martes, 28 de agosto de 2012

En el colectivo

Llovía mucho, estaba aburrida esperando en la parada hasta que por fin llegó mi colectivo. Había poca gente y pude sentarme atrás, como siempre, para observar. Miro a la gente subir empapada mientras guarda sus paraguas. También escucho. La gente se queja de lo mojados que están y por las cosas que se les arruinaron. Unas chicas están cerca, le agradecen al tiempo por no tener gimnasia. De pronto hay silencios, no somos tantos viajando, quedan algunos pocos asientos libres. Unas paradas más adelante, por Acassuso, sube una joven. Se sienta en un asiento doble y se acomoda hasta que llama por su celular… -Hola pá, ¿cómo estás? -se escuchan murmullos del otro lado, pero no se sabe qué responde él. Y continúa. –Yo todo bien. Contenta. ¿Te contó mamá? ¿Ya te enteraste? -todo el colectivo la oye atento. Ahora nosotros también queremos saber. -¿Pero te contó mamá o no? Ah, ¿sí? No te noto contento, ¿no era lo que esperabas? -continúa el monólogo de la joven. En ese momento me imagino mil situaciones distintas. ¿Por qué no estaba contento su padre? ¿Qué noticia sería esa? Sigo escuchando… -No sé, me debe haber parecido por tu voz que no te gustó tanto. No importa. Sólo llamaba para confirmar que sabías y sino contarte. Un beso, nos vemos -concluyó. No mencionó nada más, era un final totalmente abierto. Pero la intriga aumentó con una nueva llamada a una persona distinta, pareciera que se tratara de una amiga suya. –Hola, ¿cómo estás? Soy yo. Te llamaba para contarte cómo me fue hoy. –comenzaba. Sí, por fin íbamos a saber. Sin mirarla estaba segura de que todos seguíamos su conversación. Ella prosiguió. –Sí, hoy nos enteramos… ¡es una nena! Estamos muy felices. –cesó la alerta, ya todos escuchamos lo que teníamos y queríamos escuchar: la noticia. –Sí, ya le conté a mis viejos. No pueden creerlo. Igual no pongas nada en ningún lado, no quiero que el resto se entere. Hay muchas personas envidiosas y tiran mucha mala onda. Prefiero que quede entre los más cercanos. –sentí a todo el colectivo hacer una mueca irónica. Pasamos a ser parte de esos privilegiados que sabían la fortuna de aquella muchacha. Deseé que entre los pasajeros no haya parejas buscando con fracaso ser padres en fin de que no se cumplan esos malos augurios. Y pareciera que al contrario de eso, había rostros llenos de felicidad con ganas de felicitar a aquella mujer. Pues nos alegramos junto con ella. Finalmente esta concluyó… -Más tarde hablamos, un beso enorme. A la parada siguiente tocó el timbre y bajó radiante. Con una pequeña panza queriendo asomarse. Con aquella nena en su vientre esperando salir. LARA COLONNA

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