martes, 20 de abril de 2010

Concurso:"La noche de los lápices" 2009

Invierno. La gente está encerrada en sus casas viendo el
partido.
Silencio sepulcral. El día es frío, húmedo y gris. Las
calles están mojadas y embarradas. En el suelo hay una
bandera pisoteada.
Estoy sola y camino apurada, vuelvo a casa después del
trabajo.
La noche está por caer. Ya quiero estar en casa con mamá
y mi hermana, sentada en el sillón con una taza de té
caliente.
Clarita, mi hermana menor, es muy inteligente, aprendió
a leer antes de tiempo. Y mi mamá, es la mejor, siempre
me anima cuando estoy triste. Esta mañana me despidió
con un – Cuidate, nos vemos-.Tiene miedo, todos lo
tienen,pero nadie lo demuestra, siguen pretendiendo que
todo es normal. Hace unos días se llevaron a un compañero
de trabajo, nunca entendí el porque. Estuve tratando de
averiguarlo, de entender, pero todos me dicen lo mismo:

- Por algo será- o - ¿Qué te importa a vos, nena?
no te metas en esas cosas-. Siempre igual. No te metas
en esto, no te metas en aquello, no te quejés, no pienses,
no hables, no seas diferente, no discutas.
Ya casi llego, sólo unas cuadras más. De repente, eco de
botas a mis espaldas me paraliza. Un escalofrío recorre
mi columna. Quiero correr,pero no puedo tengo
miedo y mucho frío. Una voz de alto me hace girar,
son tres y vienen hacia mí.Uno me inmoviliza y los demás
me arrastran al falcon. Con un nudo en la garganta, trato
de explicar q no hice nada, que soy inocente. Pero no me
escuchan. El copiloto le da una orden al conductor, nos
detenemos y bajamos en un basural. Sigo intentandoexplicar
que sólo vuelvo del trabajo, pero no quieren entender.
El más corpulento, irritado, saca un arma y me apunta.
Parecen disfrutar de mi terror, se sienten poderosos y
se regocijan en ello. Me dispara en la pierna. Un grito
de dolor brota de mi garganta rasgando el silencio del
crepúsculo, pero nadie viene a ayudarme. Nadie. La
sangre se escurre, oscura entre la basura. El olor es
nauseabundo y el frío me cala los huesos, pero no hay
nadie para ayudarme. Me hace preguntas que no entiendo,
ni se responder y se irrita más. Los otros observan
como depredadores a su presa indefensa, con grotescas
sonrisas burlonas desfigurándoles el rostro. Nuevamente
gatilla el arma y dispara, esta vez a mi otra pierna.
Me siento mareada, estoy a punto de desvanecerme. Ya
quisiera desvanecerme, y salir de acá. Pero es imposible,
aunque me dejaran ir no podría ir muy lejos en el estado
en el que estoy.
Alzo la vista al cielo en busca de algo que me alivie,
que me diga que esto sólo es un mal sueño, pero sólo un
ave sobrevuela el firmamento plomizo.
– Cuidate, nos vemos- había dicho mamá, pero era mentira,
por que,en ese momento,un último balazo resuena en el
basural.Ya no duele nada. Ya no veo ni siento nada, sólo
frío.
Escucho sus risas, alejándose y después silencio.
Sólo silencio.

CAMILA DÍAZ

1 comentario:

Carolina dijo...

Muy lindo Cami, me encantó! No sé porque habrás dudado tanto de tu autorretrato, me gusta como te explayas cuando escribís!