lunes, 10 de junio de 2013

Emely


La noche mostraba un cielo azul  despejado, la suave brisa movía los árboles y expandía levemente el aroma de las flores que se abrían  radiantes a la luz de la luna, el bosque estaba en silencio, pareciera que ni un  solo ser se hallase allí. Contemplando la nada, cansada de intentar, perdida  y angustiada, no decía ni una palabra. Pero estar allí la tranquilizaba, podía dejar de pensar por un rato. Tenía todo su pelo enredado bajo la hierba, su hermoso vestido rojo estirado como ella y sus ojos cerrados. Sentía un dolor fuerte en el pecho, como nunca antes, ningún órgano era, sino su propio sentimiento y ser que estaba roto y dolía.  ¿Qué hacer con esa angustia, con esa realidad imposible? Estaba creciendo, y poco a poco se empezaba a dar cuenta del mundo, del mundo de verdad, de las personas, de cómo funciona. Y se volvía una pesadilla. y hubiese llorado mil veces gritando que alguien por favor la despertase, pero era imposible, su realidad se había ido, esfumado de su vida, de sus manos tan rápido, que apenas podía haber pronunciado una palabra. Y otra realidad había nacido, un nuevo ahora, difícil de aceptar, que no terminaba de caer, y cada pedacito que caía, era agrio, tan agrio que era imposible de tragar, imposible de pensar. Y era demasiado, y poco a poco hacía que su ser se apagase, que se consumiese en si misma y por mucho que intentase seguir, nada respondía. Su cuerpo no respondía casi, y caía una y otra vez , y cada vez le resultaba más difícil levantarse. Y  esta vez, allí había quedado, en espera, en una espera interminable, donde jamás nada volvería con ella.                                                                                                   
Sentía como si en toda su vida hubiese estado dormida, pero a la vez se sentía engañada en sus propios ojos, pero era extraño, ya que nada se los había tapado y ahí era cuando se enojaba con si misma, y no entendía, no podía comprender el suceso, el propósito tan complicadamente doloroso que se hallaba allí, solo para ella. 
Quería dejar de pensar, quería que el viento se lo llevase todo, solo quedar ella y lo que más amaba y escapar de nuevo. Abrió los ojos y admiró la noche, miraba e intentaba tocar el cielo para que la luna la acune una última vez como a una niña, nadie comprende nada y ella llora sus lágrimas tristes mientras los árboles se lamentan a su vez , y las flores cubren su alma.
Rocío Gonzalez Batallanez

2 comentarios:

Unknown dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Unknown dijo...

Me encantó, honestamente, es hermoso y no solo me transmite un sentimiento sino muchos, pero para tratar de meterlos a todos en uno tengo que decir que desesperación es el que elijo. Es simple pero tiene esos detalles visuales que se entremezclan con los sentimientos de la chica que hacen a éste texto delicado. Refleja sentimientos dolorosos que quieren escapar y la esperanza es la única luz que alumbra a dichos sentimientos. (Mariana M. Hoc)