domingo, 28 de noviembre de 2010

Carta de un suicidio

Carta de un Suicidio

Mamá:
No te lo dije antes porque no quería que te preocupases, pero ahora que nunca más vas a verme, no debería sentirme mal por las palabras y la situación (o confesión) que estoy a punto de hacer.
Esa tarde, que llegué de noche a casa, ese 15 de mayo de 2009, no volvía de la casa de Agostina… Volvía de mi pesadilla vuelta realidad. Por eso no comí, por eso me fui a dormir temprano. No te diste cuenta porque estabas peleando con papá sobre por qué lo habían echado del trabajo y no quise sumarte otro problema. Tampoco lo hablé con nadie porque supe que te lo contarían y no quería eso, cuando te enojabas siempre me decías “Tu papá y yo no te queríamos, sin embargo te tuve, y ahora mirá como me pagás”. Así como supe que no lo decías en serio -igualmente me caía muy mal que lo dijeses-, supe que no debía contártelo. Ahora ya nada importa, tomátelo como quieras o como puedas.
Llovía y no quería mojarme, por eso me tapé con la carpeta verde que me habías comprado hacía 10 días. En la estación de tren, un señor se dio cuenta de mi descontento, y me ofreció su tapado. No accedí, pero igualmente me empujó hasta la esquina de la boletería. Llevaba un pantalón de vestir gris, y dicho tapado haciendo conjunto. Abrió su sacón y me mostró lo que tenía dentro: una pistola. Imaginate que no supe reconocer que tipo de pistola era. Imaginate mi terror al ver algo que no creía. Imaginate mis lágrimas, camufladas por la lluvia, rogándole que no me hiciese nada.
Pero no me escuchó y actuó como si nada, como si no existiese nadie que pudiera vernos. Es verdad, no mucha gente podía hacerlo, pero sí creo que por momentos podían escucharme gritar; los momentos en que no me tapada la boca con ésa mano llena de sangre, mi sangre, repugnante, asqueroso. Incluso las cosas que me decía.
Realmente, nunca pensé que me iba a pasar algo así, pensé que éste tipo de cosas sólo pasaban en el Noticiero del 12, con la conducción de Andino, con su cara afligida, pidiendo que no se repita.
Después de eso, volví a verlo una sola vez en la calle, me dio un papel. Éste papel tenía anotados la dirección de casa, nuestro teléfono, y el teléfono al que debía llamar para que no les pase nada a ustedes. Bueno, llamé.
Mamá, sé que es casi imposible que vayas a cumplir con lo que voy a pedirte, más porque ya no estoy ahí y eso pasó hace tiempo, pero, por favor, no intentes buscarme. Si lo hacés, nos van a destruir a todos, los van a dejar sin familia, sin alma, sin esperanzas.
Hubiese preferido mentirte, pero tenés derecho a saber cómo fueron en realidad las cosas.

Te ama, desde donde esté,
Tu Hija

Sabri Lopez

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