martes, 24 de agosto de 2010

Las escondidas

A Julieta le encanta jugar a las escondidas. Siente que es un gran desafío encontrar el lugar perfecto para poder ver todo sin ser vista. Siempre elige el lugar exacto, tiene mucha experiencia en este asunto.

Cuando Julieta tiene decidido el lugar se coloca en él y se agacha, quedando en cuclillas. Ella es paciente y permanece en silencio hasta que “el que la cuenta” termina de hacerlo. Al ver que su cabeza ya no se encuentra apoyada contra la pared, y que empieza a avanzar atento buscando a los demás participantes, Julieta abandona rápidamente su escondite. Silenciosamente se dirige hacia la pared. Quiere salvarse de la terrible desgracia de tener que contar.

Lo que a ella le gusta es tener que esconderse. Le encanta utilizar su ingenio para encontrar el sitio adecuado, y no para buscar a los demás participantes. Prefiere sentir la adrenalina que el miedo de ser descubierta produce. No quiere tener que recorrer el patio en busca de los demás, sin ninguna emoción. Pocas personas aman tanto este juego, pero ninguna lo hace como Julieta.

Al llegar a la pared ella grita “pica”, de manera muy fuerte. Su risa estridente comienza a invadir los oídos los presentes. Ya todos saben, que Julieta ganó, otra vez.

Adriana Salón

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