martes, 18 de mayo de 2010

Autoretrato de María José Del Dago


María José habla demasiado en ocasiones, calla demasiado en otras. Prefiere gritar en silencio a sufrir en voz alta. Los chistes más simples la hacen reír; lo elaborado la agobia, aunque ella alardee de ser alguien complicado. Suele tener soluciones fáciles a problemas difíciles, pero resuelve difícilmente las nimiedades. Su orgullo le impide guiarse por el consejo de otros, sin embargo, goza de dar recomendaciones cuando cree que son correctas.

No le hace gala a la religiosidad de su nombre, siendo nieta de catequistas. Hija de militantes zurdos, trata de imitarlos lo mejor que puede.

Su mayor debilidad es la actividad física, a pesar de que baila muy bien. Disfruta escribiendo, y ama leer, preferentemente a la madrugada, momento en el que está más despierta y nadie la molesta. Se irrita muy fácilmente.

No es celosa, simplemente tiene un muy intenso sentido de la propiedad hacia sus cosas y seres queridos. Quiere mucho a sus allegados, aunque no siempre lo demuestre. Siempre quiere tener la razón, pero acepta cuando no la tiene. Considera que es mejor pensar antes de actuar, sin embargo no lo lleva a la práctica muy seguido.

Al igual que el resto de la humanidad, le teme a lo desconocido. Por otro lado, lo que ignora le provoca curiosidad. No se deja llevar por las modas, pero tampoco las evita.

Vive buscando el punto medio de la vida, lo que la llena de contradicciones y conflictos.

Ella es, en conclusión, una libriana no muy equilibrada.

1 comentario:

Saabri dijo...

Majo, amo como escribís.
no das muchos detalles (no es el caso de el autorretrato que necesitaba de ellos) y se entiende perfectamente todo.