miércoles, 29 de octubre de 2008

El fin de la magia

El año pasado me había regalado una bicicleta, con una cartita que decía: “Para Eugenia, de Papá Noel”. ¡Que alegría sentí aquel día! Hasta entonces suponía que tendría cubierto el resto de mis navidades con regalos GRANDES, ya que podía pedirle lo primero que imaginara.
El año pasado creía en la magia, en los renos, en el viejito de barba blanca y traje rojo…Ahora cambie de parecer. No es que me sienta triste porque ya no me van a regalar cosas sofisticadas o algo así, sino que me apena el haberme enterado de que esa persona a quien yo admiraba tanto, no existe. Nunca existió realmente.
Lo esperé muchas noches con inmensa felicidad, le escribí cartas (no muy largas como suelen ser), ciertas veces le tuve miedo, y otras, ni siquiera le prestaba atención cuando lo miraba.
Una tarde de Mayo, yo estaba sentada a la mesa del comedor junto a mi papá, que estaba leyendo el diario. Yo estaba tomando un vaso de leche, y de repente se me vino de la nada una idea un poco tonta a la cabeza, pero realmente me intrigaba mucho.
-¿Pá?- le dije. Ya sé que Papá Noel viene del polo norte, pero…¿cómo hace?
-No, Euge…-me contestó. La verdad es que…Papá Noel no existe, es como el ratón Pérez. ¿Entendés?
-¿No existe?-le pregunté bastante preocupada.
-No, no existe Euge (hablaba como si pensara que yo ya sabía que Papá Noel no existía).
-¿Y entonces quien me traía todos los regalos? y...¿como se enteraban mamá y vos de los regalos que yo quería que el me trajera, si yo nunca les mostré las cartas?
-¿Te acordás cuando íbamos al correo a dejar las cartas? Mamá simulaba que las dejaba guardadas en el buzón, pero en realidad se las quedaba ella. Después leía lo que habías pedido, y de todos los regalos que mencionabas, tratábamos de comprarte los que podíamos.
-Ah, bueno. Ahora vuelvo.
El momento en el que mi papá me dijo que Papá Noel no existía, no supe que decir o pensar. Al principio me quede muda, después me enoje, y salí corriendo al jardín de mi casa; Pero traté de no demostrarle mi tristeza.
A partir de ese momento, imaginé que la magia solo podría existir en los cuentos de hadas. Aunque, para ser sincera, hoy lo pensaría dos veces.

EUGENIA TORRE

1 comentario:

Pamela dijo...

Me re acuerdo de este texto, fue de principio de año casi, me gustó mucho.
Besoss