lunes, 14 de junio de 2010

La víbora y el cuervo


El Basilisco, criatura mitológica. Con un grosor de 2 metros y de 15 metros de largo. Unas escamas verdes como un pizarrón cuando anochece. Y unos cuernos pequeños en la cabeza, pero lo que más intimidan son sus dientes, cada uno con 15 centímetros de largo. Sin embargo su arma mortífera no es esa. Su mirada. Su mirada hosca y sus ojos penetrantes, sus ojos verdes que nunca deberías mirar. Esos ojos te podrían matar, sus ojos, esos ojos tan maravillosos son los ojos mas temidos en el mundo, ya que con solo mirar directamente a sus ojos mueres.

En la otra punta el Fénix, una criatura hermosa, digna de reyes, con un plumaje exquisito que varia del rojo al amarillo, pasando por todas las gamas de ambos colores. Un pico largo y un sinfín de poderes, algunos aun desconocidos. Sin embargo, el mejor arma del Fénix es su canto, letal para las personas con remordimientos o pensamientos malvados y maravillosa para la gente de bien, que se llena de coraje y valentía al escuchar su voz.

La serpiente se alzó, hasta tocar el techo del recinto. Sus afilados colmillos rasgaron la carne del ave, que sintió como su ala se desprendía de su cuerpo. El Fénix, se cayó al piso, al no poder volar y corrió entre las tuberías, desesperada por su vida. Logro encontrar un lugar donde el basilisco no lo pudiera alcanzar, y lloró, lloró del dolor y de la desesperación por encontrar un rival más fuerte que él. También lloró porque sabía que iba a morir. Veneno de Basilisco, te mata en tan solo segundos. Sin embargo, el dolor se iba, todo se aclaraba de hecho se sentia mejor, miró el lugar donde hasta hace momentos asomaban solo huesos y descubrió a su ala, la que siempre había tenido, o una nueva quizás, quién sabe. Criaturas maravillosas los Fénix, con tan solo una lágrima sobre una herida, podía erradicar todos los males y curar las heridas más severas.


Con energías renovadas, tomó vuelo para volver a atacar a su nuevo enemigo, la enorme víbora, quien apenas vio el reflejo de sus enormes alas color fuego se levantó y dando un salto admirable para tratarse de un Basilisco, pegó un mordisco a donde tan solo hace instantes había estado el Fénix. Aprovechando su error, el ave se lanzó en busca de los ojos del Basilisco, su punto débil. La serpiente aulló desesperada ya que el ave le arranco los ojos, montones de sangre formaban charcos en el suelo. Fue allí cuando se equivocó el Fénix, que se quedo suspendido en el aire sin conocer el gran olfato del Basilisco, quien atacó con sus últimas fuerzas al ave. Fue un mordisco limpio, y se comió entero al pájaro. y del pobre Fénix solo quedaron unas pocas plumas, que, al morir el ave, se convirtieron en cenizas.

Y así, sin rivales en el camino, la leyenda al fin podría concretarse.

Fernando Ibarra

1 comentario:

Lilith dijo...

geniaal! me gusta que toma pedazos de harry potter pero aun asi sigue siendo una historia original