miércoles, 29 de septiembre de 2010

El paraíso

El sol brillaba y no había ni una nube. El pasto y los yuyos me llegaban hasta la cintura y me picaban las piernas porque tenía puesta la pollera de mi tía. La azul, la que me puse en el cumple de 15 de Sasha.
De a ratos caminaba y de a ratos corría, era feliz y quería que todos lo supieran.
Sonreía como si me hubiesen inyectado algo en los pocitos de los cachetes, pero esta sonrisa era natural y divina, como pintada, como cuando te sacás una buena nota a fuerza de estudio, como cuando tu mamá te dice que te quiere, como cuando encontrás plata en la calle o en un pantalón que hace mucho no usabas, como cuando empezás a salir con alguien con quien te morías por estar.
Así estaba yo, en el medio de un campo celestial, flotando por todos lados, cantando, tranquila y feliz.
Pero me caí, de la nada me caí. Dejé de estar en el campo para perderme en la nada, en algo que nunca vi pero lo supe oscuro e infinito.

Sabrina López 27-09-10

1 comentario:

Sonia B. dijo...

Comentario de Adriana Salón:
Opino que este texto es, realmente, muy bueno. Me gusta porque es sencillo, y sin embargo describe perfectamente un sueño. Tiene muchas descripciones que están usadas correctamente, ya que se encuentran bien distribuidas a lo largo del texto. El hilo de la historia no se corta, y el lector puede seguir el desarrollo de los hechos sin dificultad.

Utiliza, especialmente, el recurso de la comparación mediante el nexo comparativo como.

Este texto plantea una “inversión de los hechos”, ya que la primera parte de este habla sobre el estado de extrema felicidad del personaje. Menciona su gran tranquilidad y peculiares sonrisas. Luego, se presenta un cambio brusco en el relato. El personaje cae sin previo aviso, hacia la oscuridad. El recurso utilizado en este caso es muy acertado, ya que en los sueños se suele pasar de un estado al otro repentinamente.

En conclusión, mi opinión subjetiva es muy buena.