La luz del sol, en contraste con el azul del cielo, lo abrazaba y le hacía cosquillas. Su corazón palpitaba y sentía que iba a explotar. No podía contener su risa ni sus ganas de gritar. Sentía una música fuerte en su cabeza que llenaba su estómago de sensaciones inesperadas y eufóricas. Se dijo a sí mismo: -"Mientras todo esto exista, no hay razones para estar triste".
Paula Delgado
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