Rodolfo, alto, de tez blanca, rubio y de pies chicos, se creía un axolote gobernando una pecera. Él, trabajaba en un acuario, pero el sueldo que obtenía por esa labor, no le alcanzaba para sustentar a su familia, que constaba de más de treinta personas. Pese que Rodolfo era muy, pero muy egoísta, tenía pena por su familia porque, muy en el fondo, quería a su esposa e hijos por quienes tenía que responder.
Tenía graves problemas psicológicos por el dinero que no alcanzaba. Se estaba volviendo loco, y sin duda, necesitaba ayuda. Necesitaba un psicólogo. Consiguió uno muy barato.
Al llegar al consultorio y contarle al doctor lo que sentía y pasaba por su mente, tras sentarse en el diván, encontró una respuesta inesperada, que sin duda marco su vida para siempre…El médico respondiendo cruel y fríamente, sin saberlo, dictó una sentencia para la vida de Rodolfo.
-“¿Tu vida? No sos más que formas moldeadas sobre el asco que te produce la conciencia de sentirte carne.
Saliendo del consultorio, estupefacto y sin poder decir nada, compró un arma con el poco dinero que llevaba en sus bolsillos, y sin dudar un solo momento, gatilló sobre su cabeza.
Todo terminó de manera trágica, pero al final, la solución trajo nuevos momentos felices.
Analia Humeniuk 4to 2da TT
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