lunes, 10 de noviembre de 2008

Instante

Me gustaba ese preciso instante, en donde mi cabeza se apoyaba en la almohada, y podía cerrar mis ojos sabiendo que ya todo estaba hecho, al menos hasta mañana. Me fascinaba mi propia expresión de satisfacción al volver a casa habiendo hecho eso que tanto deseaba. Mi cometido, mi objetivo, mi razón de lucha estaba completa y la sonrisa desbordaba incluso sin que me diera cuenta.
Era yo y mi mundo, giraba y giraba alrededor de él, como si no formara parte, era una espectadora y eso me encantaba. Todo era ajeno, manipulable, los errores eran de otros y los aciertos me los podía adueñar.
Ellos eran títeres de dedo, y yo elegía cuál era más adecuado para mi pulgar, esa tarde todos me parecían perfectos, mis manos desbordaban de trazos de tela. Quería todo, porque sentía que ese todo estaba a mi alcance.
Me gustaba pisar el suelo, y recordar una y otra vez el momento donde había estado flotando por encima de él, recreaba con exactitud la situación, detalles en demasía, inmensidad de adjetivos en cada frase. Y lo contaba, a todos mis allegados, porque ese era mi orgullo, porque esa era mi historia. Y caractericé, hasta que se me agotaron las palabras y repetí las mismas sin darme cuenta. Y ya no me alcanzó,ya los detalles se habían borrado con el tiempo, ya no recordaba las sensaciones exactas de ese momento.
Y me acosté pensando que esa noche, a diferencia de la anterior, iba a terminar el día sin haber hecho lo que alguna vez me hizo sentir completamente perfecta.
Lucía Hernández 4to 4ta TT

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