cabeza. Esa mañana me levanté rezongando y odié a todo el mundo. ¿Qué le costaba al tiempo retrazarse cinco minutos más?

Paula Alvarez

No hay comentarios: