lunes, 10 de junio de 2013

Autorretrato de Tomás



-Si, a veces Lisa era una gorda insufrible, pero ahora sé que eso no era escusa para romperle la geta- dijo uno estallando en llantos. Luego aplausos
-Buen trabajo Flavio, este es un ejemplo claro de cómo beneficiarse de su tiempo en estas sesiones, y sobrepasar ciertos obstáculos ¿Por qué no continuas vos Tomás?
-¡Puedo hablar yo!- interrumpió otra sentada con su pareja –porque tengo mucho que decir sobre los obstáculos con este hijo de puta.
-No tenemos obstáculos.
-Claramente si, y de los grandes.
-Bueno cálmense, le toca a Tomás- me miro esperanzado
-Gracias pero estoy bien
-Por favor, es tu tercera sesión acá, y todavía no dijiste nada- insistió
-Está bien- dije nervioso -soy un soñador- El cuarto se hundió en silencio.
-Vivo acá y allá, acá soy egocéntrico y cabrón, poco tolerante y envidioso, pero allá no necesito ser nada de esto. Acá soy alto y flaco, ojos azules, rubio, uñas largas y sucias, granos. Próximamente peludo abajo y pelado arriba por que con esto de la genética estoy cagado.
-Cierro mis ojos y sigo acá, cierro mi mente y estoy solo, cierro mi corazón, me despreocupo y viajo volando hacia allá. Donde soy inteligente y ambicioso, no envejezco y cambio de apariencia a mi gusto. Donde nuestro reflejo es impreciso, desenfocado y en confusión. Donde no todo es utópico porque los marcos se queman repentinamente y en el extremo del pincel de la ilusión espera la realidad su turno.
-Trabajo para conectar acá y allá, para que mí allá sea mí acá. Porque todos estos momentos simplemente podrían encontrar un lugar en mis sueños esta noche, pero sé que se irán cuando la luz de la mañana cante.

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