martes, 1 de junio de 2010

Dícese de un lugar desordenado

Es un lindo y gran lío. Papeles por acá, papeles por allá. Pequeño, angosto, ancho, alargado, rectangular. Muchas y variadas formas, pero al fin y al cabo, pequeño. Estantes y más estantes, perfumes de su preferencia, maquillaje, colitas, clips para el pelo, y otras cosas más que no dan ganas de contar. Libros, muchos para los poco aficionados; pocos para los aficionados como ella. En inglés, en alemán, en español.

Un escritorio, la infaltable computadora con una impresora de los años 90, muy pasada de moda y ya sin rosca. Un pequeño ramo de flores, un regalito. Haciendo juego con la impresora, un armatoste por televisor. El televisor más grande que su sostén, una mesita con rueditas que debido a la alfombra es imposible arrastrar con facilidad. Debajo de ella, en una caja marrón se esconde el antiguo SEGA familiar. En realidad, robado a su hermano mayor.

Cajas también, muchas cajas. Transparentes, de cartón, de zapatos. Libros de texto, cuadernos, carpetas, hojas cuadriculadas, hojas rayadas. Lápices, lapiceras, marcadores, reglas, plasticolas. Un placard con espejos de puerta, perfecto para una mujer. Mejor no abrir las puertas y evitar su desorden.

Un corcho con fotos; marca registrada propia, y otro regalado por su mejor amiga. Un póster colgado en la pared de su cantante favorito, Ricardo Arjona. Una cama con una colcha que solía ser totalmente salmón, pero por su uso fue perdiendo su color. Un almohadón que para nada combina con la habitación, y robado del cuarto de su mamá. Un peluche gigante con forma de oso, también un “regalito”. Una pelota inflable gigante, ganada en algún juego de esos que hay que embocar pelotas, en el Parque de la Costa. Más peluches, casi todos regalados. Pero todos especiales.

Toda desprolija, exceptuando los días jueves que alguien se encarga de ordenarla y arreglarla; pero ya el viernes vuelve a ser un caos. Sin ganas de hacer la cama cada mañana, y sin ganas de ordenar la carpeta del colegio después de hacer una tarea; dejando su cuarto desordenado y sin cuidado.


Carolina Lesca

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