-No tonto, no comas con la mano, estamos en un restorán,
comportate.
-No te vengas a hacer la pipí cucú ahora, comé como cuando
estamos solos. Yo me enamoré de la chica que comía pollo con la mano, que ¿te
avergüenza que te vean todos los conchetos conmigo?
-No, no me avergüenza, pero por ética en un restorán fino se
come con cuchillo y tenedor.
-Claro ahora me vas a decir que si no tengo eso no puedo
comer en un restorán. Si seguís así vas a terminar como la vieja de allá, que
come las empanadas con cuchillo y tenedor.
-Pero la puta madre, ¿no podemos salir aunque sea una vez a
comer?
-Eh pará, Hakuna Matata, solo te pido que no seas una tibia,
¿a quién le estas mintiendo, a los conchetos o a mi?
-La puta que te pario, me cago en vos.
-Bien, ésa es la chica que conocí, vamos con las puteadas
argentinas.
-Chau, andá a cagar.
-(A sí mismo) Creo que me volví a enamorar.
Lautaro Andreani
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